Recuerdo allá, por el 2015 cuando estaba en campaña, a Macri decir, palabras más palabras menos, “Pero no campeón: no te vamos a sacar lo que ya tenés. No te preocupés. ¿El Fútbol para todos? Olvidate: no se toca, papá”. ¿Ustedes también se acuerdan? Bueno, yo le creí. No, claro que no lo voté. Yo tengo como principio para mi vida mantener siempre un mínimo de dignidad del 7%. Bueno, no votarlo a Macri o a Del Sel está dentro de ese 7%. El 93% restante es negociable. ¿Por qué le creí? Qué sé yo. Debe ser esa famosa estupidización del fútbol de la cual yo soy una clarísima víctima, no sé. No darme cuenta en ese mismo momento que Cambiemos era Clarín friendly, en fin. Pero le creí. Bueno, ¿saben qué? Dos años después de eso, acá me tienen, como un boludo sintiendo una culpa tremenda por tener ganas de comprar el pack de fútbol del gran diario argentino.
Sí, terrible. ¿Lo boludo que soy? No, eso no. Es menos grave de lo que parece. Es terrible que me esté planteando la posibilidad de pagar por algo que prácticamente no voy a utilizar. Pero ahora que lo pienso es como una costumbre mía hacer eso. Por ejemplo, pago la cuota del club y voy a la cancha cada 10 partidos aproximadamente. Me compro un teléfono de alta gama y no sé cómo se le instalan las aplicaciones después. Tengo rollers en mi casa y no sé patinar. Aunque me parece que esos cosos no son míos. ¿Alguien los quiere? Bueno, no importa. No es el punto. Acá la cuestión es que quiero poner en la balanza las ventajas y desventajas de comprar o no el pack, que es como la gran duda existencial shakespereana 2.0. Los invito a que evaluemos la cosa entre todos y todas o todes.
En primer lugar, tiene como ventaja que voy a poder compartir en casa un momento con mis amigos porque seguro se van a invitar solos a venir a ver algún clásico o algo de eso y es una buena oportunidad para estar con ellos y charlar un poco. Pero como contracara de eso, las ratas inmundas de mis amigos se van a invitar solos a venir a ver algún clásico o algo de eso, me van a hacer un enchastre de chizitos, migas, cáscaras de manises en el piso; me van a apoyar los vasos con porrón arriba del vidrio de la mesa ratona o los parlantes de mi sistema de audio y no en los posavasos; me van a mear la tabla del inodoro, etc. Punto para el “No”.
Le puedo decir a alguna chica que le guste el fútbol que venga a ver los partidos. Mates, marmoladas, mermelada de frutilla, vos, yo el 6 de Temperley, una sutil melodía de fondo mientras se escucha “Brítez le pegás hasta a Jaimito el cartero, patadura”… pensalo. Oldesunday, cuchi. Punto para el “Sí”.
Un amigo casi me convence de no comprar el pack, cuando en Facebook me comenta que “Pensá en la fecha 15, un Godoy Cruz–Tigre. Y que vos estarías pagando por eso”.
Tiene razón, es un gasto al pedo. Debería tener en cuenta esa opinión para ya ser definitivo y no contratar nada. Pero no va que ese mismo amigo, a la mitad del tercer partido de la primera fecha de la Superliga, me manda un whatsapp diciéndome, literalmente: “Quiero casarme y tener hijos con Defensa y Justicia – Gimnasia”. Ese partido salió 4 a 4. Ese amigo dibuja para este periódico, sí. En homenaje a nuestra amistad y al bielsismo: punto para el “Sí”.
“No voy a darle de comer al Pollo Vignolo”. Contundente. Pero con él es con el que voy cada 15 días a la cancha, a darle de comer a cada perro que se dice futbolista, diomío. Y todos los partidos decimos lo mismo: “qué desastre esto, no sé para qué seguimos viniendo”. Pero bueno, todos somos contradictorios, así que punto para el “No”.
Es veri dificul dijo Carlitos Tévez en un dudoso chino. También es cierto que a veces el saber popular da en la tecla y sabemos que “hecha la ley, hecha la trampa”. Alguna página web vamos a encontrar para piratearle los partidos a Clarín.
Y además eso: Clarín. Los tipos que de manera constante e infatigable han ido siempre en contra de toda política popular. Que recientemente se vieron favorecidos no solo con la entrega de los derechos de televisación del fútbol, sino también con la derogación de una Ley Audiovisual que pretendía limitar los monopolios y la concentración de información. Fue Clarín quien la derogó bajo la forma de decreto presidencial de Macri. Y yo pensando si le pago o no lo que hasta hace 1 mes fue un derecho, cómo puedo ser tan salame, explicameló.
¿Sabés qué? Minga se los voy a comprar. Métanse la Superliga y el pack en el upite. Prefiero verlo a Manu, que sigue un año más en San Antonio, carajo mierda. Y a los partidos de fútbol los iré a ver a lo de ese amigo menos culposo que yo.