Todos los nacidos en 1909, 1921, 1933, 1945, 1957, 1969, 1981, 1993, 2005 y 2017 tendrán el privilegio de poder cumplir las metas que se formulen o al menos podrán pagar sus servicios sin resignar sus vacaciones.
Los cerdos tendrán algunos inconvenientes para poder explicar sus acciones, una vez realizadas solo lograrán cumplirlas, mediante el uso de la fuerza. Mauri no es gato, es un cerdo, un porco de tierra, por eso se lleva bien con la gente del campo, le gusta el timbreo y necesita conectarse con la Pachamama, viajar a Jujuy o tomarse vacaciones para conectar su ser offshore en línea astral.
Los Años de Gallo son una mezcla de moralidad, pedantería, eficiencia y logística aérea. Los empleos de la administración pública (sin monotributo) y privada, las carreras militares o en la policía son muy favorecidos. Por ejemplo, en estos días otorgarán a los militares un aumento salarial del 31%. Una muy pequeña diferencia en el aumento propuesto a los docentes de 12 puntos: número sagrado que sirve para medir los cuerpos celestes, presentes en el zodíaco en los meses del año. 12 era también el número de discípulos de Jesucristo, 12 los frutos del Espíritu Santo, 12 tribus habían en Israel y Jacob tenía 12 hijos. También apareció Jesús, 12 veces tras su muerte.
Las ratas están en su mejor año, respiran libremente, pagarán menos impuestos y lograran incluso adquirir nuevas Hilux. Lo importante es saber respirar, allí radica todo nuestro poder.
Los perros tendrán voz y voto, quizás como derecho de tercera generación y no sufrirán ningún tipo de violencia, al igual que los caballos. Los menores no tendrán la misma suerte.
La llegada del Gallo tenderá a producir melancolía, fruto de conflictos en el área económica. Verán en su círculo social cómo crece la falta de empleo. También tendrán la posibilidad de contraer matrimonio. Las relaciones se enfocarán en la posibilidad de influir en la justicia. La comunicación será la clave. Durante este año tu prioridad será sentirte amado y amar algo que no se mide en ningún índice.
Mientras practiquen tiro al pichón en un barro con los medios cada vez más siniestros, ¿Cómo no sentirse así? Necesitaremos más que suerte, buena suerte para inocular tanto odio.