Los pronósticos de inflación sirven para poner techo a las paritarias. Más allá del 15% que recalculó el gobierno para 2018, ¿en cuánto le suelen "errar" las consultoras, los bancos y los especuladores en sus predicciones?
Cuando la marea los quiere tapar
en el corazón de la noche,
pagan con promesas los nenes de oro
“Expectativas” y “confianza” son dos palabras indispensables en la jerga de los nenes de oro. La información bien dura sobre despidos masivos, empleo precario, consumo por el piso de carne o leche o déficit histórico en el comercio exterior no recibe la misma atención que el PRODE de los vaticinios que ellos mismos difunden por medios gubernamentales e instituciones públicas. Dicen “Nos va a ir muy bien” y esperan que brote una creencia masiva que oriente las decisiones de empresas, especuladores, sindicatos y políticos en la dirección esperada. Que luego eso no suceda poco importa, acaso ni siquiera demande una explicación, siempre habrá una incidencia inesperada y menor para justificar un volantazo.
En este mundo maravilloso de la City, los bancos, las mesas de dinero y las consultoras, todos son la reina Grimhilde y el espejito mágico al mismo tiempo. Afuera del Palacio, bardos y juglares cantan y repiten lo que el espejito dice, sin cesar, hasta que llega el 27 de diciembre y los cuatro nenes de oro del gobierno reconocen que la inflación no bajará como se esperaba y que será del 15% en 2018. Aun así, desnudos ante las cámaras, bolacean de lo lindo, con un solo objetivo: utilizar las paritarias para licuar tu salario, bajando tu poder adquisitivo y enfriando el consumo para poder, recién entonces, controlar los precios. No tenemos la sabiduría de los nenes de oro, pero a esto ya lo junábamos en enero de 2016.
Cómo bajarán la inflación y licuarán tu salario usando las paritarias
La escena del jefe de Gabinete Marcos Peña, el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger y los ministros de Hacienda, Nicolás Dujovne, y de Finanzas, Luis Caputo, significó el fin del mando de Sturzenegger, el capo real de la economía desde la eyección de Alfonso Prat Gay. Sin embargo, no está claro quién es el nuevo titiritero. Las herramientas son las mismas –básicamente, controlar el dólar con la emisión a roletes de Lebacs y de deuda externa, bajar la inflación disolviendo el poder adquisitivo–, los conceptos son los mismos y los augures que dan sus apapachos también.
Sudar no les cambia la racha, no;
llevan el juego en la sangre, y van
descarados, lindos varoncitos de oro.
Eso que llaman la City está encantada con la política económica vigente. La City vive de hacer guita en bicicletas y enjuagues financieros, desde diciembre de 2015 ni siquiera el campo o las mineras viven una bonanza semejante como la de estos tipos. Sus pronósticos no suelen contradecir al gobierno –tienen poder de fuego para hacerlo sin mayor pérdida–, sino todo lo contrario: acompañan, sostienen, promueven al oficialismo. El problema es que no sólo tienen efecto en la rosca de la plata dulce, sino también en el bolsillo de la plebe.
En uno de sus muy buenos artículos, el periodista David Cufré cuenta que todos los meses el Banco Central publica el Relevamiento de Expectativas de Mercado, una síntesis de todos los horóscopos económicos que escriben y consumen estos especialistas en operar en el mercado. La voz de “Los que saben”.
El Banco Central define con precisión el peso de este estudio: “La información que proporciona resulta de gran relevancia, no sólo para las decisiones de política monetaria y económica, sino también para las decisiones de consumo e inversión, constituyéndose como un bien público al proveer a la comunidad la mejor información posible respecto de las estimaciones que realizan los especialistas sobre el comportamiento futuro de las principales variables económicas”.
Esos nenes con superpoderes
hoy se trenzan en juego espartano,
como lenguas de fuego que arrasan
a su paso todo lo que pueden.
De un lado y del otro del mostrador, los nenes de oro son los mismos. Entonces, en promedio, las previsiones que se obtienen desde el ámbito privado y desde el público tampoco varían demasiado, se apoyan y legitiman mutuamente. Los errores en las mediciones son los mismos. Aunque dar la categoría de error equivale a imaginarlos si no inocentes, candorosos.
Una de las variables sobre la cual bancos y consultores dan su opinión es la inflación. Como se sabe, según cuánta inflación se diga que va a haber en el año se discuten los aumentos salariales. Así, a partir de “errores” de pronóstico los trabajadores salieron perdiendo en 2016 y 2017, con inflaciones que marcaron 41% (la previsión era de 25%) y 24,8% (la previsión estaba en un rango que iba de 12% a 17%).
Desde junio de 2016, el Banco Central retomó la elaboración del Relevamiento de Expectativas de Mercado. “Los que saben” comenzaron a dar sus pronósticos de inflación a 12 meses. Frotaron sus bolas y, promedio, así quedaron con sus predicciones:
Predicción a 12 meses | Realidad 12 meses después | Diferencia | |
Junio de 2016 | 21,6 | 21,9 | 0,3 |
Julio de 2016 | 21,8 | 21,5 | -0,3 |
Agosto de 2016 | 21,4 | 23,1 | 1,7 |
Septiembre de 2016 | 20,6 | 24,2 | 3,6 |
Octubre de 2016 | 19,5 | 22,9 | 3,4 |
Noviembre de 2016 | 19,7 | 22,3 | 2,6 |
Diciembre de 2016 | 19,6 | 24,8 | 5,2 |
Enero de 2017 | 19,4 | ? | ? |
Actualmente, hay más de cinco puntos de diferencia entre la predicción y la realidad. Para que se tome real dimensión, esos cinco puntos representan un 25% más de lo que se predijo. Es cierto que los nenes de oro no confiaron lisa y llanamente en las metas de inflación que en septiembre de 2016 anunció Federico Sturzenegger, ilusionado con que en 2017 íbamos a terminar el año con un 17%, máximo. Pero también es cierto que durante todo 2017 los bancos y las consultores profetizaron inflación a la baja. De hecho para enero de 2018 suponían que los precios al consumidor estarían apenas 19,4% arriba y para febrero, 19%. Como se verá en los próximos meses, los cracks que la clavan en el ángulo la patean por arriba de la tribuna... porque tienen buenas razones para hacerlo.
Para enero de 2018, el Relevamiento de Expectativas de Mercado muestra que, en promedio, los nenes de oro estiman que la inflación en enero de 2019 marcará 18,5%. Si con “la mejor información posible” le andan errando hoy en cinco puntos, o más todavía… ¿Debemos entender que la inflación del año que viene superará otra vez más la de 2015?
Le hacen precio a los buenos amigos
por un par de tatuajes masocas,
y pagan con promesas los nenes de oro.