El barrio salió a defender al profe

Reclamos en San Lorenzo porque quieren dar de baja un proyecto educativo y a su director.

En la esquina de Entre Ríos y Dr. Zavalla pasan autos, motos, bicicletas, carros y tránsito de todo tipo. Las distintas policías también. En ese cruce de calles está la escuela secundaria Juana Azurduy, que comparte espacio con la única primaria de barrio San Lorenzo, que el miércoles 5 volvió a ser abrazada por la gente que compone la asamblea defensora de su Proyecto de Avance Continuo: “esos pibes que expulsan de cualquier otro establecimiento, acá se los incorpora y se los acompaña para que se reciban”, cuentan.

Desde hace 20 años la institución aplica, a fuerza de prueba y error, formas de enseñar y de aprender que van al margen de las normas de la educación formal. Justamente, porque esa manera de educar no funciona ni se articula con la realidad de los estudiantes. Claro, si el ritmo de vida de los chicos que concurren a la primaria Pascual Echagüe también es marginal y cuando cuestiones de distinta naturaleza intentan unirse a la fuerza, lo más probable es el fracaso. Y si hablamos de fracaso en un ámbito escolar, hablamos de repitencia y deserción. Y al fracasar en la única escuela de la que dispone un barrio postergado, como lo es San Lorenzo, cosas todavía más graves pueden pasarles a esos chicos que dejan de estudiar.

El avance continuo

Para reparar esas cuestiones se empezó a desarrollar el Proyecto de Avance Continuo: “La tarea del proyecto es formar, educar y contener garantizando trayectorias continuas y completas de alumnas y alumnos. Ha cumplido una función social insustituible garantizando la equidad educativa mediante el respeto particularísimo de los procesos de enseñanza-aprendizaje de los tiempos y las características personales de las y los estudiantes que a ella asisten. Esto implica por un lado un amplio y profundo conocimiento del medio social del cual proceden, situaciones sociales, culturales, familiares, afectivas, económicas pero además una concepción de los sujetos como ciudadanos de derechos, como portadores de saberes y como artífices protagonistas de los procesos que en la escuela tienen lugar. Surgió como una alternativa frente a la norma graduada con el claro objetivo de evitar la repitencia el abandono de la escuela y mejorar la calidad de los aprendizajes mediante prácticas concretas, agrupamientos flexibles, talleres individualizados, sistema institucional de evaluación y autoevaluación, consejo institucional de convivencia, asambleas de aula para la resolución de conflictos y abordaje de emergentes grupales y sociales. Todo ellos con el propósito prioritario de generar alternativas pedagógicas tendientes a intensificar las estrategias que favorezcan la alfabetización inicial y avanzada en todos los ciclos”, explican desde la Red Nueva Vida, la red de instituciones de barrio San Lorenzo fundada por el mismo hombre que fue director de la escuela durante dos décadas y que también fue el que hizo la punta con la modalidad de avance continuo: José Luis Troncoso González, a quien se le abrió un sumario en marzo, “porque el titular de la Región IV del Ministerio de Educación, Juan Cruz Giménez, dijo que lo vinieron a buscar tres veces y no estaba. Y claro, podrían haber venido 30 veces más a buscarlo que Pepe no iba a estar en la oficina, porque es de los tipos que sale a buscar a los chicos que no quieren venir a la escuela”, cuenta Lalo, integrante de la Red a través de El Birri. Mientras charlaba con Pausa, los mismos chicos pasaban y preguntaban y pedían porque vuelva Pepe.

Así y todo, lo que se pretende con estos abrazos simbólicos no es sólo la defensa del docente sumariado, sino la protección del proyecto que ayuda a que pibes desfavorecidos socialmente permanezcan y completen sus cursos en una escuela: “una de las primeras acusaciones consistió en la irregularidad de la carga de las matrículas de la escuela, tarea que era de una secretaria estrechamente vinculada a la Regional IV y que no hizo su trabajo como correspondía”. Esa anomalía burocrática tiene una consecuencia que impacta en la aplicación del Proyecto, ya que un lugar en el que se presta una atención minuciosa a las dificultades de cada alumno precisa una nómina de docentes más nutrida. Pero al aplicar políticas a partir de números y no a partir de personas, lo que pasó fue que en vez de sumarle cuerpo docente al establecimiento, se lo disminuyeron: “y cuando empezó a pasar eso, todavía más pibes dejaron de venir a clases”.

Justicia educativa para transformar

La burocracia y sus efectos

Con el director apartado de su cargo, la baja de matrículas y, a la vez, de horas (lo que, en estos términos, justificaría el recorte de docentes), se derivó en cosas todavía peores: “cuando expresamos todas estas preocupaciones a Giménez nos dijo: y bueno, si tanto les preocupa vayan a buscar a los chicos a la casa.”

Al bajar al principal impulsor del Proyecto de Avance Continuo, la escuela pasó a estar intervenida al nivel de que los contenidos y los talleres empezaron a ser modificados de acuerdo a criterios que favorecieron más la expulsión de los chicos que su inclusión. Por ejemplo, el retraso del desayuno y la merienda. ¿Cuánta atención se le puede exigir a un chico que tiene hambre?

Admitiendo en todo momento posibles retrasos o desprolijidades de papeles, desde Nueva Vida se ven contrariados porque las autoridades que esgrimen falta de rigor son los que promueven ese trabajo que excede a los papeles y que ellos mismos, como Estado, están obligados a contemplar. De la boca para afuera está todo bien, pero oficina adentro la vara es otra: “Argumentaron que el Proyecto de Avance Continuo no estaba presentado formalmente, lo que es mentira. ¿Cómo va a estar 20 años funcionando si no se hizo eso que es una cuestión mínima? ¡113 páginas tiene el texto! El proyecto fue eje de debate en congresos pedagógicos nacionales y el Ministerio de Educación se llenó la boca tomándolo como ejemplo de adaptación del sistema educativo a la realidad social”. Este doble parámetro también está cuando se compara la ausencia del docente (una de las causantes para la apertura de un sumario), con el arrojo de la supervisora de la escuela, María Claudia Pettinari, que pretendió dar de baja el Proyecto de Avance Continuo (a través de la resolución 001/17) cuando su autoridad no se lo permite. “A Pepe le empezaron un sumario porque supuestamente no lo encontraron en la escuela, pero a Pettinari, que quiso dar de baja a la escuela siendo solamente una supervisora, no se lo consideraron más que como un error”.