Como sucede con la leche y el tabaco –y, hasta cierto punto, la carne vacuna– el consumo de vino cayó a pique en 2016 y 2017. El año que pasó fue el de menores ventas desde que hay registro.
Llora Baco, deshonrado. El Instituto Nacional de Vitivinicultura difundió los datos de comercialización del delicioso néctar correspondientes a diciembre: las ventas cayeron un 10,6% y se encuentran un 21,7% abajo de 2015. El dato más significativo: en el global de todo el año, se vendió un 5,6% menos que en 2016. La caída respecto de 2015 es de 12,32%.
En pocas palabras, 2017 fue el peor año para el sector desde que hay registro (2009). Lo mismo vale para el mes de diciembre en particular, que es el de ventas más bajas, como octubre y noviembre. Puede ser el boom cervecero, puede ser la malaria. En enero de 2018 se develará cómo sigue esta variable y si logrará destronar a enero de 2017, que fue el mes en el menos vino se consumió de todos los relevados por la estadística.