Los datos del empleo en blanco muestran las tendencias profundas del modelo económico de Cambiemos. El trabajo privado registrado crece demasiado poco. El industrial cae en picada y explota la precariedad del monotributismo.
El Ministerio de Trabajo publicó los datos de diciembre de 2017 sobre la cantidad de trabajadores registrados y hay muy poco para festejar. En poco más de dos años del nuevo gobierno la cantidad de trabajadores privados registrados (el mentado "empleo de calidad") creció apenas el 0,34%. Sólo para alcanzar el crecimiento vegetativo de la población debió haber aumentado más del 2%. La performance es pobre como se la mire. Por ejemplo: entre enero de 2009 y noviembre de 2015, durante el kirchnerismo, se creaban en promedio 7311 trabajos registrados privados por mes. Durante la era Cambiemos, esa cifra bajó a 854.
Sin embargo, lo más preocupante es el endeble perfil del nuevo empleo registrado: expresa el desguace industrial y la precarización extrema de las relaciones laborales, resultantes de la demolición del sistema productivo. No es exceso.
En términos totales (sumando empleo privado, público, autónomos y monotributistas), el trabajo registrado subió un 2,74% durante la era Cambiemos. Es una cifra aceptable, que acompaña el crecimiento vegetativo de la población. Sin embargo, el 60,68% de ese empleado creado a partir de diciembre de 2015 es monotributista o monotributista social, el tipo de empleo registrado más precario por definición, el estrato que está apenitas más arriba que el trabajador en negro.
Adentrándonos en el trabajo privado, la fragilidad de los trabajadores en el nuevo modelo se hace más evidente. De los sectores que más empleo registrado generan, el único que está teniendo un performance superior a la de la gestión anterior es el comercio y reparaciones, en conjunto con la hotelería. Es decir: servicios totalmente dependientes del poder adquisitivo del mercado interno. Sólo en este grupo de trabajadores se crearon más trabajos registrado por mes, en promedio, en la era Cambiemos: 1938 contra 1903 (período enero de 2009 a noviembre de 2015).
Sin embargo, en el sector que mayor valor agregado genera y que mejor transparenta el desarrollo económico de un país, la industria, la crisis parece no tener fondo. Hubo sólo cuatro meses con saldo positivo en la creación de trabajos registrados industriales en la era Cambiemos, el resto fue siempre para atrás. Y todavía faltan los despidos veraniegos, que impactaron en Santa Fe en empresas de larga trayectoria como Ovoprot (una de las principales productoras sudamericanas de huevo en polvo) u Oil Combustibles (tercera destilería nacional y una de las principales productoras de asfaltos).
En diciembre de 2017 la industria volvió a perder puestos (octubre y noviembre fueron dos de los cuatro meses positivos de la era Cambiemos). De punta a punta, en 2017 se perdieron 2729 puestos de trabajo industrial. Durante toda la era Cambiemos, esa cifra llega a 68.020. Quizá no parezca una cantidad significativa. Para que se tome dimensión: se destruyó el 91% del trabajo registrado registrado industrial que se había creado desde enero de 2009 hasta noviembre de 2015. En poco más de dos años casi que se reventó el esfuerzo de desarrollo de seis años. Puesto en promedios: durante el período 2009 a 2015 se creaban unos 899 trabajos registrados privados industriales por mes, durante la era Cambiemos se destruyen unos 2721 trabajos industriales en promedio, por mes.
Todos ñoquis
Unos de los cuestionamientos repetidos hacia el pasado apunta a la sobredimensión del empleo público. Los conchabados en el Estado por razones políticas comprenderían tanto a los despedidos del Inti y el Senasa como a las bailarinas del cuerpo de danza o los docentes de las orquestas juveniles. Es cierto, no obstante, que en el período que va de enero de 2012 a noviembre de 2015 el 51,29% del empleo registrado creado era empleo público.
En la comparación total, entre enero de 2012 y noviembre de 2015 se crearon unos 23.632 trabajos registrados por mes. Luego, esa cifra bajó a 13.212. El argumento crítico actual es que la mayoría de esos 23.632 trabajos registrados eran "falsos", porque estaban inflados por el empleo público. Sin embargo, si se quita a los empleados públicos de la ecuación, sigue siendo más alto el promedio antes de Macri que después de Macri: 11.511 contra 9.932.
Y mucha mayor es la diferencia si se apunta al corazón del nuevo empleo macrista, los monotributistas. Si se saca de la ecuación al empleo público y a los registrados con facturero de monotributo, antes de Macri los registrados llegaban en promedio, todos los meses, a 4587. Después de Macri, la cifra baja a 1915.
Como se lo mire, el mercado laboral se encoge, se precariza y muestra una estructura demasiado frágil.