El consumo de puchos es muy sensible a la variaciones del poder adquisitivo. En julio subieron en promedio un poco más de un peso y los fumadores reaccionaron rápido: dejaron de comprar.
Hubo un impuestazo sobre los puchos en mayo de 2016 y después ya nada fue igual para los adictos al tabaco. El consumo de cigarrillos no se recupera y, además, muestra señales de sensibilidad muy marcadas. Con el atado de 20 de puchos ricos a más o menos 50 pesos, cualquier variación se vuelve un acicate para la abstinencia.
De un mes al otro, junio a julio, las ventas de puchos mermaron un 7,77%. Si bien hubo una suba internanual del 5,05%, en la comparación entre julio de 2017 y julio 2016, y aun cuando las ventas acumuladas de enero a julio de este año están un 0,06% arriba de las del año pasado, las ventas de los últimos 12 meses (de agosto de 2016 a julio de 2017) están 5,47% abajo de igual período anterior. Cabe recordar que 2016 fue el año de menor consumo de cigarrillos desde que hay registro
El consumo de cigarrillos tiene una estabilidad relativa bastante fuerte –por más campaña que se haga, los fumadores dejan de fumar sólo cuando no pueden pagarlo y, cuando sí se puede, el consumo repunta–, las comparaciones continuas mes a mes son tan reveladoras como las comparaciones interanuales.
Un último dato: julio de 2017 fue el peor julio en para la comercialización de puchos después de julio de 2016.