El reclamo por la desaparición de Santiago Maldonado tuvo su epicentro en Capital Federal, donde nuevamente la plaza de Mayo y sus adyacencias fueron colmadas. Al final de la protesta, las fuerzas de seguridad desataron su represión.
La práctica se volvió constante desde la última movilización Ni Una Menos. Las fuerzas de seguridad esperan la desconcentración y arremeten de forma coordinada y eficiente con las detenciones a diestra y siniestra. La táctica tiene una ganancia concreta: infunde temor y delinea las portadas de los medios gubernamentales el día después. En el caso de la demostración de 1° de septiembre se suma, además, la sospecha firme de infiltraciones. Los detenidos, sin relación con los desmanes, todavía están incomunicados, en un abierto alarde de violencia institucional.
Aquí el fotorreportaje de una jornada histórica, en dos secuencias: la marcha y la represión. La primera serie pertenece a Nayko Canto, la segunda a Hernán Vitenberg. Juan Salvador Bordas hizo la producción y selección de imágenes.