Finalmente, el presidente Mauricio Macri dio la cara por el escándalo suscitado alrededor del Correo Argentino. Su propuesta, volver a "foja cero" y abrir la negociación en el marco de una "audiencia pública", con intervención de la Auditoría General de la Nación, abre una caja de Pandora que compromete a su propio círculo real de poder y al discurso de la "pesada herencia".
"Alrededor del tema Correo se hablaron y se dijeron muchas cosas en estos días. Muchas que no son verdad, con mala intención. Pero bueno, estamos en un año electoral". Así justificó el presidente la agitación de los últimos días, suscitada por los sucesivos dictámenes de la fiscal Gabriela Boquín, quien desnudó cómo fue la negociación entre el Estado y el Grupo Macri para el pago de una deuda en el marco de la convocatoria de acreedores en la que está el Grupo. Sobre la actuación del responsable directo en la situación, el ministro de Comunicaciones Oscar Aguad, el presidente consideró que "actuó conforme a la ley. Creo que técnicamente lo ha hecho bien, pero no alcanzó porque no previmos un mecanismo de difusión de lo que estamos haciendo".
La discusión respecto de si la propuesta de acuerdo era perniciosa o no para el Estado quedó reducida a un problema de chicana política electoral y de comunicación institucional. El presidente consideró "técnicamente" correcto el acuerdo en el que se toma una deuda de 2001 a valor congelado y se le ofrece un plan de pago a 2033 en el que el 50% de la deuda se paga los últimos dos años, a una tasa tan baja que no encuentra igual en ninguna oferta financiera del mercado.
Ten cuidado de tus propios deseos
"Volvamos a la Cámara Comercial y digámosle que queremos una solución integral"; "Instruí a Aguad de que volvamos a foja cero"; "Le pedimos al Congreso de la Nación, a través de la Auditoría General de la Nación, que audite la propuesta"; "La pregunta que todos nos tenemos que hacer es por qué durante 14 años los que gobernaron no resolvieron este tema, perjudicándonos a todos"; "El Estado no cobró lo que tenía que cobrar". Los cinco enunciados resumen la propuesta oficial respecto de la cuestión, fuera de cómo se refrendó lo actuado por Aguad. Nada dijo el presidente respecto de los otros procesos judiciales que se han desencadenado una vez conocidos los hechos.
La propuesta es temeraria. La línea que defiende el gobierno se sustenta en estos puntos:
- El acuerdo se hizo conforme a la ley
- El problema fue que no se acordó antes y la deuda se licuó
- El debate al respecto será público y transparente
No hay nada más ilustrativo que el uso de las personas gramaticales en el discurso del presidente. Cuando habla sobre cómo capear los tarifazos, utiliza la segunda persona (así le observó a un grupo de trabajadores que andaban "en patas" en invierno). Cuando habla sobre cómo pasar las fiestas, también (el memorable "no se chupen"). Hace instantes, dijo "Yo vengo para trabajar por ustedes", "Me levanto pensando de qué manera los puedo ayudar", "A mí me ha dolido cada aumento que a vos te cuesta pagar". Otro elemento más: "Estamos acá porque los que hacían política nos llevaron adonde nos llevaron".
Fue estridente la mención del blanqueo de capitales durante la conferencia de prensa. Queriendo remarcar que ha vuelto la confianza, Macri refirió a otro de los escándalos de su gestión: un blanqueo en el que, por decreto, se autorizó a los familiares de funcionarios a declarar la plata negra en el exterior, cuando expresamente el Congreso había sancionado lo contrario.
El afuera discursivo de Macri –respecto de los ciudadanos, que somos personas por él patronalmente tuteladas; respecto de los "políticos", supuestos responsables de la situación– está cada vez más superpuesto a su primera persona real: el empresario que forma parte de un Grupo y, en sentido más extenso, de una casta, la del gran empresariado nacional.
"Mi padre es un capítulo aparte", dijo el presidente en uno de los momentos más tensos de la conferencia de prensa. Macri te está mirando, Mauricio, y los amigos de Macri también te están mirando. Apretado por una batahola de nivel internacional, el presidente escapó hacia adelante. Hay mucho más de desesperación que de sinceridad en su propuesta (si es por sinceridad, el acuerdo hubiera pasado de largo de no ser por la actuación de la fiscal).
Si la audiencia pública funciona de manera correcta, se revelarán –una vez más, hay que decirlo– la innumerable cantidad de desaguisados del Correo Argentino en manos del grupo empresario. Si no funciona de manera correcta, Macri quedará expuesto en su manipulación.
Una vez narrados los despidos del Correo, el modo en que no pagó lo que tenía que pagar, el vaciamiento y, luego, la retahíla de propuestas indecorosas en el marco del concurso de acreedores, hasta se puede llegar a la posibilidad de que el discurso de la "pesada herencia" reciba una herida de magnitud. Capaz que el kirchnerismo sí hizo bien en no acordar en estos años, capaz que hubiera sido malo hacerlo. Para el caso, se conocerán los detalles de las propuestas anteriores rechazadas y allí se verá, también, cómo Macri, Franco y Mauricio, querían aprovecharse del Estado.
Luego, resta la oferta de acuerdo. Misma situación respecto del funcionamiento de la audiencia pública. Horas y horas de prensa calculando porcentajes de interés, quitas, condonaciones. Si el resultado no es marcadamente en favor del Estado, se pierde ante la ciudadanía.
Pero si el acuerdo es en favor del Estado, Mauricio pierde ante Macri, que lo está mirando. Como sus amigos.
¿Qué estará pensando el gran empresariado nacional respecto del hijo de Franco, que está poniendo bajo el spot los secretos de las redes entre capital y Estado? ¿Cómo evaluarán el éxito de haber apoyado a uno de los propios para que mueva las palancas del Ejecutivo, ahora que tomó esta decisión? ¿Qué dirá el grupo de poder de apoyo real al presidente? ¿Con quién estuvo hablando realmente estos días en que desapareció del público?
¿Cuánto va a pagar ante los propios por este error suyo y esta obligada disparada adelante?