El Bachillerato Popular de La Vuelta del Paraguayo logró la certificación del Ministerio.
“Saber no puede ser un lujo”, tienen como lema las y los hacedores del espacio de educación popular en el barrio costero la Vuelta del Paraguayo, ese que se levanta desde hace décadas, y cada día, frente a la ruta nacional 168, ahí atrás de la nueva zona de boliches y coquetos food trucks.
En 2014 Proyecto Revuelta encaró un censo en el barrio para relevar diversos temas de interés para el trabajo territorial. Allí se encontraron con que gran parte de la población adulta no había terminado sus estudios secundarios y deseaba hacerlo. En el barrio no había una escuela secundaria donde pudieran completar ese trayecto y hacerlo fuera del mismo, para muchos, era un escollo difícil de sortear. De allí la importancia de una propuesta anclada en el territorio, pensada desde una educación popular que contenga y no que eche a los pibes y pibas de la escuela.
“La posibilidad de terminar el secundario, y de hacerlo en el barrio, es importante no sólo en términos geográficos y materiales, se trata de un espacio pensado a partir de las dinámicas y las demandas que tiene ese territorio en particular donde se sitúa”, explica Nube Taleb, integrante del Proyecto Revuelta.
El Bachi es un espacio al cual además de asistir los estudiantes, se acercan otros jóvenes, otros vecinos que no están institucionalizados realizando el trayecto de los 3 años, pero que participan de talleres que allí se dictan, así como de jornadas ampliadas que se realizan los fines de semana para pensar en conjunto no sólo ese espacio educativo sino también el barrio. “El primer año sentamos las bases de lo que queríamos que sea el Bachi y eso lo pensamos siempre en conjunto, porque buscamos la participación activa de los estudiantes, no sólo en las clases sino en las decisiones estructurales de lo que se va a llevar adelante en el año, qué forma va a tener la curricula, qué contenidos se van a tratar, amoldándolo no sólo a las demandas del territorio y personales sino también lo que va aconteciendo como colectivo de bachillerato”, afirma Taleb.
Queremos los títulos
El bachillerato comenzó a funcionar en 2015 y este año egresarán los primeros cinco estudiantes. Se trata, efectivamente, de un tipo de educación con fuertes raíces territoriales, un espacio defendido y demandado aún en tiempos en que gran parte del barrio se ha encontrado con el agua dentro de sus casas. El Bachi siguió funcionando gracias al empuje de educadores y educandos.
Pero en un mundo donde los papeles que certifican lo que sabemos son excluyentes a la hora de formarse e insertarse laboralmente, conseguir que el trayecto educativo de esta escuela de gestión social sea reconocido no es un dato menor para nadie, especialmente para las y los estudiantes. “Obtener este reconocimiento seguramente va a hacer que muchas más personas se acerquen al bachi, porque es algo que nos plantean desde que empezamos, el título es lo que te da el reconocimiento para seguir tu camino educativo o laboral”, comenta Macarena Franco.
Si bien las gestiones para lograr la certificación de los títulos por parte del Ministerio de Educación de la provincia comenzaron el mismo 2015, ahora resultaba urgente una respuesta por parte del Estado para garantizar a los primeros egresados el reconocimiento de los tres años de aprendizaje.
“Luego de las reuniones que tuvimos durante ese primer año, en 2016 empezamos a generar el proyecto educativo institucional, que es el formato que se le da para poder iniciar estas experiencias educativas desde una forma legal”, explica Franco. “Ese proyecto lo ingresamos el 27 de diciembre de 2016 y recorrió todas las instancias institucionales que tiene el Ministerio; en ningún momento se frenó ni nos hicieron correcciones, hasta que llegó a la Secretaría de Educación a mediados de abril. Luego de mucho insistir logramos una reunión con el secretario de educación Oscar Di Paolo y el director provincial de Gestión y Coordinación de Proyectos, Germán Falo, eso fue en junio, y desde ahí no volvimos a saber nada”.
Ante el silencio oficial, Proyecto Revuelta lanzó la campaña #QueremosLosTítulos, con la que recogieron adhesiones al reclamo por parte de diversas organizaciones sociales, sindicatos y espacios políticos
El Día D
Una semana después de comenzada la campaña, cuatro educadores del Bachi y un estudiante tuvieron una nueva reunión con Di Paolo. El martes 31 de octubre, finalmente, la cartera de educación provincial se comprometió a otorgar el reconocimiento a los títulos. “Acordamos tres puntos que son fundamentales”, comenta Taleb. “En primer lugar, que el Ministerio se compromete a ejercer todas las diligencias para poder incorporar, no sólo en el debate parlamentario sino también en el debate al interior del ejecutivo, la inclusión de la gestión social en la ley provincial de educación; segundo, terminar de conciliar las cuestiones que nosotros propusimos en ese proyecto institucional con las disposiciones que el Ministerio ya tiene para las escuelas; y lo más importante, el compromiso de emitir las certificaciones de los pibes y las pibas que se reciben este año”.
Las y los vecinos de la Vuelta del Paraguayo que están concluyendo sus estudios e integran la primera generación de egresados del bachi son: Darío Romero, Néstor Dorado, María Teresa Schutt, Luis Dorado y Graciela Ovando, y así relatan su experiencia:
Graciela: “Desde el primer momento me gustó la idea porque tenía muchas ganas de hacer la secundaria y no había tenido la oportunidad. Me gusta el compañerismo, eso familiar que tiene, estar con gente que te entiende, que te comprende, que te explica una y mil veces si no entendés algo”.
Luis (Luncha): “Tuve la oportunidad de entrar para sacarme la duda, porque yo lo veía desde afuera y me reía, pensaba que eran unos boludos que no entendían nada. Fue re lindo entrar y encontrar que no era nada que ver a lo que yo pensaba. Fui a un EMPA, pero nada que ver a esto, ahí no me podía expresar libremente. Es una re alegría que pronto voy a tener el título en mis manos”.
María Teresa (Chuno): “Cuando empezamos a andar los días, los meses, y hoy en tercer año, me doy cuenta que el Bachi encierra no sólo el estudio sino también la paciencia y el amor que nos brindaron los profes durante estos tres años”.