Marilina Bertoldi y su Sexo con modelos, en un tremendo show.
Marilina Bertoldi, una de las artistas argentinas con mayor proyección del último tiempo, presentó, finalmente, su último disco (Sexo con modelos) el viernes 7 en Tribus Bar&Arte. Con un show breve pero contundente, la sunchalense mostró credenciales y dejó a su público arriba y con ganas de más.
Una frecuencia ruidosa empezó a sonar en Tribus a unos 16 minutos de la medianoche. Se levanta un griterío cuando sube la cantante, delgada, pelo batido por el andar mismo, los brazos agarrados a su guitarra nacional marca JEG. Recién unos minutos después la banda explotó el primer tema: “Sexo con modelos”, se llama, y si es verdad que lo nuevo de Marilina Bertoldi es provocar, pues parece que va en serio. Esta canción se llama igual que el disco completo y dice más por lo que viene por detrás de lo que se lee en tapa, porque se propone ir al frente, hacer entender que no importa si cae bien o cae mal, que la iniciativa la tienen desde el escenario.
Ese rumor que levantó ese ruido del principio no se apagó hasta mucho después de que el show había terminado, entre tema y tema algún ruido seguía durando, permanentemente algo en el ambiente daba el recordatorio de que se estaba en medio de algo. La banda se acopla a un juego de distorsiones, golpes y samplers que en suma cumplen uno de los objetivos declarados de la solista a cargo: generar un clima a través de experimentos musicales. La voz se parece mucho en color a la de su hermana Lula (de Eruca Sativa) pero es más armoniosa, el background estridente nunca llegó a opacarla, aunque todas las vocales fueron cantadas a coro junto con el público. No sería justo dejarlo pasar: la noche arrancó con Pacho y Los Limones, un conjunto de músicos que hacen canciones brillosas y de las que es imposible salir con mala onda.
El número central de la noche se concentró en su último disco, ya que hasta el momento es el que mejor forma tiene en su búsqueda, mucho riff y mucha frase picante onda “tratando de hacerlo/con vos o sin vos”, aunque eso no determina ni describe acabadamente lo que Sexo con modelos propone. Ahora, si hablamos de tono en el que suena: el susurro, la respiración, los dedos moviéndose por el instrumento se escuchan entre líneas y ejemplifican muy bien la consigna de “se mira y no se toca”. Roles en cambio constante, negociación y demás actitudes encubiertas llenan de sutilezas la escucha y/o vivencia de un show de la mujer que pisó la alfombra roja de los Grammy con los mismos zapatos con los que tocó en el bar de calle Pedro Vittori.
Si bien las letras no son las que mayor peso ejercen sobre la dirección de las canciones, hay patrones que adelantan que lo mejor que puede pasar es no estancarse –aunque “dejar atrás no es olvidar”–, no limitarse a posibilidades preestablecidas, dejarse llevar por la salida más seductora. A sumar a todo esto vinieron otras canciones que tocaron como por ejemplo “Malabares”, que es de un disco anterior pero que de alguna manera ya prologaba a lo que se hizo después.
Pocas palabras y varias canciones después, Marilina no tuvo que hacer más que música para satisfacerse y satisfacer al público, “el juego es el que propongo yo”, aclaró en camarines unas horas antes de tocar. Desde el primer show que dio en Santa Fe en 2011 hasta el último, esta mujer quemó las etapas necesarias como para justificar hoy su talla internacional, la animosidad de la gente que la va a ver y a gritarle presuntos halagos o pedidos de bises. Cualquiera sea el caso, se hará lo que ella quiera, o no se hará.