Antes de su llegada a Santa Fe (se presenta este sábado 30 en ATE-Casa España), Lisandro Aristimuño habló con Pausa en el Aire y no dejó tema sin tocar: su nuevo disco, la inspiración de su hija, Spinetta, Cerati y mucho más. “Siempre intenté que mis discos tengan un concepto general; Mundo anfibio es acuático, Constelaciones es el resultado de haber mirado las estrellas”.
—¿Cómo te inspira tu hija?
—La verdad que muchísimo. Hay un disco que saqué antes de que nazca, del cual el título y el concepto están dedicados a ella. Se trata de Mundo anfibio, que significa todo lo que ella vivió en la panza con el agua. Esto me despertó la idea de que todos somos anfibios, que salimos de un lugar acuático. Y desde que ella estaba ahí yo empecé a flashear y a hacer canciones para ella.
—¿Qué canción de Mundo anfibio fue la que dijiste “esta va a ser para mi hija”?
—Aunque no estés aquí, la primera canción que salió del disco. Al título mucha gente lo relaciona con aquellos que se fueron, que se murieron, que ya no están más en su vida. Y en realidad la canción se llama así porque mi hija todavía estaba en la panza. Esto es lo fabuloso de las canciones, de los títulos, de la escritura o de lo que sea… Hay diversidad de lecturas, eso me apasiona. Aunque no estés aquí en realidad se lo estaba diciendo a mi hija que todavía no estaba en esta tierra, que estaba por llegar. Igual es feo explicarlo y cerrar el concepto. No me gusta mucho contar de dónde vienen las letras. A veces mucha gente hasta la interpreta mejor que yo. Incluso he robado varias explicaciones de otras personas porque eran mejores. Uno juega mucho con esto.
—Constelaciones provoca un cambio de perspectiva en relación a Mundo anfibio, tu disco anterior. Se pasa de un mundo acuático a un universo infinito. ¿Qué fue lo que hizo que se provoque ese giro?
—Siempre intenté que mis discos tengan como un concepto general o una línea que marque lo que quiero hablar, como si fuese un libro o una pintura. Siempre me gustó tener una temática general entre todas las canciones y que todo gire sobre algún asunto específico. Mundo anfibio es acuático y tiene que ver con el momento de mi hija en la panza. Constelaciones creo que es un disco resultado de haber mirado las estrellas. Tiene que ver con un escape, con poder imaginarme o tener la fantasía de que en otro lugar también hay vida, hay algo… Y como uno es músico y juega con el arte siempre estoy así como flasheando y jugando con eso y viendo fantasías. Esto a mí me moviliza y me hace hacer canciones.
—En varias entrevistas mencionás a "mucha gente que ya no está pero que ilumina, gente importante, músicos que nos cuidan". ¿A quién hacés referencia? ¿De qué manera iluminan tus canciones?
—Empecé a pensar que la gente que ya no está se va al cielo, como te dicen cuando sos chiquito. Es un poco es un juego de palabras, que tiene que ver con las contestaciones. Me pareció lindo y hasta romántico. También pensé en todos los músicos que últimamente nos dejaron. Son personas que me influenciaron mucho y me ayudaron a hacer canciones y a motivarme a ser. Luis Alberto Spinetta, Gustavo Cerati, David Bowie, Lou Reed… son gente que se murió hace muy poco y fue muy fuerte para mí. Son maestros que se fueron y con Constelaciones pensé un poco en ellos, es como una forma de agradecerles.
—¿Se reflejan estos músicos en tus canciones?
—No sé si decir reflejo, en todo caso hago referencia a ellos porque son mi influencia e hicieron la música que escuché de chico. Es un disco que yo grabé con Javier Malosetti y Sergio Verdinelli, que son músicos que tocaron con Spinetta mucho tiempo, quizá aquí hay una relación con el flaco. Luego de escuchar siempre sus discos y convocar a esos músicos y que me dieran bola fue una bendición y un agradecimiento a la música que hayan aceptado estar.
—¿Se puede decir que Constelaciones se trata de un disco más intimista que los anteriores?
—Creo que todos mis discos tienen intimidad y hablan de algo íntimo mío. Constelaciones quizá tiene otro carácter u otra visión del mundo. Siempre intente que lo íntimo y lo profundo mío (lo sentimental, lo que está adentro, mi alma, mi cuerpo, mi sangre) estén siempre en todos mis discos, Al menos es lo que intento. El primero que saqué fue en el 2014 (Azules turquesas); fui creciendo, yo en ese momento tenía una cierta edad y después fue avanzando mi tiempo y todo fue cambiando. Quizás mis primeros discos fueron un poco más inocentes, más adolescentes, y ahora estos dos últimos por ejemplo son trabajos ya más maduros, siendo padre. Uno va cambiando su forma de ver todo, pero mis álbumes no dejan de ser intimistas, eso es en lo que me basé siempre y donde más pongo fuerza.
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