Juana Mendoza relata la historia de su hijo José Félix Leguiza (46 años), que se quitó la vida luego de que el agua del río Salado destruyera toda su casa.
El almacén no lo quise tener más porque mi marido se infartó, le prohibieron trabajar. Se infartó después de la angustia de la muerte de José. Falleció hace 2 años. De a poco el agua se los fue llevando a todos.
Mi hijo se llamaba José Félix Leguiza y vivía en Lisandro de la Torre y Gaboto. En la inundación el agua bajaba de la vía, corría como un mar contra Gaboto e hizo tanta presión que le tiró la casa abajo. Alcanzó a sacar la mujer, la hija y el nieto que vivían con él. Su otra hija y el yerno son policías. Ellos alquilaban una casa cerca de la comisaría 5° y los llevaron a vivir con ellos. Los hijos tenían que salir a trabajar, la señora también. Él estaba depresivo aunque aparentaba estar bien. Quedó mal, perdió todo y no tenía trabajo. Cuidaba al nieto, que tenía pocos meses. Se ponía a limpiar y ordenar todo lo que habían llevado, cosas tapadas de barro. La señora volvía como a las 11 de la mañana, y la hija y el yerno trabajaban en la Comisaría 3° hasta las 12.
Él perdió todo porque los ladrillos de su casa se cayeron. Mientras estaba inundado iba todos los días y se sentaba y miraba el agua. Lloraba. No podía entrar porque no sabía nadar. Tenía que pagar los botes. Venía a ver todos los días si bajaba el agua. Estaba en la casa que el yerno había alquilado.
La noche previa al 1° de septiembre hubo una cena familiar en la casa donde vivía, comimos con ellos, había un partido de futbol, nos quedamos hasta las dos de la mañana y nos fuimos. La cuestión es que al otro día, cuando la hija y el yerno se levantan para ir a trabajar, encuentran papeles arriba de la mesa. Le escribió: “Gaby no te vayas a trabajar estoy en el patio”. Tenía todo programado: me dejó una carta a mí, a la mujer, a la hija. Tenía una escalera a una terraza. Tenía preparado un cable de Cablevisión, con eso se ahorcó. Se largó desde la punta de la escalera. Ellos se encuentran con eso y nos llaman. Cuando llegamos ya estaba la policía. Vino el jefe del yerno, que era el comisario, y lo desató. Lo dejaron en la cama y llamaron a la cochería. Fue muy fuerte para todo. Era joven, tenía 46 años. Una muerte que no esperábamos.
Nosotros nos inundamos todos, mi casa y la de mis hijos. Estábamos todos mal porque perdimos cosas. Teníamos negocio, casa, un auto que quedó 26 días bajo el agua. Hacía como 20 años que teníamos un negocio de ramos generales. ¡Había de todo! No pudimos recuperar nada. La casa no podíamos arreglarla para vender por falta de plata. Nos dieron $7000 en ese tiempo, y por el almacén nada.
José era nacido y criado en este barrio. Se casó y vivía al lado de la suegra.
A lo último era taxista. Antes trabajaba en una casa que vendía repuestos de maquinarias de campo, por calle 25 de Mayo. Le tenían confianza, trabajó muchos años con esa gente. Hasta que cerró ese local en el 2001 y quedó trabajando de taxista. Después de la inundación ya no quería trabajar, no tenía voluntad. Quedó mal, no le daba la cabeza.
Lo trataba la doctora Paredes del Hospital Iturraspe porque le salió soriasis. Eran carísimos los remedios. La mujer trabajaba todo el día para comprarle la crema. La hija también. Veía que todos se mataban para comprarle los remedios y no se componía. Se apagaba un tiempo y le volvía otra vez. Consecuencia de la depresión que le agarró. La crema no se le curaba y la depresión tampoco. Antes no tuvo ninguna enfermedad, era muy sano.