El rojo en el comercio exterior llegó a 1290 millones de dólares entre enero y abril de 2017. En 2018 saltó en el mismo período a 3420 millones. Con el déficit de abril, van 19 meses continuos de sangría de dólares.
El gobierno nacional se muestra muy preocupado por el déficit fiscal, que se podría cubrir con pesos, pero no le presta atención alguna al cada vez más mayor déficit en el comercio exterior, que en 2017 fue el más alto de toda la historia argentina y que en 2018 sigue creciendo de forma negativa. La diferencia entre lo que se exporta y lo que se importa dio una pérdida de 938 millones de dólares en abril (el rojo en el mismo mes de 2017 había sido de 112 millones); en el primer cuatrimestre de 2018 el déficit se multiplicó 2,6 veces. En términos porcentuales, se incrementó un 265%.
La pérdida de dólares no se detiene. Los dólares más genuinos que ingresan a una economía que no imprime billetes verdes son los del comercio exterior, en nuestro caso no ingresan sino que se van. Según el Indec, en abril las exportaciones aumentaron 6,2% respecto al mismo mes del año anterior (301 millones de dólares), mientras que el valor de las importaciones en abril creció 22,7% respecto al registrado en igual mes del año anterior (1.127 millones de dólares).
El Indec resaltó en particular el efecto de la sequía en el comercio de la soja: "La suma de las exportaciones netas (exportaciones menos importaciones) de los cuatro principales productos de exportación derivados del cultivo de la soja (aceite de soja en bruto, incluso desgomado; biodiésel y sus mezclas; harina y pellets de la extracción del aceite de soja y porotos de soja, excluidos para siembra) registraron en abril pasado respecto de igual mes del año anterior una caída de 455 millones de dólares, equivalente al 55,1% del aumento del déficit comercial para ese período". Es decir: la merma vertical en las exportaciones de la soja y sus derivados explica buena parte del déficit. Pero tampoco lo explica completamente, sólo la mitad del rojo de abril.
Como siempre, nuestros principales socios fueron Brasil, China y Estados Unidos, en ese orden. En todos los casos hubo déficit: con Brasil fue de 782 millones de dólares, con China de 822 millones y con Estados Unidos en abril fue de 217 millones de dólares. Estos tres países en conjunto absorbieron 29,7% de las exportaciones de Argentina y abastecieron 55,0% de las importaciones.
Otras vez, son los destinos menos ponderados los que salvan la situación. Varios de ellos, como se señaló acá, se abrieron por las gestiones de los vilipendiados Guillermo Moreno y Héctor Timerman, en 2012. Los países con los que Argentina tuvo superávit comercial en abril fueron India (183 millones de dólares), Chile (170 millones de dólares), Argelia (130 millones de dólares), Egipto (127 millones de dólares), Malasia (123 millones de dólares), Perú (86 millones de dólares), Canadá (81 millones de dólares), Indonesia (75 millones de dólares), Suiza (71 millones de dólares) y Países Bajos, punto de tránsito hacia otros destinos (67 millones de dólares).
Mientras el gobierno se apresta a profundizar el ajuste en el sector público, no revisa en ningún sentido sus otras políticas económicas. La baja del déficit fiscal viene en paralelo con el aumento exponencial del déficit financiero (endeudamiento externo), en la creencia de que el último financia al primero, a la fuga de capitales, al retiro de remesas de las empresas, y al creciente déficit de comercio exterior. Sin embargo, no hay regulaciones en ningún sentido para contener la huida de los especuladores, el retiro de las ganancias de las transnacionales ni, mucho menos, la avalancha importadora.
La comparación cae sola: el promedio anual entre 2003 y 2015 en el comercio exterior es favorable en 9.708 millones de dólares. Sólo 2015 fue negativo en este crucial aspecto macroeconómico. El 2016 fue positivo en apenas 1.968 millones de dólares (sólo supera a 2013, dentro del período mencionado). El último déficit comercial voluminoso fue el de 1994, con 5.751 millones de dólares para atrás, pero 2017 lo superó por lejos: 8.471 millones de dólares para atrás, el más alto de la historia argentina. De mantenerse el ritmo de los primeros cuatro meses de 2018, estaríamos nuevamente ante un rojo récord: ya es de 3420 millones de dólares, en la proyección superaría los 10 mil millones de verdes que se van para afuera.