Un monstruo es algo que no para de crecer, crece como esa mano verde pintada en la pared de un galpón del barrio de mi infancia que a la noche se transformaba en bailanta. Ese monstruo que recibía bajo esa garra verde de uñas largas rojas a un montón de gente todo el fin de semana y las expulsaba monstruosas, tambaleantes, casi muertas. Tanto creció el Monstruo que las veredas fueron parte de él, fueron él, vendían botas de taco blancas n°45 en los negocios de enfrente, los forros se multiplicaban en la tierra de la parada de colectivo que la población no bailantera evitaba de madrugada, tanto creció el Monstruo que un día cerró.
Mucho después ese tinglado fue una fábrica que de tan grande y tan familiar quebró hasta volverse una cooperativa que ahora por chiquita se sostiene y hasta tiene un anexo secundario funcionando adentro.
¿Qué es un monstruo?: Chicas, haciendo zapping caí en intratables, ahora resulta que todos los docentes somos K, con el asunto de Santiago Maldonado.
Algo que no para de crecer. Algo que temer. ¿Quién es el monstruo? ¿Quién crea al monstruo?
Miedo: Yo mañana voy a trabajar con una nota del Pausa sobre Santiago en la escuela. ¿Es verdad que me pueden denunciar?
¿Quién crea al miedo?
Rumor: Hay un 0800 para las denuncias que se llama Con los chicos no!
No sirve, hoy llamamos y atendió una piba después de rato desentendiéndose del asunto.
¿El monstruo es la bailanta, todo lo que entra dentro, todo lo que pueden hacer entrar ahí hasta explotar? ¿O el monstruo es la etiqueta esa mano verde, el discurso solapado que apretuja gente y posiciones políticas hasta hacinarlas en un tinglado para señalar luego como horror el lugar de la fiesta?
Lo que subyace.
Pasa que yo siento que si esa denuncia existe de verdad, más de la mitad de los que trabajan conmigo se van a cagar en mí. ¿Miedo a qué? ¿Al otro?
El monstruo es también el terror, el horror, lo indecible. Eso lo indecible. ¿De qué asunto? ¿Qué Santiago? ¿Quién soy yo y dónde estoy? A mí me preguntaron en el grupo de la escuela qué les estaba enseñando y porqué tenía memoria selectiva y les enseñaba esto y no lo de Julio López. No saben ni quien soy menos van a saber que estaba haciendo yo cuando despareció Julio López, si me preocupaba o no. Sé que a ellos Julio López les chupó y les chupa un huevo.
Eso lo indecible. Desaparición, tortura, monstruo. Desaparición forzada en democracia.
A mí cuando hablé de Santiago los pibes me miraron como que estaba tratando un tema re fuerte. ¿Qué le dirán a los pibes de esto cuando llegan a la casa? ¿Hablaran con alguien más de este tema?
Silencio. Miedo. Ante la desaparición forzada en democracia.
A mí en el grupo de la escuela uno me dijo que estaba bien trabajar sobre desaparición forzada de personas pero que no estaban de acuerdo con que se tratara el tema con fines netamente políticos y otro que sí que todo bien pero que no daba ponerle a la desaparición forzada ese nombre y ese apellido.
Rumor, barro, ocultamiento, confusión, persecución ante la desaparición forzada en democracia.
El monstruo, lo indecible, lo inimaginable, el horror: docentes parándose delante de un curso de treinta diciendo hay un desaparecido, hace un mes hay un desaparecido entre nosotros. En democracia y se llama Santiago Maldonado. Y como ustedes y como yo, este desaparecido es un nacido en democracia. Una democracia que muestra su fragilidad, su mano verde. ¿Dónde está Santiago?
Había otro desaparecido en democracia, Luciano Arruga, pero ese no te importaba tanto.
Claro, gobernaban los buenos.
Resultó que los dos estaban muertos hacían tiempo.
'Les dijiste eso a tus alumnos?
'Les dijiste "no lo desapareció la gendarmería?