Anoche se comunicó conmigo, desde la clandestinidad, Adrián Brecha. Me mandó un whatsapp preguntándome lo siguiente: “¿Vos vas a escribir sobre qué lindo es ser uruguayo, por más que nunca viviríamos con gas natural?” Le dije que no. Que era un hermoso tema del que él debía ocuparse. Agregué que yo tenía ganas de pegarle a Recondo. Brecha subió la apuesta: “Yo también a Diego Díaz. Y a Caruso. Y a todo TyC.” ¡Pero claro! ¡¿Cómo me voy a olvidar de Diego Díaz?! ¡¿En qué estaba pensando?! Entonces yo le propuse que escribamos los dos sobre lo mismo. “Ataquemos en bloque. Como Alemania, que avanza y te da la sensación de que te está invadiendo”. A esta altura el Mundial colonizó todas mis metáforas. Ustedes no tienen ni idea de lo que es tenerlo de amigo a Barba.
Después me puse a pensar que ya se había dicho mucho sobre el tema. Que ya habían sido objeto de crítica. Entonces me iba a costar decir algo nuevo. No me gusta hacer leña del árbol caído. Y me estoy dando cuenta recién ahora de lo que significa esa frase. Soy un genio. Por otro lado, la miseria no es exclusiva del periodismo deportivo. Quizás sí es más visible. Porque el fútbol es masivo. Lo que nos lleva a reducir el problema al periodismo futbolero. Y/o tribunero. Es decir, el periodismo reducido a una mera opinión de hincha o de cualquiera.
Decía que así como la corrupción no es exclusiva de la Argentina, tampoco lo es la miseria en el periodismo símil a una polémica en el bar. Por ejemplo, en periodismos que se pretenden más “nobles” o “prestigiosos”, como el político o el económico, tenemos ejemplos de sobra. Por caso, las insólitas declaraciones de Macri –“tenemos problemas de energía porque la gente en invierno está más en la casa y no se abriga” o el ya célebre “pasaron cosas”– fueron dichas ante el silencio inmundo de Jorge Lanata, que ni siquiera fue capaz de repreguntarle “¿En serio?”. Justo él, que hace algunos años juntó a colegas bajo la consigna: “Somos periodistas. Queremos preguntar”. ¿Por qué Recondo debería ser diferente, o mejor? ¿Por qué si en el periodismo económico hay especialistas que hablan sólo a base de su opinión o creencia, desconociendo datos y estadísticas que los refutan, le exigimos a Horacio Pagani que no sea un bailarín de Tinelli? A mí lo que me parece que subyace a todo esto, es la pregunta por la función del periodismo. O sea, qué es y qué debería ser el periodismo. Yo no lo sé. Pero me arriesgaría a empezar a pensar qué cosa no es.
¿Periodismo es informar? Toda relación social informa. La médica le informa a su paciente el diagnóstico; el profesor a sus alumnos/as algún concepto; etc. Además, al que informa el pronóstico meteorológico en la radio, ¿le decimos “periodista”? ¿Es Sol Pérez periodista? Fuertes declaraciones.
¿Opinar es hacer periodismo? O sea, ¿hablar sin argumentos? ¿Sin poder demostrar con evidencia o razones lo que dice? ¡Pará, pará, pará! ¿Vos me querés decir que Baby Etchecopar es periodista político? ¿Y Edu Feinmann?
¿El periodismo es preguntar? Y, algo de la interrogación en el periodismo hay. Pero no la pregunta retórica o confirmatoria, sino la pregunta incómoda. “¿Sos feliz?” no es una pregunta periodística. Una pregunta es que si te dicen que pasaron cosas, vos mínimamente le preguntes por cuáles son esas cosas. Si sos un cacho más jodido, le podés preguntar, mientras les mostrás un video con sus declaraciones, si las cosas que pasaron son esas que él decía que no iban a pasar, cuando estaba en campaña. Quizás estoy pidiendo mucho.
¿Y entonces qué es? Y bueno, qué sé yo. Capaz que un poco de todo eso, hecho con algún otro propósito. Tal vez, la función del periodismo sea investigar, denunciar públicamente y demostrar con pruebas las injusticias. Claro que para eso tiene que informar o difundir las pruebas de la injusticia. Claro que tiene que opinar. Pero con fundamentos basados en hechos demostrables, no hipotéticos o especulativos. Y desde ya que tiene que preguntar. Pero para indagar con el fin de encontrar esas pruebas que demuestren lo injusto.
¿El periodismo es curioso? ¿Inquieto? ¿Y aterrador? ¿Tiene que darle miedo a los poderosos? ¿Tiene que hacer justicia? Yo pienso que sí. Y por eso me parece que está bueno que se visibilice la miseria mercantilista de este tipo de negocio de la noticia infame y ligera, el rumor reemplazando al hecho y el condicional a la aseveración. Está bueno porque así no permitimos que se confunda al periodismo con un montón mercenarios faranduleros a los que el fútbol y el periodismo les importa poco. O por lo menos, así lo veo yo.