Según la gran enciclopedia modera Wikipedia, el nombre con el cual conocemos a Marcelo Rodríguez, se pronuncia "yilespi". Para salir de dudas, en Pausa en el Aire se lo preguntamos directamente a él y, palabras más palabras menos, respondió "cada uno lo interpreta como quiere".
Marcelo Rodríguez es Gillespi, músico, trompetista, que ha integrado varias de las bandas más legendarias y acompañado a las grandes luminarias de nuestro rock, y que este sábado 16 se presentará en Santa Fe.
Aunque su visita incluirá música, la cita es en la Feria del Libro, donde Gillespi va a estar presentado el último de los cuatro libros que ya lleva publicado, Salsipuedes (Historias del rock argentino), donde muestra el costado más doméstico de las estrellas de rock locales. "Me propuse registrar el tipo de charla que solemos tener los músicos entre nosotros, cuando nos juntamos. Salsipuedes refleja eso, algo más de puertas para adentro, historias que por ahí muchos lectores no conocían de algunos artistas, mostrar la atmósfera en la que vivían Spinetta o Cerati, por ejemplo".
-De las historias que encontraste ¿cuál fue la que más te gustó o sorprendió?
-Hay varias. Una de ellas es la de cómo Pettinato se insertó en Sumo, algo que él habitualmente no cuenta o contesta en chiste, fue muy graciosa la charla con Petti hablando de eso. Otra que me resultó interesante, fue con Fito, hablando mucho de la admiración que él tiene por Charly, que creo que lo conoce más de lo que Charly se conoce a sí mismo. Sabe tocar todo su repertorio, sabe porque hizo tal arreglo en un tema, qué lo influenciaba en cada momento, es una enciclopedia de Charly. Se sienta en el piano y te va mostrando todo eso, dónde innova, dónde está ese genio de García. Esa charla me sorprendió porque yo me iba a enfocar más en Fito, y salió eso.
Aunque su veta artística musical es la que lo llevó a la escena mediática, su desarrollo como escritor y como conductor de televisión y radio, muestran varias facetas en las cuales Gillespi parece moverse como pez en el agua, aunque en esencia sigue considerándose antes que nada un músico. "Hago esas cosas, pero no se si soy escritor, si soy conductor. O sea, si vos sacaste cuatro libros como saque yo, quizás alguno me considere un escritor, pero no sé...yo sólo escribí. Todos los laburos que yo hago son facetas de mi personalidad, pero mi antigüedad como músico me ha marcado, soy más músico. Igual me siento cómodo en todas las cosas, aunque hoy soy más reticente a la televisión. La televisión no gusta de mi ni yo gusto de ella".
Consultado sobre lo que mirá, o no, en la televisión, Gillespi comentó: "Ahora estaba mirando Navarro, en C5N. Un poco como para tener algo de información de la realidad, que no veo nada durante el día...sino soy como un boludo alegre por la calle que no se entera de nada, capaz se está incendiando el mundo y yo estoy escuchando música. Después miro cualquier cosa, algo de Encuentro, de esas cosas raras de animales, pero tampoco me quiero hacer el cool de que solamente miro Discovery Channel".
-Le falta rock a la tele...
-Si, estoy de acuerdo. Pero no sólo a la tele, te voy a decir algo un poquito más grave, a los sellos discográficos que sacaban los discos de rock, tampoco les cabía tanto el rock. Por eso hay gente que salió expulsada, algunos con un talento descomunal, como el Indio Solari, Divididos, Ciro y Los Persas, gente que tiene talento, pero que también son muy vivos para llevar adelante el negocio por fuera de la industria. Así sacan los discos que quieren, convocan la gente que quieren. Pero hay muchos artistas que quedan en la lona, las discográficas no les dan bola, la radio y la tele no ponen su música.
Del jazz experimental al delirio de Sumo
Las bandas y artistas con los que ha tocado, su discografía solista y las presentaciones como las que realizará en la Feria o la que hizo meses atrás en el Museo Rosa Galisteo, muestran una amplitud de géneros y estilos por los cuales Gillespi se mueve y que, a simple vista, parece difícil que puedan convivir en un sólo artista.
Desde que comenzó a ver bandas a los 15 años y se volara la cabeza con el jazz fusión de los yanquis de Weather Report y Jaco Pastorius, o con Spinetta y su disco jazzero “A 18 minutos del sol”, hasta Sumo, con un sonido muy diferente, pasó mucho. "Cuando estaba en la secundaria me compré mi primera trompeta y aprendí a tocar solo, investigando el instrumento, y ahí empecé a vincularme con los músicos que en ese momento hacían free jazz, un poco influenciado por Coleman, Don Cherry, músicos norteamericanos medio de vanguardia. Y ahí ya me hablaban de Pettinato, yo no lo conocía aunque tocaba con músicos que a la vez tocaban con él en distintas formaciones".
Pettinato y el jazz fueron la entrada por la que Gillespi llegó a una de las grandes bandas que la década del 80 nos dejó. "La impronta que tuvo él en Sumo desde el saxofón fue de tipo free jazz, las cosas que hacía Petti ahí no se parecían en nada a las que hacían sus contemporáneos en Memphis La Blusera o en Los Abuelos de la Nada. Lo de Petti era un delirio; basta con ir a los discos de Sumo para escuchar las demencias que tocaba, unos solos rarísimos, y desde ese lugar conectamos, aunque parezca mentira".
Pero la demencia de Pettinato, los sonidos raros, en Sumo encontraron cobijo y compañía, así lo recuerda Gillespi. "Había un componente delirante y de búsqueda, en la sonoridad de la banda, en la forma en que pensaban sus integrantes, porque ni siquiera Mollo era el Mollo de hoy; Mollo tocaba demencias en Sumo, cosas rarísimas con una guitarra sintetizada, y el que tocaba un poco más normal era Germán Daffunchio. Era toda una búsqueda artística Sumo, y sobre todo en vivo, donde temas como Mejor no hablar de ciertas cosas podía durar 15 o 20 minutos. Era muy experimental ver a Sumo, hasta escalofriante por ahí para la gente, porque Luca se iba del escenario y nosotros nos quedábamos ahí tocando algo puramente instrumental, medio deforme y la gente quedaba atónita, mirando, ni siquiera aplaudía".
Gillespi estará este sábado 16 a las 22.00 en la Feria del Libro de Santa Fe, presentando su libro y tocando canciones junto a Edelmiro Molinari, músico de Almendra, quien forma parte de algunas de las historias de Salsipuedes.