El último fin de semana de octubre fue el regreso del fútbol pago para todos. Desde 2009 al 16 de octubre de 2017 los porteños y gran parte del conurbaro podían ver sin pagar, mientras que el resto del país le alcanzaba con el abono común de cable. Con una cuota de cable que en 2015 rondaba los 500 pesos, los argentinos podían disfrutar de todos los partidos sin pagar un peso extra.
A esta medida que duró ocho años, el presidente Macri durante la campaña presidencial prometió no tocarla, y por eso públicamente aseguró que FPT continuaría. El mandatario argentino llegó a Casa Rosada y se olvidó de la promesa. Ejerció su poder de engaño y hoy el fútbol está privatizado y los millones los cuentan Fox y Turner.
Para poder ver la mayoría de los encuentros (sólo se ven cuatro) es necesario el llamado “Pack Fútbol”, que cuesta 300 pesos por mes extra. Según el diario La Nación, más de un millón de abonados adquirieron el paquete, sobre el total de 8 millones de personas que tienen televisión por cable en el país. El Superclásico –5 de noviembre– al menos les permitió a las empresas que se quedaron con los derechos para transmitir la llamada Superliga del fútbol argentino pasar en esta semana de sólo 650 mil suscriptores a 1.100.000.