Luis Machín presentará su unipersonal El mar de noche en el Argentino de Artes Escénicas de la UNL.
Año a año el Argentino de Artes escénicas, organizado por la Secretaría de Cultura de la Universidad Nacional del Litoral, continúa afianzando su prestigio a nivel nacional. Este año promete una nutrida y diversa programación, con elencos de 16 provincias.
Pausa dialogó con uno de los grandes protagonistas de esta edición. Si bien reside hace más de tres décadas en Buenos Aires, es oriundo de nuestra provincia y es uno de los artistas más reconocidos del país. Actualmente interpreta I.D.I.O.T.A. con dirección de Daniel Veronese en el Teatro Picadero y El mar de noche el unipersonal que será parte de la programación del Argentino, dirigido por Guillermo Cacace, que se presenta todos los fines de semana a lleno en Apacheta Sala Estudio de Capital Federal. Señoras y señores, con ustedes: Luis Machín.
—Tu trabajo en El mar de noche fue aclamado como la cúspide de tu carrera actoral, ¿Vos también lo sentís así?
—Siempre es complicado hacer una evaluación propia ya que uno no tiene la distancia suficiente para hacerlo. Es la primera vez que yo hago una obra unipersonal y eso me significa un posicionamiento frente a la actuación ya que no había hecho nunca un unipersonal con un texto de 50 minutos de duración. Esta es una obra, un relato del estado en que queda un hombre desesperado por amor, después de una separación o distanciamiento de su amante. En relación a los dichos de los críticos y el público, si llego a la cima de lo interpretativo no puedo decirlo yo. Lo que sí siento es que es un viaje muy distinto a una construcción de una obra donde uno está con más actores en escena, es muy distinto porque es un viaje en soledad. Entonces no dependo más que de mí. Lo que puede tener un “a favor” si uno lo sobrelleva bien o puede ser algo en contra porque no hay en quien descansar, en el sentido, de quien acompañe en las responsabilidades. Yo me siento muy halagado por los comentarios y lo que produce en la gente, lo que comentan cuando se acercan a saludarme.
—¿Como fue el encuentro con el texto escrito por Santiago Loza, que es fundamentalmente poético?
—Cuando uno lee por primera vez El mar de noche, se encuentra con un texto desgarrador pero cuya teatralidad no se ve a simple vista, porque el conflicto frente al que se encuentra el protagonista está diseccionado en todo el texto, no hay un lugar al que hay que llegar, como sería quizás la estructura más tradicional de una obra donde uno plantea los personajes de entrada y empieza a haber conflictos que determinan un desenlace. Acá esta mucho mas diluido y eso es lo que la hace una pieza compleja. El texto empieza a ser similar y a parecerse por momentos. Hicimos mucho hincapié en el estado en que está el hombre que cuenta esta historia de desamor, de abandono o ruptura, según como se lo quiera ver.
—El texto de Loza esta inspirado en De profundis de Oscar Wilde y Muerte en Venecia, de Thomas Mann. ¿Te llegaron también esos textos como fuente de inspiración o solo trabajaste con El mar de noche?
—El texto De profundis yo no lo conocía, lo leí porque me despertó curiosidad, en cambio la película basada en la obra de Thomas Mann, Muerte en Venecia de Visconti, la había visto muchas veces, de hecho debo tener por ahi el VHS. Y la volví a ver una vez que iniciamos este proyecto. Pero en realidad estas obras inspiraron sobre todo a Santiago Loza porque le dispararon a él una construcción de una obra nueva. Hay quizás en mí algunos elementos que pueden hacer una reminiscencia al personaje de Aschenbach (el escritor) y alguna identificación con la actuación de Dirk Bogarde porque es excelente y uno como actor cuando ve actuaciones conmovedoras también son fuentes de inspiración. Existe un enorme respeto hacia esas obras pero lo que va a ver la gente en Mar de noche no es ni De profundis, ni la obra de Mann, ya que lo que se cuenta en es una separación, a diferencia por ejemplo de Muerte en Venecia que es un enamoramiento, un amor platónico del escritor hacia el joven Tadzio que veranea en un hotel en Venecia. Fuente de inspiración, pero no el deseo de la copia, ni mucho menos.
—¿Como transmitís un estado de angustia conmocionante, un terrible estado de soledad, abandono y desamor sin que te afecte en lo personal?
—Uno nunca sabe cual es el limite, más cuando han pasado tantos años de que uno actúa. Que sea mensurable el dolor de los personajes en uno es muy complejo, muy difícil. Como actor uno va generando el anticuerpo que le permite componer determinados personajes o atravesar determinados dolores que no son los propios, sino que son de ese otro que uno construye. Yo siempre cuando hablo de actuación hablo de la técnica, porque me parece que una técnica bien depurada es lo que permite la repetición de los estados que uno sabe que tiene que atravesar para los distintos personajes. Uno tiene que tener cierto equilibrio para que esos estados no perforen la salud del actor, para que no sean un camino que lo lleven al estado del personaje que compone, porque sino estaríamos hablando de un rasgo mas psicótico donde además la creación quedaría de lado. Si la genialidad se emparenta con la locura estamos en un problema porque si bien hay muchos genios que han enloquecido o hay muchos locos que han logrado a través de la manifestación artística que su dolor sea menos nocivo, la locura no puede generar siempre genialidad. Ahora, cuando se termina una interpretación, como esta en particular, no puedo negar que uno queda “tocado”, porque se mete uno con sentimientos muy profundos. Más allá de que sean construcciones técnicas, uno se involucra de otra manera cuando uno compone. Involucrarse de una manera tan decidida en un estado como está el protagonista de Mar de noche, ahora que lo pienso, creo que debe tener alguna consecuencia que no termino de percibir y me hago el tonto para preservar cierta sanía .
—¿Cual fue el aporte del director Guillermo Cacace en este proceso de construcción del personaje?
—Es un trabajo que rescato de punta a punta. Es un trabajo muy importante para mí en relación a como trabajé con Guillermo porque él tuvo la inteligencia y la sensibilidad necesaria para por momentos correrse y no ser un director que se haya metido tanto en el trabajo del actor con el material. Muchas veces Guillermo mantenía silencio en los ensayos sin necesidad de marcar demasiado porque consideraba que estaba yendo por un camino convocante y atractivo. Cuando un director no se pone por delante del trabajo del actor sino que interviene solamente cuando es necesario, existe una dirección inteligente y sensible y que puede captar el trabajo más profundo entre el actor y el texto. Él además está muy atento y ve todas las funciones que yo hago y después siempre tenemos un intercambio de cómo fue esa función y retomamos algunas cosas de los ensayos, obsesiones del personaje, etc. Una vez que la obra está en funcionamiento y pasan las funciones uno sigue probando cosas sobre todo en una obra como esta que permite que el actor sea el que vaya basculando sobre uno mismo, uno es el eje que sostiene toda esta parafernalia que se pone en funcionamiento cuando actúa.
—¿Preferís la TV, el teatro o el cine para trabajar?
—Yo siempre digo que son distintos lenguajes, como a mi lo que me gusta es actuar no me siento incómodo en otros registros además del teatral. Lo que sí, en el teatro siempre estreno una obra o dos por año, actúo desde los 16 años y tengo casi 50 así que sacá la cuenta... Mi formación es primeramente teatral. Pero desde mi llegada a Buenos Aires, incursioné mucho en cine y TV, y siempre digo que la TV a me permitió probar y ejecutar con efectividad ciertos personajes. Si bien es una forma muy distinta la de construcción de personajes, tengo mucho respeto por las distintas formas de construcción, las he ido conociendo. Encuentro la manera para que, más allá del lenguaje, el personaje tenga un sello propio. Yo no me dejé tentar por la TV y la repercusión que produce y el reconocimiento masivo. Tampoco creo eso que dicen que los buenos actores solo se ven en el teatro pero si es verdad que en el teatro uno toma mayor conciencia “del grosor” de los actores.
La nueva escena de Argentina
Del 3 al 11 de noviembre se viene una nueva edición del Argentino de Artes Escénicas que organiza la Secretaría de Cultura de Universidad Nacional del Litoral. En esta edición serán 16 las obras de diferentes provincias del país que participarán con elencos de Rosario, Santa Fe, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Córdoba, Paraná, Mendoza, San Miguel de Tucumán, La Rioja y Cipolletti (Río Negro). Según Jorge Ricci, uno de los creadores y programadores del festival, “este año reafirmamos el espíritu federal del Argentino, que busca generar un equilibro entre las obras de Buenos Aires y el resto del país”. La nueva edición incluirá charlas con personalidades emblemáticas de la cultura nacional, capacitaciones y presentaciones de libros. Las funciones comenzarán el sábado 4 con el estreno de la Comedia UNL 2017 La jauría de las damas y el domingo 5 con la presentación de Transmuteiyon, de Gastón del Porto, obra ganadora de El Cuerpo Todo 2017.