Monos en Ochava es la propuesta que, desde el epicentro cultural de Barrio Roma, invita a presenciar un programa de radio que va más allá.
Un par de micrófonos, la heladera cargada y la gente que responde al llamado. No hace falta mucho más que eso para que desde Ochava Roma la radio se haga de la forma que se quiere y no de la que se supone. ¿Por qué no pensar que el estudio de radio puede ser muchísimo más grande que una pieza y que sean mucho más que cuatro o cinco los que participan?
Las veladas consisten en que los músicos toquen, sean entrevistados y recomienden algunas canciones (a quienes están ahí mismo así como a los que están escuchando la radio). De lo que se trata es de “tener al tipo que crea esa música contando por qué, de dónde viene, cómo, cuándo, libros, películas, vivencias que colaboraron para hacer que su música suene lograda, sea coherente, que brille. Difundir esa información me parece que es una de las cuestiones más valiosas que tiene esta propuesta, además de la situación de reunión en torno a la música en algunas de sus distintas formas”, cuenta Ale David haciendo círculos con una copa en la mano. Todos tienen algo que ocultar menos yo y mi mono sigue su propia lógica radial las noches de viernes, que además de las invocaciones a Zappa y las polaroids de Claudio Chuca Chiuchquievich, aprovecha los terceros viernes de cada mes, desde las 22.00 para hacer Monos en Ochava, el título bajo el que se abrigan todos esos agregados a la radio tradicional: música en directo, entrevista en tiempo real, público, la barra con tragos y comida para mejorar la experiencia.
La racha empezó con el dúo de Camilo Hormaeche y Mattungo Deicas (aka Brindisi) y siguió con otro, formado por Juan Pachuco y Meibel Giuranacci, que el viernes 21 de julio entre tema y tema dijo: “agradecemos la invitación, pero sobre todo, el reconocimiento, porque para venir a tocar hoy nos pagaron. Que no parezca poco, ¿o a un pintor o albañil se le pide que vaya a trabajar gratis?”. La fijación de honorarios está todavía lejos de la figura de los artistas para el imaginario social, arrancando por el mismo público que reniega de pagar entradas o discos (porque “total no me cobra, si es mi vecino/mi primo/mi compañera de la facu”) hasta el Estado (aunque, hay que decirlo, suma grado de compromiso según la órbita: provincial, municipal, nacional). Y así nos acostumbramos más a escuchar agradecimientos porque alguien tira un mango y no el reclamo por el propio derecho. El caso de los monos, es más cercano a lo ideal.
El convite va a seguir por lo que resta del año, concretamente con canciones de saxo y guitarra por el dúo Cecchini/Somaglia, el 18 de agosto. El 15 de septiembre se va a romper la seguidilla de parejas con la aplanadora santafesina: Mambonegro. Para los meses siguientes, el lineup está en tratativas, aunque se adelantó que está previsto el estreno de cierto documental acerca del rock santafesino.