Pasado el pico estacional de empleo (en el verano), entre marzo y abril se perdieron 50.632 puestos de trabajo privado registrados. Desde el cambio de gestión, la caída es de 73.105 puestos. Sólo en la industria se llevan perdidos 54.195 puestos.
Que ya va a mejorar, que ya va a mejorar. Pero no mejora. Excepto que haya un boom delirante de crecimiento e inversiones –cosa que no va pasar, tampoco después de octubre– en este verano ya pasó el mejor período de creación de empleo desde que cambió el modelo y ahora viene la baja estacional, cuyo pozo más hondo siempre se produce entre los meses de junio y septiembre. Los últimos datos del Ministerio de Trabajo corresponden apenas a abril: todavía falta un largo camino por recorrer, en bajada.
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Y no se trata de los resultados de una encuesta, como los que se expresan en la tasa de desocupación, sino de registros puros y duros, los de aquellos trabajadores privados que aportan a la Anses, el famoso "empleo de calidad". Encima, en volumen, el sector más afectado es el industrial, aquel que mayor valor agregado genera, el que más dinamiza toda la actividad económica. Unos 54.195 puestos registrado de trabajadores industriales se perdieron desde que cambió el gobierno. De modo más atroz: desde diciembre de 2015 a abril de 2016 se destruyó el 72% de los puestos creados entre enero de 2009 y noviembre de 2015. Peor es el caso del campo y la minería, dos sectores de fuertísima destrucción de empleo privado registrado, en términos relativos, y cuyas patronales más beneficiadas se vieron, por la quita de retenciones. Ganan muchísimo más y, al mismo tiempo, echan a mucha más gente. Antes de Macri se habían creado 1.150 puestos de trabajo. Después de Macri, se destruyeron 3.561.
La información oficial desmiente, además, el discurso oficial. No sólo no hubo estancamiento, sino que hubo real generación de empleo de calidad durante los últimos años, hasta el giro financiero que comenzó en diciembre de 2015. La generación de trabajo privado registrado superó la tasa vegetativa, mientras que durante el gobierno de Macri jamás se volvió a recuperar ni siquiera la cantidad de empleo privado registrado que había a noviembre de 2015. Es decir: no sólo no hay comparación, sino que además se adeuda la generación de empleo privado registrado que corresponde al crecimiento propio del mercado laboral (la tasa vegetativa de crecimiento: hay cada vez más jóvenes que necesitan trabajar).
Por otro lado, se puede ver claramente cómo la curva de caída del empleo industrial se hunde, aún cuando el total general repunta: el nuevo modelo es claramente desindustrializador, no hay otro modo de que el empleo privado registrado en general suba estacionalmente –en primavera y verano– mientras el industrial no reacciona y continúa en su caída.