Vuelan las exportaciones de cereales transgénicos en un país con más pobreza, menos trabajo y recesión.
El desempleo bajó en diciembre de 2016. Bajó del 8,5% de septiembre al 7,6%. ¿Buena noticia? Es muy mala noticia, y no estamos locos, porque el empleo bajó de 42,1% a 41,9% y la actividad (personas que trabajan o buscan trabajo) bajó de 46% a 45,3%.
Desempleado se llama a la persona que no tiene trabajo, pero lo busca. Cuando se está desempleado pero no se busca trabajo, se está inactivo. Los desempleados están pasando directamente a la inactividad. Al bajón dentro del propio hogar.
Lo dice con todas sus letras el Indec: “Disminuye la actividad y la desocupación por refugio en la inactividad”. Lo dice de otro modo el Ministerio de Trabajo. Entre diciembre de 2015 y diciembre de 2016 se crearon 80.929 puestos de trabajo registrado. ¿Buena noticia? Neh. Los puestos de trabajo de los asalariados privados (el “empleo genuino y de calidad”) tuvieron 43.609 bajas. ¿Qué pasó? Fuera del nuevo trabajo público y profesional, se crearon 15.354 puestos como asalariados en casas particulares, 40.076 como monotributistas y 27.666 monotributistas sociales. Son cifras absolutamente excepcionales en los cuatro casos. Es pasar de manejar un torno industrial a facturar como fletero. Menos ingresos, más precarización.
En 2016 el producto bruto interno –todo lo que producimos en el año– se contrajo un 2,3% respecto de 2015, pero las importaciones subieron un 5,4%. Eso no pasa nunca, excepto que el funcionamiento de la economía –es decir: el resultado de las decisiones políticas– produzcan casos como el de Mefro Wheels: en lugar de fabricarse las llantas en Santa Fe, se importan de Alemania.
Para un inversor la plata en el circuito financiero rinde con tasas más interesantes que el riesgo de producir en un mercado deprimido. La inversión cayó un 5,5% en 2016: por partes, la construcción en todo concepto cayó 13%, y la compra de maquinaria un 1,1%. Sólo creció en el rubro menor peso en el total: un un 32% en la compra de transporte de gran escala, que es importado. Traducción: los dos sectores privados que más trabajo registrado perdieron de diciembre de 2015 a diciembre de 2016 fueron la industria (47.823 puestos) y la construcción (15.603 puestos). Ahora hacen su camino de realización en el sendero monotributistas emprendedor.
Lógicamente, el consumo cayó. Ahora, que hay que confiar en el Indec, decimos: apenas el 1,4%. Para la oficialista Confederación Argentina de la Mediana Empresa, las ventas en los comercios minoristas (donde comprás las batatas, los aritos y el split) cayeron 7% en todo 2016. De hecho, cayeron todos los meses y continuaron cayendo en enero y febrero de 2017, ya en comparación con 2016.
Las exportaciones subieron 3,7%. Por los costos actuales, las manufacturas no salen porque están excesivamente caras. Ganó el campo. Eso que llaman las “economías regionales”, no. Los productores de fruta, vino, leche, yerba, horticultores están más al cuello que nunca. No, el campo es el campo de 2008. Monsanto y la Sociedad Rural, fumigaron de dólares el país y por eso la caída del PBI no fue mayor. En parte, esto se debió a que en noviembre de 2015 no vendieron un solo grano esperando la devaluación y la quita de retenciones. Las ventas de cereales al exterior rindieron sus deliciosos dólares en el último trimestre de 2015 un 47% menos que en 2014 y un 27% menos que en 2016. Fue una apretada fenomenal al gobierno anterior (y también al entrante) que terminó distorsionando el resultado final del PBI tanto de 2015 como de 2016. Se guardaron todo en el silobolsa a final de 2015 y lo vendieron todo después.
Las robustas reservas del Banco Central y el apriete de las cerealeras
En definitiva, según el Centro de Exportadores de Cereales, en 2016 se liquidaron 20% más dólares por exportaciones de cereales que en 2015. Sin rodeos: el Indec informa que en 2016 las exportaciones de productos primarios subieron 17,7% (eso es un grano pelado o el barro precioso que extrae la minera... ¡que tampoco aporta retenciones!), las de manufacturas de origen agropecuario (un postrecito Sancor) apenas el 0,2%, pero las origen industrial (un auto de General Motors) cayeron 6,6%.
Ahora se ve qué sucede cuando el campo es el que realmente mueve la economía del país. ¿Se siente bien en las comunidades rurales? Maravilloso, excepto si se formaron en torno a una gran planta fabril. Cambiemos tiene todo para repetir la intensa mancha amarilla de votos que se superpone con las tierras de la soja.
Los perdedores son los que cayeron en la pobreza. La caída del salario real y los despidos devinieron en un aumento de la cantidad de pobres. El presidente Mauricio Macri estableció en marzo de 2016 que había heredado un 29% de pobreza (dato de la Universidad Católica Argentina). En junio, el porcentaje se elevó al 32,2%, en diciembre llegó al 30,3%, según el Indec. Para la UCA, la pobreza aumentó hasta el 32,9% en septiembre. No es necesario discutir sobre metodologías: la malaria del verano hace presagiar que el verde sólo se seguirá viendo en el campo y en los dólares financieros.