Un análisis de las preguntas en la conferencia de prensa gubernamental sobre el asesinato de Rafael Nahuel revela en cuánto contribuye al relato oficial el periodismo y los supuestos en sus interrogaciones.
El método, calcado, genera inmediatamente el cuestionamiento que, por piedad, se puede mantener como pregunta: el colaboracionismo de los periodistas durante la dictadura ¿fue por miedo o era apoyo entusiasta?
Más de noventa periodistas fueron desaparecidos. Pero el funcionamiento actual de los medios gubernamentales también revela, en el espejo retrovisor, que más que censura y represión, acaso hubo adhesión y, cuando no, euforia en las corporaciones de la comunicación que le sobaban los juanetes al gobierno de facto. La prueba es contundente con un gobierno elegido por las urnas. Es cierto que el disciplinador es distinto: una cosa es perder el laburo o la pauta oficial por criticar al gobierno, otra cosa es terminar en una fosa común. Pero esa misma razón se puede dar vuelta. Los aplaudidores de hoy explican que no todo debió haber sido censura, silencio y persecución ayer. Que a muchos les debió haber encantado la bota. O, al menos, que demasiados de los de hoy hubieran sido acabadas ratas del ayer.
La repetición de estrategias discursivas, tópicos y temas, hasta viejo vocabulario castrense, es triste y penosa. Las preguntas a los ministros Germán Garavano y Patricia Bullrich en la conferencia de prensa por el asesinato de Rafael Nahuel son la última exposición: ninguna incomodó, todas compartieron los presupuestos más lúgubres de los interperlados, la claque fue patética. ¿Para esto se quería preguntar?
Los paralelismos son profundos. Si en los 70 Clarín y La Nación se hicieron de Papel Prensa con la venia y el servicio de los genocidas, ahora pudieron voltear la ley de medios de un saque de decreto y, además, ampliarse a todos los canales y soportes que tenían vedados. Manejan contenidos y fierros de una punta a la otra de todos los espectros, con anuencia gubernamental. Reciben un volumen de pauta cuya asimetría es pasmosa, tienen el favor de que además se ahogue a los competidores o se los eche. Como contraprestación, bloquean de cualquier lugar relevante de sus planas siquiera una mínima crítica a cuestiones básicas de la gestión.
Violan el manual del oficio sin ningún empacho. La duplicación de la deuda externa es una tapa inevitable. La equivalencia de la burbuja de las Lebacs con la cantidad de reservas existentes o el circulante a disposición de la población debería ocupar el prime time de TV. El desguace y la caída ininterrumpida del trabajo registrado industrial es tema central de cualquier emisión radial matutina. La utilización de un decreto para destruir la mínima probidad republicana de una ley como la del blanqueo para la guita negra fugada a lavaderos internacionales pasó tan desapercibida como el aprovechamiento de ello que hizo la familia presidencial.
Durante la desaparición forzada de Santiago Maldonado el tratamiento fue tenebroso. Como los viejos desaparecidos, Maldonado o estaba de viaje, o estaba escondido, o era culpable por lo que le pasó, o pertenecía a un grupo violento, o su familia también era culpable, o quienes pedían por su aparición también eran violentos. La provocación constante y el basureo abierto confluyeron con el inicio de la invención del RAM.
Construir el enemigo
¿Qué foto viste del RAM? ¿Cuáles fueron esas 70 acciones que menciona la ministra Bullrich? ¿Dónde está ese poderoso arsenal? ¿Cuántos partisanos tienen? ¿Cuál es el kurdo iraní venelozano cubano kirchnerista que los entrena?
El modo grueso y efectivo como un batazo al mate para inventar un tema consiste en primero plantear una noticia en potencial para, al otro día, utilizar el indicativo. Así, por ejemplo, “La RAM habría sido financiada por capitales extranjeros” y, dos días después, se puede decir “el grupo radicalizado, que cuenta con apoyo del exterior”. Lo apenas posible se vuelve real concreto.
Mejor es la cadena de potenciales: “el hecho de violencia habría sido perpetrado por una organización radicalizada mapuche”, luego “la organización mapuche sería la RAM” y finalmente “el responsable del incendio no sería la RAM”. Lo importante no es si fue o no responsable la RAM, lo importante es que, al final de la cadena, la RAM ya existe efectivamente, pese a que nunca se probó nada, pero lo que puede ser se repite algunas veces hasta que pasa a ser lo que es. El informe que inicia esta campaña de inteligencia sale por boca de Jorge Gómez Fuentes Lanata, a pocos de días de la desaparición de Maldonado y con el tema ya caliente en pantalla, y es una exhibición memorable de esta brutalidad periodística.
Una pregunta siempre esconde lo que presupone su formulación. Un niño aprende esto con el clásico juego: ¿De qué color es el caballo blanco de San Martín? Este modo más fino de invención de un tema periodístico fue el que se vio en la conferencia de prensa del 26 de noviembre. Hubo seis preguntas, todas de medios gubernamentales. Las repasaremos de una, aclarando que en un intercambio cuyo tema fue el asesinato de un joven por una fuerza de seguridad prácticamente nunca se preguntó o respondió aludiendo a la víctima o a la responsabilidad de la fuerza de seguridad. Y obviando la presuposición más grande de todas: que ya es lícita la acción de fuerza armada letal en un conflicto social.
Cadena 3 - Ariel Rodríguez
Para cualquiera de los dos ministros que quiera responderla: ¿qué interpretación hacen de estos grupos violentos que vienen ya accionando desde hace un buen tiempo, si se los puede encuadrar como grupos anarquistas, y respecto de la financiación, porque en algún momento se sugirió que eran financiados desde el exterior, si el gobierno tiene acreditado o dilucidado de dónde vienen y cuáles son las intenciones?
El caballo blanco de San Martín. La pregunta presupone la existencia de los grupos violentos, presupone que pueden ser anarquistas y presupone que los financian intereses extranjeros (se inquiere por la procedencia, no por la existencia). Rodríguez, por supuesto, no tiene referencias sobre los niños detenidos, ni tampoco sobre los testimonios de los propios reprimidos ni, mucho menos, se puede llegar a preguntar que mínima prueba hay sobre la violencia de esos grupos.
TN - Gonzalo Asís
Yo quería hacerles dos preguntas. La primera de ellas es si ya existe algún elemento probatorio concreto, una bala, una imagen, algún rastro, lo que puedan decir de concreto más allá de los testimonios para acreditar que se produjo un enfrentamiento y que hubo un ataque por parte del grupo violento hacia los efectivos de la Prefectura que estaban trabajando ahí. Saber si esto que ayer se comentó a través de testimonios de gente que estaba en el lugar si ya se pudo acreditar con elementos probatorios concretos. Y segundo, si es posible alguna reflexión para poder comprender por qué un juez en la República Argentina no puede ingresar a un territorio argentino. Digo, puede ingresar a su casa, a la mía, a un local comercial, a la Casa de Gobierno, pero no puede ingresar a un territorio, supuestamente perteneciente a una comunidad mapuche. Insisto también en algo, en la República Argentina también el Congreso sancionó la ley de flagrancia donde se avala el accionar de la fuerza cuando se percibe la comisión del delito in situ. Digo, ¿qué pasa que un juez no puede participar de un allanamiento u ordenar un allanamiento cuando está viendo que se está cometiendo un delito?
El caballo blanco de San Martín. Extrañamente, al menos Asís pide una prueba –bien, Asís–, aunque vuelve a presuponer que, más allá de la existencia o no de evidencia, el grupo violento existe. El otro caballo es la presuposición de que los jueces no entran donde se les canta, junto a la idea de que el único lugar adonde no entra un juez es a territorio de pueblos originarios. El juez Otranto hizo y deshizo como quiso en varios allanamientos la Pu Lof de Cushamen. Y hasta donde se sabe, aún con fallo judicial es inaccesible el lago que escondió Joe Lewis. Pero el caballo más grande es el de la ley de flagrancia: toda la nueva estrategia represiva del gobierno se centra en esa figura y en estirar hasta lo imposible su alcance. En breve, flagrancia será hacer una sentada en el lugar de trabajo.
Clarín - Ignacio Ortelli
Le quería preguntar a la ministra Bullrich respecto al límite que usted hacía referencia en virtud del caso Maldonado, el juez Otranto uno de los motivos que planteaba para no entrar a la comunidad y hacer el allanamiento que tendría que haber hecho muchísimos días antes planteaba la situación de que no quería generar un contexto de mayor violencia y que no tenía a su disposición el número de efectivos como para que sea una salida serena, digamos. Le quería consultar si el Ministerio de Seguridad tiene, puede poner a disposición de juez Villanueva la cantidad de efectivos necesarios para poder efectuar un eventual allanamiento y le quería consultar qué orden recibieron del juez Villanueva en las últimas horas, si están buscando a los prófugos, qué se sabe de los heridos, gracias.
El caballo blanco de San Martín. Lo de la corneta, de 2008 a la fecha, es un caso para doctorado en universidad de la Ivy League. No les cabe ninguna. El caballo blanco no es evidente, pero es el más salvaje. Ortelli, directamente, le está pidiendo a Bullrich que todavía militarice más el conflicto social. Como que los casi 300 pretorianos del desalojo de Villa Mascardi le parecieron pocos. Como que con hordas de milicos se puede lograr “una salida serena”.
Radio Mitre - Rodrigo Jorge
Esta pregunta dirigida a la ministra Patricia Bullrich. Consultarle acerca de qué tipo de vinculación tiene para ustedes este episodio ocurrido con el grupo RAM, si es que hay algún tipo de vinculación y ustedes esto lo pueden confirmar y, en caso de que la justicia determine responsabilidades, si el Ministerio de Seguridad está en condiciones de tomar determinaciones acerca de este prefecto que disparó.
El caballo blanco de San Martín. Esta es la tercera pregunta de un periodista del mismo grupo, Clarín, del total de seis preguntas. Los otros tres son igual de correveidiles. Fuera de ello, Jorge, como todos los demás, presupone sin empacho la existencia de la RAM.
Pablo Gagliano - Radio Continental
Yo quería saber si ustedes tienen información acerca de si este grupo, estas personas que ahora están escondidas, están armadas y, en el caso de que estén armadas, sean estos que están escondidos o los otros, ¿con qué tipo de armas cuentan? ¿Puede ser que tengan granadas?
El caballo blanco de San Martín. Finísimo Gagliano. La presuposición impone la idea de que las personas escondidas pueden llegar a estar armadas, asentando como implícito –al no cuestionarlo– que estuvieron armadas. Y una vez (no) dicho esto pasa a la pregunta sobre el “tipo de armas” para finalmente mencionar la posibilidad –hacerlo es incluirlo dentro de lo factible– de las “granadas”. El más sutil de todos, le pone granadas al asunto
Juan Zapiola - Radio Pública de CABA
¿Se esperan otros hechos similares? ¿Se está hablando con el gobierno de Chile para hacer qué?
El caballo blanco de San Martín. Breve Zapiola, igual de jodido y de sutil: ¿similar en qué sentido? ¿Cuál es el rasgo central del “hecho” para encontrar una similitud? Obviamente, no le está preguntando a los ministros cuándo van a acribillar a otro militante social. La virtud está en no contarlo. Lo “similar” en el hecho es una gigantesca nebulosa donde podemos poner todo lo que se presupone en lo anterior.
Así, Rafael Nahuel perteneció a la RAM, que cuenta con granadas pagadas por el extranjero y que asola el sur por obra de jueces impotentes que necesitan de miles y miles de milicos que vayan a imponer serenidad ante tanta violencia que se expresa de tantas, tantas formas flagrantes.
En las preguntas, los medios gubernamentales dijeron todo el reverso del discurso de los funcionarios. Aun así, la gramática del estado de excepción que se cifra en los dichos de Garavano y Bullrich es todavía mucho, mucho más siniestra.