El movimiento de mujeres demostró ser el más dinámico y decidido en el contexto local.
“La CGT toma el té, las mujeres la calle”, escribía Luciana Peker en el suplemento Las12, luego del Encuentro Nacional de Mujeres de 2016, en Rosario, y daba en la tecla.
Mientras la central que se supone representa a todos los trabajadores y trabajadoras, aún no se le animaba a un paro general a un gobierno con políticas neoliberales que han aumentado el desempleo y la pobreza, el movimiento de mujeres no dudó ni un segundo en plantar bandera y realizar el primer paro de mujeres de la historia argentina, el 19 de octubre de 2016. Lo fundacional de este hecho, iba terminar de verse poco después: en enero las mujeres yanquis se movilizaron masivamente contra Trump, y dieron el crédito inspiracional a las mujeres argentinas. Desde ahí se gestó lo que el 8 de marzo sería el Paro Internacional de Mujeres. Fue el primer gran paro nacional al macrismo, y se lo hicieron las mujeres.
De esta gesta colectiva participaron más de 55 países y unas 300 ciudades y pueblos en cada uno de ellos. En Santa Fe la adhesión fue masiva: hubo cese de actividades entre las 11 y las 13 horas, para visibilizar el reclamo en los lugares de trabajo, estudio y en la calle; y por la tarde una marcha, con todas las asistentes vestidas de negro. Fue, literalmente, una marea negra de casi seis cuadras caminando desde Bulevar y San Martín hacia la plaza 25 de Mayo.
“Que sea un paro internacional nos internaliza esta cosa de que somos muchas y que ya estamos universalizando nuestras causas. Y hay dos reclamos muy fuertes. Siendo el Día de la Mujer Trabajadora, uno viene por ahí. Las mujeres que tienen trabajo formal cobran el 27% menos que los varones, los roles en el hogar siguen sin ser equitativos, siendo todavía un trabajo invisible que va sobre la vida y los cuerpos de las mujeres. El otro reclamo es por los femicidios”, señaló Mabel Busaniche.
Luego de ese día, las mujeres volvieron otras tres veces a la plaza. El 8 de abril, luego de permanecer una semana desaparecida, apareció el cuerpo de Micaela García, en Gualeguay. El dolor volcó espontáneamente a las calles, un sábado a la noche, bajo una persistente lluvia, a miles de santafesinas y santafesinos, y a otros miles en el resto del país. El 3 de junio y el 25 de noviembre, también hubo manifestaciones bajo la consigna Ni Una Menos y en el Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer.
El finde largo de octubre tuvo lugar, como desde hace 32 años, el Encuentro Nacional de Mujeres. Entre 50 y 70 mil mujeres de todo el país se reunieron en Resistencia para discutir, conocer-se, llorar, reír y bailar durante tres días. Luego de jornadas que se desarrollaron en absoluta tranquilidad, el lunes, día en que varios contingentes estaban retornando a sus ciudades, una horda de ciudadanos, autodenominados “provida” persiguieron, insultaron y agredieron a mujeres en las inmediaciones de la plaza central de la ciudad. Aun así, el Encuentro fue un éxito y la apuesta se redoblará en Trelew, la sede en 2018.
La violencia en números
Mientras en el proyecto de presupuesto 2018 la palabra “mujer” aparece solo cinco veces en las 310 páginas y en ninguno de esos casos como parte de una política explicitada para prevenir la violencia machista, las cifras de ataques, abusos y femicidios siguen siendo alarmantes: según el Registro Nacional de Femicidios de MuMaLá, entre el 1 de enero y el 17 de noviembre de 2017, hubo 254 femicidios en el país, una mujer asesinada cada 30 horas.
En Santa Fe este año pudimos tener un panorama más claro, y desde fuentes oficiales, de la violencia machista en nuestra provincia. La Defensoría del Pueblo de Santa Fe informó que atendió, asesoró y brindó contención a 1.115 mujeres víctimas de violencia de género, a través de sus centros de Asistencia a la Víctima y al Testigo del Delito de la institución, en los últimos doce meses; 225 fueron en nuestra ciudad.
Por otro lado, también se publicaron los datos del 1° Informe del Registro Único de Situaciones de Violencias hacia las Mujeres (RUVIM), difundido por la Subsecretaría de Políticas de Género de la provincia, donde se consignaron 3.692 situaciones de violencia hacia mujeres en el período mayo-agosto de 2017. La franja etaria más violentada tiene entre 30 y 49 años (1.244 casos), las violencias más registradas fueron la psicológica (1.923 casos) y la física(1.498 casos), los agresores son mayoritariamente ex (50,32% ) y actuales (29,37%) parejas de las víctimas, y por medio de la denuncia policial fue por donde se registraron la mayor cantidad de casos (2.448), quedando muy atrás la judicial, que aportó 67 situaciones: en la mayoría de los casos, las denuncias no prosperan más allá de las comisarías.
No nos callamos más
Uno de los saldos a favor que deja 2017 para las mujeres del mundo es haber roto el silencio, haber tomado el coraje para denunciar situaciones de acoso, abuso y violación.
Con las luminarias de Hollywood a la cabeza, denunciando al magnate de la industria Harvey Weinstein, miles de mujeres se animaron a ponerle nombre y apellido a los violentos. En Argentina, las denuncias contra Ari Paluch, que le valieron el despido de su propio programa de radio, y Juan Darthés, sacudieron a la farándula local.
El “yo te creo”, se reprodujo por miles, en todos los idiomas. Las mujeres están encabezando la verdadera revolución en un mundo volcado a la derecha y son el único movimiento que aparece fuerte y con una claridad tal que le permite ubicarse fuera de cualquiera posibilidad de cooptación. Se grita y se siente: la revolución será feminista o no será.