Fabián Vena dialogó con Pausa sobre su oficio actoral y su nueva puesta en escena.
“Fue como en un pasaje de Cortázar, lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. Fue lo que ocurrió con Soledad, nos elegimos como se eligen prendas de ropa. A una Beatriz no se la elige, a una Julieta no se la elige... No elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto. Cuando vi a Laura me pasó eso... no elegí... amé.” De este modo nos deja entrar en su mundo íntimo el bibliotecario que interpreta Fabián Vena en Conferencia sobre la lluvia, el unipersonal escrito por el mexicano Juan Villoro que se presentará en Santa Fe el próximo 7 de julio en el Teatro Municipal.
Según confiesa Vena, al bibliotecario le interesa entender el agua imaginada por los poetas. De esta manera se dispone a dar una conferencia sobre la temática pero ha perdido los papeles y deberá improvisar. De ahí que a lo largo de la obra aparecerán las citas de varios poetas que hablan de la lluvia: “Y sin embargo no es un espectáculo de poesía”, confirma el actor. “Lo que sucede es que la manera de ver la vida de este personaje es poética. Es un nerd de los libros, tranquilamente podríamos pensar en cualquier otra profesión en la que uno es fanático y cuenta la vida a través de esos ojos. Es un erudito y no te lo quiere hacer saber, ahí radica justamente toda su poesía”.
El humor, protagonista de la pieza, se trabaja fuera de los convencionalismos. En la platea pueden escucharse de pronto las risas generalizadas pero también las carcajadas de una o dos personas. Con relación a este fenómeno el actor reflexiona: “Se trata de una manera de decir el humor sin efectos, cuanto mas se ríe la gente es cuando yo estoy en una cosa de introspección y de angustia. En la comedia el humor sale de un efecto casi matemático, de ritmo, de adaptaciones. En el caso de Conferencia eso mismo se genera cuanto más verdadero soy, cuando con mayor precisión describo las imágenes y sin esperar el efecto del chiste, el chiste llega solo”.
Otros de los grandes protagonistas serán los libros y sus autores y en este sentido la obra propone un cruce entre el lenguaje literario y el teatral, algo no tan común en este medio: “Para los amantes de los libros es un bálsamo de locura porque es muy difícil encontrar la intertextualidad entre literatura y teatro. Siempre pensé que este espectáculo es un gran homenaje a los lectores, sin embargo últimamente he llegado a la conclusión que es un gran homenaje a la gente sensible, a aquellos que tienen un contacto con la sensibilidad sin pruritos, sin prejuicios”.
Según Vena, el mundo de los libros “me ha afectado en mi vida como en esta obra, de manera contundente, fundacional y definitiva. La imaginación que yo creo que tengo y desarrollo para mi trabajo o para dar clases creo que tiene más que ver con la literatura que con ser un observador de la vida”. Y se juega todavía más: “Yo creo que soy actor porque he leído de chico, todo mi bagaje de imaginación creo que está en esa semilla. Es un arte que te permite conectar a través de descripciones que uno jamás se pondría a describir y analizar. Es la apertura al sentimiento que nunca uno se hubiera permitido imaginar. La literatura nos abre mundos”.
—¿Como te encontraste con el texto de Villoro?
—Esas son las historias más divertidas porque tienen esa combinación tan particular de unas “coordinadas cuánticas”. Es una obra que me pasa una íntima amiga de mi mujer diciendo que le había fascinado y que quería que la leyera. Lo cierto es que durmió cuatro meses en mi maleta de gira con la obra Casa Valentina y en un momento en Córdoba a las 3 de la mañana cuando volvimos con mi mujer de la función al hotel, le dije que teníamos que leer el texto porque ya estábamos quedando muy mal con su amiga. ¡No podíamos creer lo que estábamos leyendo! Me emocioné profundamente, me provocaba carcajadas la manera especial, inteligente, jugada, desprejuiciada que tiene el personaje sobre los temas, cómo los expone. Mi mujer se durmió y yo me quedé encerrado en el baño llorando de emoción y esperando que se hicieran las 6 de la mañana ya para poder llamarla a su amiga y decirle “esto es mío, lo quiero hacer, dirigir, llevarlo por el mundo”.
—Esta es la primera obra donde asumís la responsabilidad de dirigir, y de dirigirte a vos mismo y en un unipersonal. ¿Cómo vivís la experiencia?
—Quise asumir el desafío con la dirección porque me dije “quiero montarla, hacer la experiencia” poniendo en juego mi recorrido. Me rodeé de seres queridos y admirados en lo artístico, como mi co-director José Luis Arias, director y escritor de más de 50 obras, que también es profe en mi escuela, y nuestro maestro de técnica vocal Carlos Demartino. Otra cosa que hice por consejo de José Luis fue grabar los ensayos, cosa que no tenía dentro de los parámetros de mi creación. Verme resultó muy importante porque las indicaciones que yo le daría a ese actor que estoy viendo, me las hacía a mí mismo. Además estoy convencido que un actor también tiene la obligación de hacer la puesta, después de todo quién mejor que un actor para saber cuáles son las exactas acciones físicas que tiene que hacer su personaje para la historia. Los directores lo que hacen es embellecer esto. También ayuda saber que uno tiene amigos a los que recurrir si se ponen difíciles las cosas. Fue un proceso que viví amorosamente.
—¿Considerás a esta obra como un punto de inflexión en tu carrera?
—Por lo general evito ponerle rotulo a los trabajos de mi carrera como cuando me preguntan cuál personaje me gusta más, nunca lo digo. Pero en este caso sí podría confesar que es un trabajo de inflexión en mi carrera por varios motivos: la idea de un unipersonal para mí era algo complejo, pensar cómo generás un atractivo con una sola persona arriba del escenario sabiendo que el espectador entiende que no va a ver entrar a escena a nadie más, era una de mis grandes obsesiones. Por otro lado abrir la puerta extraordinaria de la dirección, fue muy novedoso para mí. No sabía que iba a tener ese rol en algún momento de mi vida, como tampoco sabía que iba a ser profesor. Si bien tuve grandes maestros y grandes directores, pensé que era un terreno casi inaccesible para los que nos dedicamos a actuar. Además Conferencia sobre la lluvia, si bien es un texto naturalista-realista tiene poesía, entonces reúne en un mismo personaje y un mismo espectáculo todo lo que me gusta.
Series versus teatro
Los comienzos de Fabián Vena arrancaron recién entrada su adolescencia en la Escuela de Formación Integral del Teatro IFT en Buenos Aires. A partir de allí comenzó con sus primeros trabajos de teatro independiente, para él la televisión era el último lugar donde deseaba ir. “Era algo execrable, estaba lleno de prejuicios. Hasta que apareció la oportunidad y me di cuenta de que me había gustado actuar, incluso me daba la sensación que yo sabía de actuación por ver telenovelas, ficción argentina, cine. Al teatro recién empecé a ir a los 14, 15 años, pero tengo imágenes de tener 6, 7 años y ver telenovelas y decir ‘Este me gusta, está bien lo que hace’. Algo sorprendente, porque no había nadie en mi familia relacionado con actuación”.
—Trabajaste en cine, teatro y TV, pero tus trabajos en series te consagraron en forma masiva. ¿Que opinión tenés de estos formatos?
—Tuve mucha suerte cuando empecé con Socorro 5to año porque no era un programa típico de televisión y Rodolfo Ledo, el creador de los programas juveniles en ese momento, me permitió entrar a la TV sin traicionar ni una sola letra de la técnica que me habían enseñado en el teatro. Entonces la TV empezó a parecerme un espacio importante por su llegada masiva y un medio extraordinario, donde pude hacer programas de tira diaria como Resistiré o formato tira de unitario como fue Verdad-Consecuencia. Existe una gran afinidad entre los hacedores de esos formatos y los espectadores. Podés poner la mejor serie de Netflix pero si aparece una buena serie argentina te aseguro que tiene éxito, porque a la gente le gusta ver cosas con la que se identifica.
—¿La situación económica actual está impactando en el teatro?
—Hace muy poquito recibí un twit que mandó el empresario teatral Carlos Rottemberg con una imagen de la boletaría vacía y decía “Cada vez cuesta más desempolvar el cartel de no hay más localidades”. Estamos viviendo una crisis terrible, pero más que nada se manifiesta en una ideología donde se privilegian los números antes que al ser humano. El teatro es lo primero que se sacrifica para los que aún tienen el privilegio de llegar a fin de mes. Pero seguiremos peleando. Toda esa conexión mágica que siempre existió entre los argentinos, el teatro y los artistas, no creo que haya ninguna ideología por mas nefasta que sea que pueda romperla.
Cuándo y dónde
Conferencia sobre la lluvia llega a Santa Fe el sábado 7 de julio a las 21.00 en el Teatro Municipal. Habrá una Master Class dictada por el actor, el mismo día a las 11.00 en la Sala Marechal. Para inscripciones: [email protected]