Emilio Jatón superó los 80 mil votos y dejó segundo al candidato oficial.
El Frente Progresista tuvo en la ciudad de Santa Fe su gran alegría electoral. No fue la única, pero sí la más importante. La victoria de Emilio Jatón fue una excepción en la oleada de Cambiemos. El candidato del gobierno provincial, que ya había demostrado su fuego electoral en 2015, logró apoderarse de seccionales que, en las primarias, fueron para Cambiemos (Colastiné, Guadalupe y la Costanera, y la transversal seccional novena) y para el justicialismo (la mítica seccional décima, el noroeste profundo, el oeste de la inundación, la costa y El Pozo).
Jatón aumentó su caudal en más de un 50% respecto de las Paso y terminó con el 40,29% de los votos. Arranca así envalentonado su camino a 2019.
Carlos Pereira aumentó su caudal de votos, pero quedó a poquito menos de nueve puntos de diferencia, dándole a Cambiemos el 31,83% . La luz roja para la gestión municipal se enciende en la gigantesca seccional décima –Las Flores y zona– y en Yapeyú, San Agustín, Las Lomas, San Lorenzo, Chalet, el Centenario, La Guardia: en seis seccionales quedó en tercer lugar, detrás del disminuido PJ. El secretario general de la ciudad obtuvo el 29% de su votos en las cuatro seccionales que ganó: la primera, la tercera, la cuarta y la once; bulevar, el centro, Parque Garay, la plaza Constituyentes y los dos barrios Candioti.
A la inversa de la elección provincial, a nivel local jugaron contendientes principales de cara a 2019. Jatón es la obvia ficha del oficialismo provincial. Pereira no queda mal posicionado de cara a la revancha, dos años de alianza entre el ejecutivo local y el nacional pueden tener muchísimo impacto.
El triunfo de Jatón en 14 de las 18 seccionales abre una luz para el proyecto del Frente Progresista en la ciudad. Por eso se festejó fuerte en el búnker socialista, con pizzas, bombos y cumbia. “La gente entendió nuestro discurso y nuestra militancia”, valoró Jatón. “Se viene otra discusión política en la ciudad. Tenemos un gran futuro pero depende de nosotros, de que queramos ser la mejor ciudad del país”. La presencia del gobernador Miguel Lifschitz en los festejos dio la pauta de que la ciudad de Santa Fe fue nuestra propia “madre de todas las batallas”.