La justicia de California le puso un límite a Monsanto, que había frenado el etiquetado que el Estado quiere imponer sobre su letal producto estrella, el herbicida Roundup, compuesto en base a glifosato. En menos de un año deberá lucir la advertencia.
Se trata del corazón agrícola de Estados Unidos. Tiene más de 250 cultivos transgénicos distintos que son rociados con glifosato. No habrá prohibición para el uso del agroquímico, pero sí un pequeño detalle: deberá llevar una etiqueta que avise sobre su riesgo como cancerígeno.
En una decisión firme tomada el pasado 10 de marzo, la jueza Kristi Culver Kapetan encontró que Monsanto no tenía ninguna razón suficiente para sostener su demanda contra la Oficina de Evaluación de Riesgos Ambientales de la Salud de California, que en enero pasado dispuso la incorporación del glifosato en su lista pública de químicos cancerígenos. El Estado de California fundamentó su decisión en la categorización que hiciera la ONU en 2015 respecto de la niña mimada del paquete tecnológico transgénico.
"Una vez que un químico está incorporado en la lista, el fabricante tiene un año para etiquetar el producto como causante de cáncer", dijo el vocero de la Oficina, Sam Delson.
El abogado de la empresa argumentó que el etiquetado tendría inmediatas consecuencias financieras sobre la compañía, dado que los consumidores verían los avisos y dejarían de comprar el Roundup. "Sería usado de una forma que dañaría a Monsanto", lloriqueó. Los abogados del Estado de California argumentaron que los estándares de clasificación de la ONU son los más elevados, y que tienen además el apoyo de estudios de varios estados más, del propio gobierno y de las investigaciones de otros países.
Para acceder a la decisión final de la jueza, aquí.
Sobra este año, ya que desde hoy, lunes, 20 de marzo de 2017 y hasta el lunes, 20 marzo de 2018, cuando será obligatorio poner la etiqueta obligatoria de "cancerígeno" para el Roundup en California, muchas personas correrán el riesgo de tener cáncer.