El sábado 21 la banda presentó Viejas Tecnologías en el CCP Paco Urondo. Antes, charlaron de música con Pausa, de máquinas del tiempo y de Godzilla.
Distintas anécdotas cotidianas dieron como resultado que Bernardo, Lisandro y Valentín se pusieran a tocar juntos. Berni es de Diamante, vive en Paraná y lo estamos esperando para empezar, mientras sus dos compañeros juegan con la disposición de los muebles y las cosas que hay dando vueltas, planificando las fotos. Persisten la pared lisa, un sillón y un molino en una mesita ratona.
“Yo arrastraba desde hacía tiempo una fijación con el color celeste que de alguna manera atravesaba al conjunto de canciones que tenía compuestas. Cuando llevé eso a la banda y empezamos a discutir la estética, se nos dio por averiguar la traducción del color al japonés porque sentíamos que esa era la forma que adquiría nuestro sonido. Bueno, dio justo que esa traducción se componía de tres letras y que cada uno de nosotros logró reconocerse en alguna de ellas. Tanto su sonoridad como el movimiento de sus trazos, cada vez que le damos una vuelta algo más le sacamos”, cuenta Berni.
El sonido del disco que grabaron ellos tres puede ser comprendido si se los ve juntos chacoteando, fumando o teorizando acerca del portal que hizo que perdiéramos la noción de dónde estaba Valen durante unos minutos confusos. Viejas tecnologías, su disco debut, presenta una batería jazzera que oscila impredeciblemente durante 56 minutos, la precisión psicodélica de un teclado atento a los momentos en los que se lo necesita y una guitarra/voz (funciones que se condensan en Berni) totalmente entregada a sus inquietudes y sus ganas de ir paseando por el propio universo que van construyendo.
“De una primera escucha surge un resultado tímbrico por ahí remite a Spinetta pero compositivamente, aunque no se note en el disco puntualmente, tampoco nos olvidamos de (Hugo) Fattoruso, Egberto Gismonti o Ivan Lins”. Rechonchas criaturas bíblicas flotando por un cielo lleno de astros, subtitulados por grafemas orientales y teñidos de colores pasteles adornarían el escenario mayor del Centro Cultural Provincial unos días más tarde para la presentación del disco. Pero ojo, que el respeto a la propia creación no es una condición irrenunciable: “Por poner un ejemplo, la canción ‘Tremendo ciclón’ es la historia de una diosa triste que siente la necesidad de destruir el mundo que ha creado”.
Aunque Viejas tecnologías es apenas un recorte de la batería de canciones de las que disponen, el recorrido existencial primero y su segunda parte más concreta más tarde, les alcanzó para integrarse al sistema de universos sonoros y cinematográficos de los que proceden. El tecladista confiesa, no obstante, que no fue un proceso automático, mucho menos mágico, sino de mucho trabajo: “Tuvimos todo un proceso de conectarnos y aprender a hacer música entre nosotros que al final adquirió una complejidad muy propia de la química entre los tres, un dinamismo y hasta un lenguaje que nos lleva hasta llenar una canción con 20 acordes. Si debiera entrar otro músico, creo que le costaría disfrutarlo.”
“Siempre respondemos a ideas principales a partir de un acuerdo que establecemos entre nosotros –dice Valen-, como pasa en ‘Godzilla’. Cuando Berni cae con un tema nuevo y ya tocamos con la intención de ilustrarlo, ponele, haciendo los pasos de ese dinosaurio que mientras quiere romper todo se va preguntando algunas cosas”.
El universo de Ten es de luces oscuras, de climas japoneses y de preguntas que intentan discutirle a las categorías que intenten apropiárselos: “Todo el tiempo estamos retomando sonidos de otros tiempos, pero esa también es un poco la discusión que se da dentro del disco: ¿qué es el tiempo en la música? ¿qué es lo retro? ¿quién dice que este no es el sonido del futuro?”
Fotos: Mauricio Centurión.
Excelente banda. La nota es medio floja, falta información básica sobre ellos, de dónde son, desde cuándo están, entre otras cosas. Si pueden agregarlo, sería estupendo.