40 alumnos de la Academia Argentina de Fotografía de Santa Fe abordaron el tema “Crisis” para la materia Fotoperiodismo dictada por Mauricio Centurión y acompañada por Carola Ondarza Posadas. 40 ensayos de largo aliento fueron el fruto de este proceso, 40 imágenes y un escrito sintetizan lo realizado.
Cómo sujetxs de este país somos sujetxs de crisis, es un concepto instaurado en la calle, en las instituciones, en los amores, a veces con connotaciones que generan miedos y otras veces resistencia, pero siempre un movimiento, un quiebre con lo dado, un paso a otro estado.
En el imaginario popular cada vez que hablamos de periodismo y fotoperiodismo hablamos de “realidad”, de objetividad impoluta. Por el contrario, nosotrxs lxs fotoperiodistas entendemos que en esa idea se esconde la traición para generar opiniones en la masa que consume nuestro trabajo. Un prólogo para una muestra de Argra (Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina) expresa: “Ninguna fotografía es inocente. Ninguna fotografía es el espejo de la realidad, ni siquiera es una ventana por donde asomarse a verla, a entenderla. Todo fotógrafo sabe que siempre se requiere de algo tan humano como el ojo que elije y el dedo que obtura, para entonces sí, crear la fotografía. Ojo y dedo además dirigidos por el cerebro, el corazón, la voluntad y hasta los prejuicios del fotógrafo. La cámara ve lo que el fotógrafo. Y a veces, mucho más.”
Partiendo de esta premisa cada alumnx eligió un tema tomando cómo herramienta lo aprendido en las clases sobre Fotoperiodismo y cómo marco su subjetividad. Como dice Cora Gamarnik en una entrevista en Enfoque Rojo: "Yo no comparto la idea de que el fotoperiodismo se está muriendo. Por supuesto está mutando, cambiando, transformándose pero eso sucedió siempre. Lo digital por supuesto es un punto de inflexión estructural. Pero yo veo el fotoperiodismo en ebullición, veo que se está resignificando, lo veo desbordándose, lo veo por fuera de los grandes medios. Lo más importante de lo que está pasando en el fotoperiodismo actual no está pasando en los medios tradicionales, más bien todo lo contrario. Allí están achicando planteles, despidiendo trabajadores. En cambio por fuera veo coberturas colectivas, nuevos agrupamientos, nuevos usos creativos y dinámicos de las redes sociales, veo nuevas publicaciones digitales. Veo fotografías cada vez más cuidadas, seleccionadas con mucha agudeza visual. Veo la preocupación no solo de tomar imágenes y que otros las publiquen sino la preocupación por mostrarlas de manera autónoma e independiente. En un mundo donde hay tantas imágenes, para que una se destaque hay que trabajar más, con más cuidado, hacer una mejor selección. Veo que todo eso enriquece al fotoperiodismo. Claro que lo pone en crisis también".
La crisis cómo proceso
De las consignas dadas, las que más interpeló fue abordar desde la subjetividad, poner de lo propio genera costos al comienzo, a su vez genera hablar con la propia voz, contar con la propia mirada. Las frases “odio al fotoperiodismo”, “no puedo acercarme a hablar con otras personas”, “no van a querer" fueron las más habituales. En un contexto en crisis el otro es visto como un peligro, una amenaza. Luego de atravesar las ideas preconcebidas, las frases cambiaron por completo hacia el polo positivo
Pusieron el cuerpo
El cuerpo es un lugar habitual de crisis y a su vez una trinchera desde donde afrontarla. Fue uno de los temas abordados por varios alumnxs. Cuerpo como construcción, como aceptación, como mutación. Cuerpos que luchan y su ausencia. Desde los cambios de un cuerpo que gesta un hijo, a la exclusión de un cuerpo no aceptado por los estereotipos de la sociedad, mandatos de género y complejos en contraposición de aceptación y liberación, contradicciones en crisis develadas en imágenes. Madres adolescentes acompañadas y madres adolescentes abandonadas, madres canábicas instituyendo nuevas formas de sanación para sus hijos y venciendo estigmatizaciones sociales.
Cuerpos padres, cuerpos madres, la ancianidad y la crisis de quedar fuera del sistema o sobrevivir dentro, obsolescencia y utilidad, contradicciones cercanas. La depresión personal, el refugio solitario proyectado en paisajes y el proyecto fotográfico cómo una nueva forma de verlo, de afrontarlo.
La villa, condiciones para afrontar una vida en crisis, la niñez violentada, la copa de leche, el semáforo, la moneda y los excluidos del sistema laboral que crean sus propios laburos para llevar el pan a casa. Una alumna dice emocionada “No son todos iguales, me trataron increíblemente bien, ahora los conozco y estoy tratando de ayudarlos más allá de este trabajo”.
Mirar es un poco más que ver, es estar donde se ve, atravesar las pantallas que interrumpen el encuentro. "No miramos al otro por mirar el celular", dice un alumno mostrando su trabajo.
La cárcel de mujeres, "la negación de la negación", expresa la compañera en la presentación de uno de los trabajos, que instaló un studio fotográfico en la unidad penitenciaria de mujeres. “A algunas les costaba verse al espejo, otras quedaban viéndose por horas en silencio, pues allá no hay espejos”. El fotoperiodismo como forma de poner la cámara al servicio de las historias, habituales y no habituales, el fomento al derecho a la imagen, a la luz, al estudio, a verse bien, a verse, el derecho al espejo, a espejarse, a espejarnos.