“Ahora me permito entregarme enteramente a mis ideas, incluyendo las ganas de que acá también tengamos los mejores conciertos”, dice el guitarrista ex Mo Blues, lanzado como solista y dispuesto a enriquecer su propuesta con shows internacionales. Este jueves toca en el CCP Paco Urondo junto a Elnora Spencer, la embajadora de la música de Alabama.
Hace ya tres años que Fede vive junto con sus hijas y su pareja en Colastiné, al final de un túnel de sauces y alisos y laureles, donde también habita su estudio de grabación: “acá tengo mi base de operaciones, ya sean alumnos, bandas que produzco o amigos, les gusta venir hasta acá”. El roce de la brisa contra el césped, el eco de ladridos esporádicos, los hielos chocando adentro del jarro de aluminio lleno de agua son algunas de las cosas que pasan en sus mañanas: “por como son los días acá en la costa dan ganas de hacer más cosas”.
La tranquilidad de la zona maravilla, es una constante que dibuja un buen ánimo general que va en contramano de la lógica de “escaparse” de la rutina. En los barrios de la costa la rutina tiene rico gusto: “sentarse a tomar mate, manejar los horarios, los pequeños placeres cotidianos son algo que busco asegurar para mi familia y para mí, yo ahora estoy más relajado y a la vez siento que trabajo mejor. Ya no estoy para irme a Estados Unidos un mes como cuando tenía 25 años”.
Después de 16 años siendo la guitarra de Mo Blues, sintió la necesidad de salir de su zona de confort y amalgamar su vida artística con la familiar, “la edad va haciendo en uno una reorganización de las prioridades”. No obstante, al desandar su vínculo con la música, el factor familia siempre tuvo un lugar trascendental: “para mí la música es un sueño, siempre lo fue, desde que escuchaba en lo de mi abuela los discos de acetato de Chopin, ya soñaba con ser músico”.
Como el almacén de varitas Ollivander para Harry Potter, la histórica casa de música Grassi y Giménez significó para Fede una fuente de consulta a través de dos vendedoras que trabajaban ahí a principio de los ‘80: “primero fue Elvis, me cansé de escuchar los dos o tres discos suyos que había en stock –para conseguir más que eso ya implicaba ir a Buenos Aires– y ahí les preguntaba a estas chicas con qué seguir, y siguieron los Beatles, Creedence, Hendrix… yo recién hace semanas vi por primera vez a Hendrix quemando la guitarra en YouTube, pero de escucharlo tantas veces hasta los acoples me acuerdo de memoria”.
Casa Verdi fue otro lugar importante: “yo tenía once años y junté la plata para comprarme… ¡una batería! Menos mal que me dijeron que ya la habían vendido, porque ahí fue cuando me di vuelta y dije ‘me llevo esa guitarra eléctrica’, me fui a mi casa y, autodidacta nomás, empecé a tocar las tres primeras cuerdas a buscar los sonidos”.
Haber estado al frente del escenario con una big band (Bandálica 2015), el estudio de ensayo y grabación propio, las invitaciones permanentes a tocar desde Rosario hasta México, significan para Fede la concreción de deseos que siempre abrazó: “creo que lo que posibilita todo es que no encajo en ningún molde, como casi todos los músicos, que no somos autómatas y no somos de los que se levantan todos los días a la misma hora para ir a hacer algo que no tenemos ganas. Deberíamos ser más los inadaptados, así sí habría más alegría”.
Parte de esa alegría descansa en la confianza en las personas, en la palabra, en el aprendizaje a partir del tiempo compartido: “siempre me di cuenta de la suerte que tuve, desde mi entorno afectivo que me ayudaron a poder realizarme como músico, en otra situación económica, la mayoría de los pibes jóvenes no tienen la oportunidad de elegir. A los 17 yo tocaba con la gente que admiraba, como el Negro Segades de Vitral o un newyorkino grossísimo que se llama Taj Mahal, que tocó con los Stones, Muddy Waters, ¡Clapton! Viéndolo tocar al lado mío aprendí cosas que hacen a cómo toco hoy. Uno no puede ser músico y no ir a ver a otros, desconocerlos… yo como primer objetivo en la vida me propongo brindarle algo positivo al que esté conmigo, quien sea”.
Solamente confiando en esa manea de desarrollar las relaciones, las oportunidades se le siguen presentando: “gracias a los contactos hechos en estos 25 años que llevo dedicándome a la música todavía puedo hacer conciertos en otros países y también traer esos números acá a Santa Fe, a eso convocamos a Elnora Spencer, si no traemos buenos espectáculos, no podemos contagiar a la gente con el blues, a que lo escuchen, a que lo quieran tocar. Esa es nuestra motivación y lo estamos haciendo totalmente a pulmón con mi hermano Alejandro”.
Lejos de las planificaciones, Fede se ocupa permanentemente de estar bien predispuesto para hacer lo que surja. Por lo pronto, un disco nuevo grabado con Deacon Jones, recitales internacionales y domésticos, pavas de mate y juegos con sus nenas no van a faltar de seguro en el 2017 de un hombre que, en la suya, alcanzó la plenitud.
• Fede Teiler toca este jueves 9/3 en el CCP Paco Urondo. Info del show