Desde que el gobierno le clavó un impuestazo a los cigarrillos, el consumo no levanta. En febrero de 2017 se compraron 13,33% atados menos que en febrero de 2016 (17,48% menos que en febrero 2015). En una situación insólita, las dos grandes tabacaleras están en aprietos: una pidió procedimiento preventivo de crisis y la otra echa empleados.
En todo el mundo es un negocio redondo. En Argentina, desde Cambiemos, no. O, para el caso, estarán aprovechando la volada para achicar personal y precarizar lo que quede. Chi lo sá. Lo cierto es que el consumo de cigarrillos está en su piso histórico (nunca se fumó tan poco, desde que hay registro) y que las dos grandes productoras de puchos acusan recibo.
British American Tobacco (la ex Nobleza Piccardo) planea despidos y reducción de actividades, poniendo en riesgo la continuidad laboral de las 853 personas que trabajan en sus dependencias administrativas, industriales y de distribución en San Isidro, Pilar y otras localidades. Ya el año pasado, Massalin Particulares cerró un centro de acopio en Tucumán y despidió a 200 trabajadores en las plantas de Merlo, San Luis, y Goya, Corrientes. También, frenó la producción durante una semana de ambos establecimientos.
Es que la merma en el consumo de cigarrillos no se detiene, según los datos del Ministerio de Agroindustria.
El febrero que pasó fue el peor febrero desde que hay registro (2005). En el mismo sentido, los últimos 12 meses también fueron los peores 12 meses desde 2005 a la fecha (12,14% abajo de igual período anterior). Para peor: en un solo mes, de enero de 2017 a este febrero, la caída de ventas fue de 18,25%.
Si bien no hay modo de igualar la brutal ola de ansiedad de mayo de 2016, cuando se aplicó el impuestazo y el consumo cayó de un mes para el otro en un 44%, alcanzando su piso histórico, en los meses posteriores jamás se alcanzaron ventas siquiera próximas al promedio.