Este domingo 2 subirán 7,2% las naftas y 6% el gasoil en las estaciones de YPF, que sirven como referencia para el resto del mercado. En lo que va del año, el aumento acumula un acumula 15%. Habrá impacto en el resto de los precios.
El Ministerio de Energía liberó a los oligopolios los precios de los combustibles, los cuales se ajustan trimestralmente en un acuerdo entre petroleras y refinadoras, teniendo en cuenta como variable principal el precio internacional. Ahora, como el peso se está devaluando de a poquito, los precios locales subieron al mismo ritmo. Qué importa si el producto es local y se refina en Argentina: hay que pagar lo que sale en el exterior y punto.
Las revisiones trimestrales de precios se hacen al comienzo del período, por lo que no habrá aumentos nuevos hasta septiembre. ¿Qué harán las petroleras y el ministro Juan José Aranguren, de cara a las elecciones? ¿Priorizarán sus empresas o el resultado electoral? ¿Vencerá el mercado o el interés político? Imposible saberlo. Lo cierto es que en el año la suba ya es de 15%, dado que las petroleras aumentaron sus precios un 8% en enero y, luego, los bajaron un 0,1% en abril, y que a fines de septiembre o principios de octubre se tendría que decidir una nueva variación de precios.
En la perspectiva larga, las naftas ya llevan un aumento superior al 46% desde el cambio de modelo, dado que en 2016 subieron en todo el año un 31%.
Como la luz, el agua o el gas, los combustibles son el lubricante del funcionamiento de toda la economía. Este nuevo aumento no sólo significa aproximadamente $70 menos de tu bolsillo cada vez que llenes un nuevo tanque de tu coche particular: el camioncito que lleva la leche al mercadito también funciona a nafta, como el camionazo que lleva la leche cruda a la usina láctea, y así.
También pega el aumento de los combustibles en el transporte público de pasajeros en general, sobre el cual el ministro Guillermo Dietrich viene pisando fuerte para que el precio de los boletos no pegue una disparada. En algunas provincias ya hubo aumentos, pero en el gran nodo de movimiento masivo del país –la Capital Federal succionado trabajadores desde el Conurbano– el precio de los transportes estuvo pisado durante todo este año. Nuevamente, la variable electoral entra en juego, en este caso con un peso muchísimo más fuerte: el gasto en transporte es ineludible para la masa trabajadora bonaerense y representa una buena porción de los ingresos. ¿Aumentarán los subsidios a lo bestia, subirá el boleto ahora o –más complicado aún–, en septiembre? Complejos escenarios para el gobierno se abren.