Varado en comisiones, el proyecto para avanzar hacia una nueva Constitución parece no prosperar. Lifschitz promete impulsarlo hasta el final. Para la oposición, ya no hay tiempo.
Con el envío del proyecto de reforma constitucional a cinco comisiones, la Cámara de Diputados de la provincia parece haber puesto en el freezer el tema y se empieza a dibujar un escenario de campaña sin reelección del gobernador. Sin embargo, Miguel Lifschitz no se rinde. “Voy a seguir impulsando la reforma de la Constitución hasta el último día de mi mandato”, señaló el gobernador a través de una carta abierta el viernes 20 de julio. Allí les pide a los legisladores provinciales una definición sobre el proyecto.
El mandatario insiste en que la reelección no es el objetivo principal. Ante la falta de un consenso que pensaba más cercano, Lifschitz criticó a propios y ajenos por las dilaciones en el tratamiento de la ley que declara la necesidad de la reforma, varada en la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados.
De entrada, el gobernador reconoce que la reforma iba a ser difícil para el oficialismo ya que se requieren de los dos tercios de cada cámara para sancionar la ley. “Sabíamos que no teníamos votos propios en ninguna de las dos cámaras. Siempre supimos, también, que no todos los que se dicen a favor de la reforma tenían la convicción necesaria para llevar adelante el proceso. Pero aun así asumimos la tarea. Hemos arrimado la pelota al área como nunca, aunque no siempre se mete el gol en la primera llegada. Habrá que ensayar otras jugadas y así lo seguiremos haciendo”.
En su carta, Lifschitz hace un recorrido desde la primera convocatoria a los partidos políticos para debatir el tema –en 2016– hasta el envío del proyecto oficial en abril de este año. Allí repasa los encuentros con instituciones de la sociedad civil, especialistas, constitucionalistas, intelectuales, dirigentes políticos y ciudadanos particulares.
La iniciativa tuvo dictamen favorable en la Comisión de Asuntos Comunales pero quedó trabada en Educación, donde el oficialismo es minoría. Se trata de la segunda de las cinco comisiones a las que fue girado el proyecto. El paso del tiempo y la falta de consenso político diluyeron la posibilidad de lograr la reforma durante 2018. Caída la reelección, Antonio Bonfatti quedó en la línea de partida por parte del oficialismo para 2019.
Los tiempos...
Aunque el tema languidece en la Legislatura, el gobernador no se rinde: “Pareciera que todo se reduce a una cuestión de tiempos. Pongámonos de acuerdo con los tiempos”, les propone a los diputados. “Siempre creí que lo principal es lograr el objetivo. Queda claro que algunos de los que impidieron la reforma durante 24 años desde el gobierno, ahora lo siguen haciendo desde la oposición. Y algunos de quienes se suponía que venían a representar el cambio y la nueva política, puede ser que terminen optando por la posición más cómoda y conservadora de mantener el statu quo”.
Aunque no menciona nombres propios, esas críticas están dirigidas a los legisladores del PJ, en primer lugar, y a algunos de los legisladores del Frente Progresista, como el diputado socialista Eduardo Di Pollina, que ha advertido en declaraciones públicas sobre las dificultades políticas para avanzar con el tema: “Si la reforma tuviera consenso unánime, ya la estaríamos tratando”, dijo Di Pollina a fines de junio.
En su escrito, el gobernador también se refirió al “menú de excusas” que han planteado dirigentes de la oposición: “Están quienes dicen que hay que hacer una reforma total (en referencia a Héctor Cavallero y a los diputados del interbloque Igualdad), aunque eso no lo creen ni ellos, nunca se hizo una reforma total de ninguna Constitución y eso no lo votaría nadie. Otros dicen lo clásico, de manual, que hay temas más urgentes como la seguridad, la inflación o las tarifas (en alusión a los diputados de Cambiemos). Compartimos esas preocupaciones, por supuesto, pero no por eso tenemos que dejar de trabajar en construir un modelo de futuro para nuestra provincia, partiendo del fortalecimiento de nuestras instituciones. De hecho, es nuestra obligación hacerlo, como lo hicieron otros. ¿O será que en 1853 o en 1962 o en 1994 no había problemas en el país?”.
Según el gobernador, la sociedad “espera una definición de sus legisladores”. En ese punto, criticó por igual a oficialistas y opositores por “sacarse de encima la responsabilidad de un debate, derivando el proyecto a muchas comisiones, lo cual, con el habitual ritmo legislativo, prolongará el tratamiento de manera indefinida”.
Sobre la madre de todas las polémicas, añadió: “Siempre dije que habilitar la reelección del actual gobernador no era lo principal del proyecto ni el objetivo más importante. Ahora vengo a ratificar esa convicción. Voy a seguir impulsando la reforma de la Constitución hasta el último día de mi mandato, porque creo en el valor de sostener con firmeza las ideas en el tiempo y más cuando las mismas tienen la fuerza de una ciudadanía en búsqueda de ampliar sus derechos, especialmente de los jóvenes, que quieren y deben ser más protagonistas del tiempo que viene”.
Otra carta abierta
El diputado justicialista Luis Rubeo le respondió a Lifschitz también a través de una carta abierta. Allí señala que la propuesta oficial “no cuenta con los consensos necesarios”, cuestiona los plazos previstos y opina que la posibilidad de incorporar la reelección del gobernador requiere de “más análisis”.
Rubeo, autor de otro de los proyectos de reforma de la Constitución, comienza su texto remarcando “el empuje que le dio al tema, lo que permitió llegar más lejos que ningún otro gobernador”. No obstante, el legislador del PJ indicó que “la propuesta oficial no cuenta con los consensos necesarios, no porque no haya voluntad reformista de las fuerzas políticas que componen el cuerpo legislativo, sino porque los tiempos propuestos no son los apropiados ni para el proceso eleccionario de los constituyentes ni para el funcionamiento de la Convención”.
“Es un secreto a voces que lo comprimido de los plazos está directamente relacionado con la posibilidad de su reelección –le retruca Rubeo a Lifschitz–, pero para lograrlo deberíamos forzar decisiones que requieren de más análisis, deberíamos obviar las internas abiertas y deberíamos poner a los constituyentes a trabajar contra reloj sin margen para consultas y tiempo suficiente para el debate”.
Rubeo entiende que apurar el debate solo obedece al intento reeleccionista del actual mandatario, y también aclara: “Quiero manifestar que soy reformista y mi partido también lo es”.
Plan A y plan B
Ante las dificultades de la reforma constitucional, en la Casa Gris manejan dos alternativas: una, que Miguel Lifschitz encabece la lista de diputados provinciales del Frente Progresista, como hizo Antonio Bonfatti al dejar el gobierno en 2015; la otra, encabezar o contribuir un armado progresista a nivel nacional para las elecciones presidenciales de 2019.
“Nunca se puede descartar una candidatura”, dijo el gobernador cuando le preguntaron por la segunda opción. “Estamos entrando en tiempos electorales y comienzan las especulaciones, pero yo tengo un fuerte compromiso con la provincia. Me queda un año y medio de mandato”. Sin embargo, acotó: “Nunca se puede descartar una posible candidatura. Es como si a un jugador le preguntan si quiere ir a la Selección. ¿Quién no va a querer?”.
La posibilidad de que Lifschitz en un armado nacional con otras fuerzas comenzó a barajarse tras sus encuentros con la líder del GEN Margarita Stolbizer. Y luego, por su entendimiento con radicales y peronistas opositores al gobierno de Mauricio Macri. Aunque el propio gobernador dice “hoy no está en mis planes”, desde el socialismo apuntalan la idea. Rubén Galassi opinó que Lifschitz “sería mejor presidente” que Macri y elípticamente lo puso en carrera.
“Hoy no está en la realidad de nuestro escenario político porque estamos abocados a la gestión de la provincia de Santa Fe y en darle continuidad al proyecto del Frente Progresista para la próxima etapa”, dice Lifschitz. El gobernador no quiere adelantar los tiempos ni dar por caída la reforma de la Constitución que lo pondría en condiciones de buscar la reelección. Si no sale, tiene otros planes en carpeta.