Contra presiones de todo tipo, la Facultad de Medicina de Rosario abrió la cátedra El aborto como problema de salud como materia electiva.
La mejor forma de desarmar, romper y terminar con un tabú es arrojándole un poco de la luz que el conocimiento puede brindar. Eso, entre otras cosas, es el aborto en nuestra sociedad, en nuestra cultura: “Una mala palabra, un pecado, algo que se asocia a un montón de cosas que básicamente tienen que ver con lo que la Iglesia Católica nos ha mandado. Viene por ahí el gran problema de no poder hablar sobre lo que le sucede a las mujeres, sobre sus derechos sexuales y reproductivos”, afirma la doctora Raquel Tizziani, una de las docentes al frente de la cátedra El aborto como problema de salud, que se empezó a dictar el 22 de agosto en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario.
Desde que se anunció que el tema entraría en la currícula, los detractores de siempre levantaron sus voces indignadas e intentaron obstaculizar el dictado de la materia, como cuando la Academia Nacional de Medicina y la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas convocó al decano Ricardo Nidd y a las docentes a debatir respecto del tema, pero la reunión terminó siendo un cuasi tribunal inquisitorio donde no los dejaron hablar y fueron increpados por personajes como Alberto Rodríguez Varela, ministro de Justicia durante la dictadura militar y defensor de Videla en la causa por el robo de bebés, y su hija Mariana Rodríguez Varela, que se hizo conocida en marzo cuando lanzó la increíble y tétrica campaña El Bebito, en contra del derecho al aborto, que instaba a colgar “bebitos” de yeso de los balcones.
El Bebito: la tétrica y delirante campaña antiaborto que cae en la idolatría
Aún con gran parte de la corporación médica, la Iglesia y sus fieles en contra, la cátedra comenzó con su dictado y con una convocatoria que superó las expectativas, los cupos y el espacio físico asignado. “Para la primera clase tuvimos que habilitar el auditorio central de la Facultad, porque inicialmente teníamos 80 inscriptos, que aumentamos a 100, y el día que comenzó el dictado había mucha gente afuera que quería entrar de oyente: docentes, estudiantes de otras carreras, como derecho, psicología, trabajo social, además de nuestros invitados, como las compañeras de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, porque este proyecto pedagógico parte de la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir, que integramos la campaña. El auditorio colmó su capacidad, que es para unas 300 personas”, comentó Tizziani.
Un cambio de paradigma
Esta cátedra es la primera sobre aborto en todo el país y fue creada por decisión unánime del Consejo Directivo de la Facultad. Consultada sobre cuál era la forma en que el tema se trataba y estudiaba hasta hoy, la docente explicó: “Hasta el año 2003 tuvimos un plan de estudios con una orientación claramente biologicista y desde una ideología positivista, donde el aborto se trataba en la cátedra de Medicina Legal, con el estudio del Código Penal, y se lo enseñaba como un delito, nunca se hizo referencia al artículo 86 donde hay dos causales por las cuales el aborto es no punible, de eso no se hablaba, no se explicaba, por lo tanto los médicos formados en ese plan teníamos una mirada muy restringida del asunto, mucho miedo inculcado por poder incurrir en un delito. También se lo trabajaba en la cátedra de Ginecología, desde una sola mirada y siendo jefe de esa cátedra el doctor Rafael Pineda, quien se vanagloria de ser el primer objetor de conciencia de la provincia de Santa Fe y que tenía claramente una posición anti derechos en relación al tema”.
Pineda, efectivamente, es integrante de la Academia de Medicina y ex jefe de Ginecología del Hospital de Emergencias Clemente Álvarez, de Rosario, en donde no garantizó el cumplimiento del protocolo de atención del aborto no punible a una nena de 11 años que había sido violada, a pesar de que su familia solicitaba la interrupción legal de esa gestación. “Ha habido muchos embarazos en el mundo en niñas pequeñas que llegaron bien a término”, dijo en aquel momento Pineda.
“En 2003 cambia el plan”, continua Tizziani, “y se empieza a incorporar la perspectiva psico-bio-social como las tres dimensiones del concepto de salud. Hay una visión más democrática, donde se pierde un poco esa asimetría entre médico y paciente, es un cambio en el paradigma médico, un cambio que habilita la aparición de otras miradas, como la medicina china, prácticas de ayurveda; dejamos de tener la medicina occidental como única verdad, y en ese contexto podemos plantear este proyecto pedagógico. Aunque Pineda ya se jubiló hace unos años persisten las resistencias, por eso debimos diseñar una materia electiva cuando en realidad este tema debería estar en la curricular obligatoria de todos los estudiantes de la facultad”.
Salud, derechos y equidad
Según el último informe elaborado por un conjunto de 12 organizaciones feministas y de derechos humanos para presentar frente al Comité Contra la Tortura de la ONU, durante los últimos 30 años las complicaciones derivadas de abortos practicados en condiciones de riesgo han sido la primera causa de mortalidad materna en Argentina y han representado un tercio del total de esas muertes. El Estado, si nos queremos centrar sólo en una cuestión económica, gasta más atendiendo esas complicaciones derivadas de abortos no seguros que lo que invierte en prevención para que estos embarazos no deseados no ocurran. “El aborto es un problema de salud pública, de derechos y de justicia social, esos son los tres ejes a partir de los cuales nosotros lo trabajamos”, explica Tizziani. “Las complicaciones por aborto inseguro son la primera o segunda causa de muerte en 14 de las 24 provincias, esa mortalidad y morbilidad, porque no solamente mueren sino que quedan con lesiones, muchas veces graves, suceden en un sector específico de la población, hay una situación de inequidad en la posibilidad de acceder a abortos seguros clandestinos. Hay un circuito clandestino en el cual la mujer que tiene recursos puede pagar 20 o 30 mil pesos y hacerse un aborto seguro. Las que no pueden pagar son las que terminan con alguna complicación. Ese es un problema de justicia social”.
El Estado debe ocuparse del tema porque las mujeres se están muriendo y porque a eso se ha comprometido, además, suscribiendo a pactos y tratados internacionales que bregan por la eliminación de todas las formas de violencia hacia las mujeres y el resguardo de sus derechos reproductivos, donde se incluye el aborto, el poder decidir cuántos hijos tener, el acceso a métodos anticonceptivos y a información precisa, entre otras cosas. “Es un problema complejo que no se termina sólo con la resolución del aborto sino cuando podamos garantizar la totalidad de los derechos sexuales, eso es responsabilidad del Estado. Nosotros estamos en una universidad pública, formamos profesionales de la salud que son los representantes del Estado en la salud y que por eso están obligados a garantizar estos derechos”.