Clubes de Música: historia de la movida que no fue.
El Concejo Municipal incluyó la figura de “Clubes de Música” el 19 de abril de 2012 al sancionar la ordenanza 11.855, que alcanza a “aquellos establecimientos cuya actividad principal sea la programación y producción de conciertos y espectáculos musicales en vivo”. Desde entonces y hasta ahora, solamente tres consiguieron tal catalogación Stanley Rock Bar, Tribus Bar y, desde hace algunos meses, la sala Dead Lovers.
Con seis años de vigencia, desde Santafesinos Unidos por la Música Autogestionada reconocen haber recibido “algunas inquietudes de músicos, tanto afiliados como no, de que hay puntos de la ordenanza que no se están cumpliendo.” Se refieren, puntualmente, a la médula de la ordenanza, que establece que los artistas no deben pagar a los Clubes de Música para acceder a condiciones mínimas de trabajo: insonorización, cuestiones de luces y sonido, un depósito para los instrumentos, etcétera.
Pausa accedió a la propuesta de uno de los Clubes de Música habilitados y, en rigor, solo las bandas que toquen bajo la modalidad de “entrada gratis” son las que no deben pagar costo alguno, mientras que la contraprestación ofrecida es de tres pizzas y cuatro porrones. En cualquier otro tipo de arreglo, las bandas deben hacerse cargo (con lo recaudado en entradas) de pagar a Sadaic y al bar. En caso de no contar con operadores propios, también el gasto va a cuenta de las bandas: “A eso le sumamos que en los locales que no figuran como Clubes siempre corremos el riesgo de suspensión de los shows, cuando tranquilamente se puede tocar ahí con entrada gratis, a la gorra o con el cachet absorbido por los empresarios”, cuentan desde SUMA, haciendo mucha fuerza en imaginar al dueño de un negocio jugándosela de esa manera.
Lo que debía ser una ampliación de derechos, derivó en una restricción que, además, no es controlada por la Municipalidad y hasta es boicoteada sistemáticamente: “Cuando los administradores de lugares potables quieren adherirse a la figura de Clubes les desaconsejan, no vimos ni vemos intención de promover esta política”. El horizonte augura una militancia de la conciencia del músico respecto de los derechos adquiridos e incumplidos, así como el deseo de SUMA de volver a sentar en una misma mesa a todas las partes involucradas para redefinir los tantos.
Ciudad tributo
Las condiciones reales de acceso a escenarios dignos, entonces, están en buena parte determinadas por el público que las bandas locales puedan convocar, pues de esa recaudación dependen para poder llevar a término un show. A lo mejor esto pueda explicar una de las ventajas de tributar a una banda: la invocación a Héroes del silencio, Los Redondos, Soda Stereo, Spinetta, Los Beatles, Nirvana es incomparablemente más redituable que proyectos originales. También, hay que decirlo, la mayoría de los que integran estas bandas, lo hacen en paralelo a otras. Así es que, ya que los lugares donde tocar no aumentan, los que se encargan de incrementar la oferta son los mismos artistas formando más bandas.