Nosotros comíamos comida que él cirujeaba.
Ese día llegó, no se daba cuenta de lo que pasaba en el barrio. Y, se fue a comprar su vino y... nos preguntó si nosotros ya habíamos comido. Y le dije que no, que ya estábamos cocinando. Y dijo “Traje una picada”. Nosotros habíamos hecho un guiso de polenta. Y... bueno, y él se fue a comprar el vino y llegó, se puso en la casita y... me pregunta si yo tenía luz. Le dijimos que no teníamos luz, hacía como tres horas ya que no teníamos luz. Y se puso a escuchar la radio. Al tiempo nosotros lo llamamos y le digo si quería subirse al techo y dijo que no, que no había problema, porque había escuchado a un funcionario que decía que no había problema en nuestro barrio, en Centenario, ni en Chalet. Pero nosotros nos subíamos a los techos y veíamos cómo Santa Rosa de Lima se estaba inundando. Y le decíamos, pero no. Con esto de que subíamos los chicos arriba del techo, algunas cositas, se nos pasó. Nos olvidamos. No sé qué fue. Momento ese.
Liliana Pintos vivía al lado de Omar “Chuleta” Paolini (64 años) en Amenábar bien adentro, casi Arenales. Cada uno vivía en su pequeña casa, Liliana con su esposo y sus hijos y Omar con sus perros, pero eran una familia. Liliana y los chicos pudieron escapar, poniendo en riesgo su vida muchas veces, lograron llegar hasta la Estación Mitre.
Y ahí nos sentamos a esperar a ver si bajaba el agua. Hasta que era casi medianoche y no... nos corrió el agua.
Era... mi suegro. Mi suegro, el nos daba una mano, cirujeaba, la calzaba a las nenas, lo calzaba a Santiago, nos traía comida. De eso vivíamos, porque yo ni plan tenía. Después al tiempo aparecieron esos planes sociales que tengo yo y entré en el Movimiento de Los Sin Techo como área de salud. Ahí pude saber lo que era tener plata.
El agua entraba con una fuerza, entraba con una fuerza, remolinos parecía que hacía.
Él no recibía ayuda de nadie. Chuleta no recibía más que su cirujeo. Lo poquito que venía tenía para su vino. Porque sí, él tomaba, pero no era una persona de tomar todos los días. Se tomaba su vinito, como toda persona, cuando comía. Pero no era una persona que andaba tomado en la calle, nada. Era un hombre trabajador, yo lo considero así, un hombre que trabajaba, cuidaba a su familia, porque a nosotros nos cuidaba.
Cuando nosotros estábamos en Avenida Freyre y General López ahí nos avisaron que Chuleta había quedado encerrado en una piecita. Lo sacaron unos vecinos que andaban en una canoa.
Vivía entre Amenábar y Arenales, en un pasillo. Vivía en una casita que el Movimiento de Los Sin Techo le brindó.
Cuando ellos abren se encontraron que tenía cielorraso de machimbre. Y tuvieron que romper para sacarlo y flotó para arriba. Hasta salió con su perrito negro que tenía. Tenía tres. Se murieron los tres, pero el perrito negro quedó encerrado con él.
Él murió el 29 de abril de 2003
Liliana y su familia pasaron dos meses evacuados en la Escuela Normal.
Estuvimos esos dos meses en los pasillos, dormíamos en el suelo. Teníamos que lavar ahí lo poquito que teníamos, lo puesto, a veces llevaban ropa. Había mucha gente. Eso sí: donaban muchas cosas, llegaban muchas cosas, pero siempre ropa, lo necesario y lo justo teníamos que buscar.
Empecé a ir a la plaza, fuimos a la plaza a pedir justicia.
Yo fui, pedí ayuda por todos lados, no tuve suerte. Me preguntaron todo, todo, cómo se llamaba Chuleta, le dí de dónde era, qué hacía. Actualmente era ciruja, anteriormente trabajaba en el mercado de abasto. Era muy buen trabajador. Antes trabajaba en un transporte, de Buenos Aires a Santa Fe. Él era de La Plata. Todo. Después nunca más supe más nada. Pedí ayuda, quería buscar a su familia, a su familia de sangre.
Me sacaron todo lo que yo sabía.
En mayo nos dijeron los de la escuela que teníamos que irnos porque ellos tenían que empezar a dar clase. Empezaron a llegar algunos camiones para llevar gente. Y así nos fuimos. Nosotros cuando volvimos a las casas todavía teníamos un poco de agua. Nosotros teníamos la vereda de enfrente bastante agua. La placita tenía agua, no habían limpiado bien, había hasta caballos muertos, perros muertos.
Es el abuelo de mis hijas, de mi Santiago, hasta de los mayores. Yo tengo chicos, era una familia, éramos de corazón, pero éramos una familia, y ya se terminó eso. Yo tengo mi esposo, que está muy abandonado. Nunca tuvo apoyo.
El responsable de la inundación... Carlos Reutemann, el ex gobernador. Y Álvarez. Y Obeid, porque siempre estaban ellos ahí, en el gobierno.
Ellos sabían, ya de antes, antes de votar el domingo. Ellos ya sabían que venía la inundación y nos hicieron votar con la lluvia. ¿Cuántos días de lluvia tuvimos?
Yo lo único que quiero es justicia, justicia para todos.
Entrevista registrada en 2013 en el marco de un rodaje documental con participación de La Huella Contenidos, Alejandro Pérez y Juan Curto.