“Lo que pasó la primera semana de marzo a la gente la motiva para estar en la calle. Muchos han hecho el click y ahora quieren salir, no quedarse en casa ni seguir trabajando como si nada pasara”, afirma Patricia Mounier, en referencia a las movilizaciones del 6, 7 y 8 de marzo.
El verano de 2017 fue catastrófico para el mensaje de fe, esperanza y alegría del gobierno. El beligerante discurso presidencial a la Asamblea Legislativa fue un síntoma del declive de la onda zen. Quizá haya sido que no alcanzó para vacacionar, quizá se haya visto que el segundo semestre no va a llegar, quizá cada vez más familias vean cómo los despidos se acercan cada vez más a su círculo. José Testoni lo dice con cierta gracia: “Esta propuesta de ajuste en los salarios… Hay que ser muy macrista, muy, muy, muy macrista para decir que está bien. Ningún docente, aun habiendo votado a Cambiemos, puede decir que acepta que le rebajen el salario de esta manera”. Y evalúa “Yo supongo que muchos docentes han votado a los gobiernos del PRO y están rechazando esta propuesta salarial. Cientos de miles deben ser. Obviamente, esto le está haciendo perder expectativas y esperanzas en este modelo”. “Hay un descrédito. El gobierno ha ido a jugar muy fuerte y muy mal, con muy malas armas, contra los docentes. Hubo ataque personales, hubo amenazas no investigadas. Macri es responsable de no investigar, de no ponerse al lado de Roberto Baradel, en lugar de hacer declaraciones mafiosas en la Asamblea Legislativa”.