Son los puntales del frágil y, a la vez, arrasador giro neoliberal en Latinoamérica. Todavía sus economías no dan pie con bola, pero para el FMI van en camino de volver a crecer y de salir de la recesión.
¡Ah, el viejo placer de caer bien a los organismos internacionales! El FMI indicó que Latinoamérica y el Caribe crecerán, respectivamente, 1% este año y 1,9% en 2018, mientras que Brasil avanzará 0,3% y 1,3%, de acuerdo a una actualización del informe Perspectivas de la Economía Mundial publicado el pasado abril.
En el caso de Argentina, el informe señaló que "conseguirá salir de la recesión" aunque no se precisaron cifras.
Brasil viene ajustando a toda bomba, siguiendo a pie juntillas las recetas ortodoxas. Así logró que en 2015 su PBI cayera 3,8% y en 2016 un 3,6%. Ahora el FMI prevé que crecerá en 2017 un 0,3%, que es como una suerte de espasmo post-mortem. Para el 2018, la previsión es de 1,3%. Caber destacar que las usinas ortodoxas todos los años nos recuerdan que Brasil va a volver a crecer. Luego, durante el año, ajustan sus previsiones. Y, al final, siempre aparece alguna hipótesis ad hoc –una justificación, bah– para explicar por qué la predicción no fue acertada.
Sobre Argentina el Fondo dice poco, excepto que contribuiría a la recuperación de América Latina a medida que vaya saliendo de su recesión, tal como espera el organismo que suceda en este año. Al menos no le puso números a lo que el Indec lleva establecido a la fecha: un magro 0,3% en el primer trimestre, con poca garantía de continuidad en lo que queda del año.