Verdes y celestes, de un lado y del otro se hizo el aguante a la sesión histórica por la legalización del aborto en un miércoles grisáceo. Unos con batucadas y gliter, otros con ceremonias y mucha presencia policial.
El periplo de las delegaciones santafesinas estaba citado para las ocho de la mañana para salir desde el rectorado de la UNL. Terminarían llegando alrededor de las 16, cuando la ventisca fresca empezó a mutar a llovizna persistente.
HOY ES EL DÍA
La marea verde santafesina lista para embarcarse rumbo a Buenos Aires. Hoy quedate con Pausa, te vamos a mostrar todo lo que pase adentro y afuera del Congreso. pic.twitter.com/rjSNRDzCfY
— Periódico Pausa (@PeriodicoPausa) August 8, 2018
A esa hora ya había muchísima gente del lado destinado para los que apoyan el proyecto de ley, entre ella, algunas caras conocidas como Sergio Malonado, la directora de cine Lucrecia Martel y las actrices Érica Rivas y Valeria Bertucceli, recientemente aunadas en una denuncia por malos tratos en contra de Ricardo Darín.
Al mismo tiempo que desde el lado verde se complicaba avanzar hacia las cercanías del congreso, los celestes gozaban de un espacio más generoso para transitar.
A todo esto, los senadores seguían orando. El lado celeste hacía lo propio:
LA ORACIÓN
Fuerte impronts religiosa en el lado celeste, con rezos en vivo. pic.twitter.com/cwCnyBpxjK
— Periódico Pausa (@PeriodicoPausa) August 8, 2018
Las antenas de redes móviles no daban a basto y mandar un mensaje de WhatsApp era prácticamente una conquista, como acercarse al Congreso o encontrarse con alguien en un punto determinado. No obstante, en la calle había mucho que ver: paredes intervenidas, mensajes para los senadores y muchísimas chicas chicas comprometidas con una lucha.
Las dos cuadras de congregados celestes reculó parcialmente cuando la noche se iba arrimando, las incontables cuadras verdes todo lo contrario, vieron su ánimo todavía más revolucionado. Así estaba la calle, en ese momento:
Amén de las vistosas y cuantiosas movilizaciones en la calle, no solamente a público general y periodistas, sino también a estampitas de los derechos humanos como la estoica Norita Cortiñas, que esto le decía a Pausa, cuya cobertura estaba tanto afuera como adentro: