En la mesa 35 de la escuela primaria N° 3 del partido 25 de Mayo, Buenos Aires, debería haber concurrido hoy con su DNI el artesano Santiago Maldonado para sufragar en las primarias abiertas simultáneas y obligatorias. Su desaparición forzada el 1° agosto pasado en la localidad de Cushamen, Chubut, en el marco de la represión de Gendarmería Nacional y Policía de Seguridad Aeroportuaria a una protesta de mapuches, impide que el joven de 28 años cumpla con su deber cívico.
El Estado unificado –el gobierno, sus medios, la justicia, las fuerzas de seguridad– se puso del lado de los represores y no de la víctima y sus familiares. La desaparición de Maldonado se distingue nítidamente de los centenares de desapariciones previas de nuestra democracia por la participación de las fuerzas públicas y sus autoridades, en el marco de la represión irregular y feroz de una protesta social, en conjunto con un tratamiento de los hechos que conjuga demasiados elementos del pasado –que fue desaparecido por sus pares, que está de viaje, que forma parte de una organización violenta– y una fuerte connivencia judicial, sólo resquebrajada por la azorada reacción de los principales organismos de Derechos Humanos del mundo y la prensa global.
Mucho antes de las 18.00 y de que los resultados comiencen a volar a la nochecita, esta es la noticia de la fecha: Santiago Maldonado no pudo ir a votar, vos sí. En la esquina de 14 y 28, partido de 25 mayo, Buenos Aires, está la escuela donde hoy no va a votar Santiago Maldonado. Elijas la boleta que elijas, votar es, hoy, dar el testimonio de quiénes somos y de esa ausencia.