El tipo tiene el botón rojo a su disposición. Le corta la llamada telefónica a la autoridad australiana e insulta a diestra y siniestra. Promete cosas imposibles de cumplir y planea tomar medidas que dejarán a sus pobres votantes blancos peor de lo que están. Y además, es un deleite digital.
A través de su cuenta en la red del pajarillo azul –de prolífica, continua y desembozada actividad–, el presidente de Estados Unidos Donald Trump –¿con qué concepto podemos abarcar este disparate, esta realidad de horrorosa y psicotrópica fantasía?– se dedica, ya en funciones, a batir cualquiera.
Mientras nuestro increíble emperador del mundo se encuentra de viaje por Japón, tenemos este hallazgo de 2016: un breve video japonés sobre Donald Trump que logra ser estremecedor y adorable a la vez.