Tiene 11 años y un deseo: fichar en el Club Mercedes. Pero en la Liga no permiten los equipos mixtos.
La noticia surgió de la ciudad de Mercedes, provincia de Buenos Aires. En la tierra de los buenos salamines –esos que tanta fama le hace Hernán Casciari– y de la pulpería donde se grabó Don Segundo Sombra, todavía hay mucho campo para jugar. Y jugar al fútbol es lo que hace a diario Juana, una nena de 11 años que integra un equipo de varones, pero que no puede representar en los partidos oficiales al Club Mercedes por el simple hecho de ser mujer.
La Liga Mercedina de Fútbol objetó su fichaje “porque el Consejo Federal de la AFA les dijo que el reglamento no permite un equipo mixto”. Esta decisión originó el reclamo de la familia de la niña y el inicio de la campaña #DejenJugarAJuana. En un acto solidario, Juan Ignacio Ustarroz, intendente de Mercedes, firmó un decreto que declara “de Interés Municipal la participación de la niña Juana C. en los torneos oficiales de la Liga Mercedina de Fútbol” y solicitó a las autoridades correspondientes que intervengan para que la niña pueda participar en los torneos oficiales de dicha liga.
Derecho a jugar
En diálogo con Pausa, Mercedes Rothermel –mamá de Juana– dijo que “por ahora no evalúan ir a la Justicia, desde Deporte y Gobierno de la Municipalidad elevaron un pedido de reunión al Consejo Federal, aparte del decreto que presentó el intendente declarando de interés municipal que juegue Juana”.
El decreto al que hace referencia señala antecedentes y fundamenta a través de la Convención Internacional de los Derechos del Niño. El escrito recuerda otros casos similares, como el de “Camila Gómez Ares (7 años), que comenzó a jugar el campeonato de fútbol infantil del Partido de Vicente López en el club Villa Pearson. La presencia de una niña en un torneo de varones despertó entonces debates, conflictos, polémicas, discusiones. Pero se impuso el sentido común, Camila pudo jugar y dio el primer paso de su sueño: pasó por River Plate y Boca Juniors y llegó a la Selección Argentina de fútbol femenino”. Además, el decreto destaca: “Lo mismo ocurrió el año pasado en Córdoba. Luciana Araya, de 8 años, no solo integra un equipo de fútbol infantil de varones de EFUL (Escuela de Fútbol Lugones): es nada menos que la capitana. Su sueño, como el de Camila, es llegar a la Selección de fútbol femenino”.
El texto es contundente en sus argumentaciones: “Estamos convencidos de que no hay motivos para impedir la participación de Juanita en el torneo de varones. Por un argumento sencillo, el mismo de Camila y de Luciana: priorizar el aspecto lúdico y social del deporte a una edad en la que de ningún modo debe primar el aspecto competitivo; y en una disciplina en la que, por si faltaran argumentos, ni siquiera está desarrollada la especialidad femenina en su etapa formativa”.
Siguiendo con este aspecto del tema, Rothermel le contó a Pausa que “en la Liga de Mercedes se están apurando a formar la Liga Femenina, y una vez que esté constituida ya no podríamos pedir que Juana juegue con varones, a no ser que el Consejo Federal de AFA conteste antes que la liga femenina esté formada”.
Firmas por Juana
La movida por Juana también contó con un encuentro de fútbol mixto que se realizó en una cancha de Mercedes. La nena jugó con chicas y chicos de su edad y muchos más grandes que ella. El objetivo de la actividad el último fin de semana de marzo fue para juntar firmas, con la intención de solicitar a las autoridades de los clubes de Mercedes, y a la asociación que los nuclea que “mientras no haya una liga femenina de fútbol” le permitan a Juana jugar en los equipos de varones existentes. Mercedes, la mamá, durante esa tarde de mates, fútbol y firmas dejaba en claro una idea: “No sé si Juana va a jugar, pero que esto va a servir para modificar, crear, o empezar a pensar distinto, seguro que sí”. Todo terminó con el envío de una copia al presidente del Consejo Federal de la AFA.
—Ante todo lo que sucede, ¿cuál es la sensación que prima en Juana?
—Ella la tiene muy clara. La habíamos preparado durante el verano, le anticipamos que quizás no iba a poder jugar. Sigue yendo a los entrenamientos que son dos veces por semana, y el día que hay partido le pide a su profe y compañeros si ella puede ir igual a acompañarlos. Va y entra a la cancha con su equipo, pero no juega.
Vale mencionar que Juana también entrena en el futsal femenino de River Plate. “Practica cuatro veces a la semana, dos acá (Mercedes) con los varones y dos en Capital Federal”, destaca la mamá.
—¿Y cómo vive Juana toda esta movida?
—Bien, ella está bastante ocupada, sólo se enoja un poco el sábado, cuando es el día del partido. Pero tratamos que escuche lo menos posible, no hablamos mucho cuando está ella y tampoco le contamos todo.
Mercedes dice que la familia “está tranquila, pero a mí me da bronca que sean tan machistas y que no puedan pensar que son chicos y chicas jugando, haciendo un deporte. Sólo pedimos el derecho que ella tiene de poder jugar”.
Infancias libres
El trabajo de hormiga de la familia comenzó a tener otro tamaño (más grande) a partir de las redes sociales, y el reclamo también llegó desde la editorial Chirimbote, con la publicación de Antiprincesas. Con una ilustración acorde al reclamo y el siguiente texto que lo puede leer en el muro de su Facebook: “Nos adherimos, con nuestra Antiprincesa Juana, y aprovechamos para pensar el hermoso deporte que es el fútbol como un lugar donde jueguen todas, todos”.
Mientras los justos reclamos de género y derechos por nuestros niños y niñas se multiplican en nuestras pampas, en España, el club AEM Lleida, un equipo íntegramente de mujeres, se alzó con el título de la Liga catalana de Segunda infantil masculina tras derrotar 1-2 al Pardinyes B y conquistar el campeonato a cuatro jornadas del final del mismo con 16 puntos de ventaja sobre el segundo clasificado (todos varones).