Son de los sectores productivos que menor valor agregado generan y que mayores beneficios tuvieron, por la quita de retenciones. Contaminan hasta el escándalo y, además, desde el cambio de gobierno destruyeron miles de empleos en blanco.
Con benevolencia, la palabra es candor. El candor de los creyentes en la viabilidad de la teoría del derrame queda expuesto en las cifras sobre trabajo registrado privado del mes de mayo, publicadas hoy por el Ministerio de Trabajo. Los dos sectores que más la juntaron son de los que más empleo de calidad han destruido.
Entre enero de 2009 y noviembre de 2015 el empleo registrado en el campo y la minería subió en 1.150 asalariados. Es poquísimo. En términos generales, pasó de 401.900 personas a 403.050, la suba fue del 0,3%. Sin embargo, a partir del nuevo gobierno esa cantidad bajó a 395.197 en los pocos meses que van desde diciembre de 2015 a mayo de 2017. Se perdió al 1,9% de los asalariados.
En términos porcentuales y comparativos es más significativo. El 682% del trabajo registrado en el campo y la minería creado desde 2009 a noviembre de 2015 se perdió durante el nuevo modelo. Es muchísimo más que un retroceso de ocho años y que una crisis eventual del sector que, en realidad, está viviendo años de acumulación inolvidables para su actores más pesados y concentrados.
Comparando con lo que sucede en el total de los trabajadores registrados privados las cifras cobran mayor relieve. Entre enero de 2009 y noviembre de 2015 el empleo registrado global subió un 10,7% –contra la cantinela repetida al respecto. Desde diciembre de 2015 a mayo de 2017, cayó un 1,3%. En términos absolutos, se reventaron 83.329 puestos de trabajo registrado en 18 meses.