Los datos surgen de las tablas del Mercado Único de Cambios del Banco Central: los dólares que llegan para buscar renta financiera superan en más de cinco veces los que quedan limpios para inversión real. Mientras tanto, crece la burbuja de Lebacs.
Mientras el gobierno le pide abiertamente a los gobernadores que planchen los salarios de los empleados públicos, congela los haberes de los trabajadores de la UOM de Tierra del Fuego y recorta duro jubilaciones, asignaciones y pensiones, el capital de financiero vive una fiesta que no se veía en décadas. El Banco Central ofrece un negocio fenomenal, en condiciones perfectas: la burbuja de las Lebacs.
Con la justificación de generar una inversión financiera atractiva para que los timberos no se vayan al dólar, el Banco Central vende letras –son como pagarés– a 35 días que rinden un 28,75% anual. No hay posibilidad de competir contra semejante jugo. De hecho, en la última ronda de venta de Lebacs (subastas, le dicen) la tasa subió más de dos puntos, pues se ubicaba en 26,5%.
Esto es, literalmente, un regalo del gobierno a los timberos. Para ellos, además, se retiraron todas las restriccciones para la compra, venta y permanencia de sus dólares en el país. El resultado de esta política se puede ver claramente en este gráfico
El giro a partir de 2016 es brutal y evidente. El impacto es directo sobre todo el sistema económico. En este momento, el Banco Central tiene una cantidad de Lebacs emitidas (una deuda, bah) que es equivalente a la totalidad del dinero circulante y depositado de la población o al total de las reservas. Cada vez que se pagan esas Lebacs, se desembolsan cientos de millones de pesos en intereses, generan una ganancia por ningún tipo de valor agregado a través del trabajo de sobre la nada.
Así, desde el exterior esos signos inequívocos fueron rápidamente percibidos, por cómo se puede ver en la diferencia que se generó entre los dólares netos que ingresaron como "inversión directa de no residentes" y los dólares que llegaron como "inversión de portafolio". Los primeros son las famosas inversiones que promociona y espera el gobierno, por parte de empresas o particulares extranjeros. Cabe señalar: 2016 y 2017 no llegan a igualar las performances positivas de 2008, 2011 y 2012. De hecho, 2017 no sólo terminará por debajo de 2016 sino que no superará el promedio de dólares ingresados para inversión real entre 2003 y 2015. A la inversa, los verdes de las "inversiones de portafolio" son aquellos que viene pura y exclusivamente para disfrutar de las tasas delirantes que se ofrecen en Argentina. Tasas que se pagan con tu esfuerzo.