Después de cinco años de abandono, el paraje norteño está recuperando su institución social y deportiva. Todos los niños menores de nueve años serán socios de forma gratuita.
La avenida General Paz es una de las arterias comerciales y de transporte más importante de la ciudad, que une los barrios del noreste con Bulevar Galvez. Llegando al extremo norte de la avenida, al 8400, el ruido del tránsito y el bullicio de las personas que la transitan se pierde en la calle, que aquí es de tierra, y en los cultivos de las quintas, a un costado, y al otro por la laguna Setúbal. También el paisaje se transforma, de un golpe abrupto, en rural, verde y tranquilo.
A casi cuatro kilómetros del último tramo asfaltado de la General Paz, un cartel avisa que termina la ciudad y se encuentra el Paraje el Chaquito, localidad perteneciente a la jurisdicción de Monte Vera. Por el Bulevar Los Inmigrantes, también de tierra, está emplazado el mítico Almacén Verona, que abrió sus puertas en 1938, y a 100 metros, en la cuadra de enfrente, una construcción de antaño tiene un cartel viejo que anuncia: Club Social y Deportivo El Chaquito. Esta entidad, que se emplaza en el edificio viejo de la Escuela Leandro Alem, fue fundada el 5 de octubre de 1960 por vecinos del Chaquito, con el objetivo de reunir a los habitantes del paraje, encontrarlos y fortalecer los lazos vecinales, a través de uno de los deportes más populares de la época: las bochas.
Hace cinco años, la comisión directiva se disolvió, la institución cerró sus puertas, fue abandonada y perdió la personería jurídica. Federico Miranda, un vecino que encabeza la reapertura del club, le aseguró a Pausa: “El tema de la personería fue la primer traba que encontramos. En diciembre, que fue la primera vez que nos reunimos, empezamos un proceso de ver si había papeles, buscar el contrato original de la compra del terreno y otras cuestiones relacionadas, para no tener inconvenientes”.
Desde diciembre de 2016 a hoy, los vecinos se han organizado para, poco a poco, recuperar y reabrir esta institución. “El club estuvo cinco años abandonado. Hay que volver a poner cañerías, pintar paredes, recuperar estructuras dañadas”, sostuvo con decisión Federico Miranda. En este proceso de reapertura, Miranda repitió varias veces que fue clave la participación de Carlos Iparraguirre, subsecretario provincial de Deporte y Fortalecimiento Institucional, para la intervención del club. Después de concretadas las medidas legales necesarias, los vecinos comenzaron a trabajar para recuperar la institución.
Así, el domingo 11 se realizó el segundo asado con cuero a beneficio del club. La comida contó con la presencia de por lo menos 420 personas y hubo show de música en vivo. El club pretende con esta forma de autofinanciamiento, poder garantizar la reapertura y su mantenimiento en el tiempo. Además están haciendo los trámites correspondientes para conseguir subsidios provinciales para clubes barriales.
“Una de nuestras ideas principales es que los más chiquitos del barrio puedan gozar de un espacio alternativo a la calle, haciendo deporte o alguna actividad cultural, como el ciclo de cine que tenemos previsto. Para esto, dispusimos de una cláusula en el estatuto del club, que es un mensaje para las futuras generaciones, que dice que todos los niños menores de nueve años de El Chaquito son socios sin tener que abonar ninguna cuota. Como en el viejo club, lo deportivo y lo social irá de la mano”, explicó Federico Miranda.
Los objetivos de la institución son los mismos que el del viejo Chaquito de la década del 60: reunir a los vecinos, fortalecer los lazos y la identidad propia del paraje y afrontar las dificultades que atraviesa el “pueblito”, como lo denominan sus habitantes. En este sentido, como muchas de las localidades costeras de nuestra región, El Chaquito está bajo la sombra del fantasma de la inundación: una problemática que reflota cada principio de año cuando llega la época de lluvias y que se perpetúa gobierno tras gobierno, con las escasas políticas de prevención. Sobre esto, Miranda reflexionó: “Así como el pueblo está muy lindo, la amenaza climática siempre late sobre los que vivimos en el paraje. Cuando el agua ingresa por la Setúbal, como en el 2015, muchas casas quedan bajo agua y quedan los caminos anegados. Entonces tener un lugar donde reunirnos y pensar estas cuestiones es uno de los grandes logros que tendrá el club. Será preponderante a la hora de realizar reuniones de trabajo para pensar en, por ejemplo, crear un comité de crisis”.
Para el pueblito, volver a contar con el club significará muchas ventajas desde lo social. Marta, una vecina que vivió toda su vida allí, recordó que cuando cumplió 15 años, festejó en el salón del club. La reapertura permitirá a los vecinos volver a contar con una posibilidad real de encuentro y de festejos, además del fomento de actividades deportivas. En este sentido, la experiencia de contar con un lugar físico para reunir a las personas, donde es posible poder pensarse como comunidad, tanto en temáticas de festividad como en problemáticas cotidianas, han demostrado en distintos barrios de nuestra ciudad que sus habitantes pueden satisfacer derechos básicos, como acceder a actividades deportivas, culturales y sociales. También, fortalecer una identidad propia, necesaria para plantarse ante cualquier adversidad, desde el plano político, como el humano; esta es una característica que tendrá el Club Social y Deportivo El Chaquito, con su reciente reapertura.