Durante 2017 la producción siderúrgica recuperó apenas una parte de la caída de 2016. Todavía se encuentra un 6,93% por debajo de 2015. Las diferencias negativas más fuertes se dan en el hierro y el acero.
En 2016, la producción siderúrgica cayó un 17,7% respecto de 2015. En 2017, se recuperó un 13,18% respecto de 2016. La diferencia negativa da 6,93%. Ese el estado de la crisis del sector, que tuvo un repunte en el año electoral pero que ahora tiene que encarar 2018. Para ubicarlo en una comparación histórica: 2017 sólo superó a 2009, 2016, 2001 y 2002, años de crisis internacional o de crisis interior por ajuste del Estado.
Los datos de la Cámara Argentina del Acero suelen contrastar con el optimismo que manifiesta en referencia al programa de gobierno. Entre otras cuestiones, destacan que "La producción anual de acero crudo fue de 4,62 millones de toneladas en 2017, un 12% superior al 2016. La construcción pública, agro (maquinaria agrícola, silos, alambrados) y energía (tubos con y sin costura) fueron los principales sectores que impulsaron el consumo de acero". Se omite que la producción de acero está todavía un 8,63% abajo de 2015 y que 2017 fue un año que estuvo entre los peores, pese a que mejoró en la comparación con 2017.
Nada se dice tampoco de que en las dos puntas de la generación de valor agregado (producción de hierro y de laminados en frío) hubo caída respecto de 2016 (que se suma a la del año anterior). En el caso del hierro la merma respecto de 2016 fue de 14,3% (24,2% respecto de 2015) y en los laminados en frío llega a 2,5% (6,34% abajo de 2015). El aumento en la producción de acero y laminados en caliente (en la comparación entre 2016 y 2017) fue lo que traccionó al sector.