Creció de 160.150 millones en diciembre de 2015 a 297.507 millones de dólares a octubre de 2017, según datos del Observatorio de Deuda. Es un crecimiento del 85,77% en una economía estancada y en pleno ajuste.
Decir tres mil millones a esta altura suena a poco. Sobre todo si se tiene en cuenta que dos voceros del trotskismo feminista y vegano como la agencia informativa Bloomberg y la agencia calificadora Standard & Poor's ubicaron a nuestro país como el principal emisor de deuda en dólares (desde enero de 2016) y como uno de los cinco más frágiles del mundo, respecto de los vaivenes del mercado mundial.
Pero, el caso es que el Observatorio de Deuda de la Fundación Germán Abdala estimó que los 3.014 millones de dólares que el gobierno nacional emitió como deuda durante octubre "fueron de escasa magnitud", por lo que "junto con julio, fue uno de los meses con menor actividad en lo que va del año". Durante el año, se emitió la friolera de 72.640 millones de dólares de deuda, los cuales fueron utilizados, en su mayoría, para pagar deuda o para inyectar dólares en la timba financiera, financiando la fuga de capitales, o para paliar la perfomance deficitaria en el comercio exterior, que es la peor de la historia argentina.
De esos 72 mil millones, unos 61.606 millones fueron efectivamente emitidos como deuda en moneda extranjera (los 11 mil millones restantes fueron emitidos en su equivalente en pesos).