El Indio Solari habló sobre su salud, el gobierno de Macri, el aborto y la posibilidad de volver a tocar en vivo.
A poco menos de un año de la última entrevista que dio, el Indio Solari organizó un mitin en su casa recibiendo a FM La Patriada, Redonditos de Abajo, el histórico blog de fans que transmite las informaciones oficiales, La Garganta Poderosa, y Somos Radio, la AM de Madres de Plaza de Mayo.
Una de las primeras cosas que expuso fue el criterio a partir del cual eligió hablar con medios alternativos y comunitarios: “Hay una inercia cuando uno se presenta en los medios oficiales que yo podría haberla evitado hace mucho tiempo. La gente que recién comienza lo hace para tener promoción, y se supone que esos medios abarcan un radio de acción mucho más grande. En algún momento me tenía que dar cuenta de que no necesito eso”.
Desidia e intereses previos
Una semana después de sacar su quinto disco como solista, actualizó de alguna forma su parte médico diciendo que “las enfermedades no traen nunca buenas noticias, hay que asumirlas”, en línea con lo que había dicho en su entrevista anterior, que no estaba pasando un buen momento, tanto por cosas del orden privado como por la situación social del país.
Acomodado en un sillón de su sala de “juego”, en la que el cantante paranaense de 69 años se pasa los días grabando, pintando o escribiendo, charló durante casi dos horas con sus invitados. Una de las primeras inquietudes que surgió lo llevó a opinar acerca del gobierno encabezado por Mauricio Macri: “Para mí, este es un gobierno que está obrando con mucha desidia e intereses previos. No me alcanzaría el día para poner adjetivos que no son fastos, hay gente que está sufriendo mucho. La mayoría de la sociedad, a excepción de los que están beneficiados por esto, está sufriendo de una manera muy dolorosa. He pasado momentos muy similares en mi vida y que terminaron muy mal, sobre todo para los jóvenes”.
Esta nota en su casa de Parque Leloir tuvo momento la mañana siguiente a los ataques durante el estreno de El camino de Santiago, por lo que, con una sensación muy fresca dijo estar sorprendido del “asunto de Santiago Maldonado: que alguien que está muerto nade contra la corriente, se hace muy difícil de entender”.
Y además: “Hay gente esperando que el gobierno les dé lo que creyeron que les iba a dar. Hay gente que dice: ‘demos más tiempo’. Yo no tengo tiempo, soy un hombre grande. Espero que la gente que no tiene poder se dé cuenta de que puede tener poder si se une a otros que están sufriendo la paternidad de esta gente a la que no le importa una mierda nada”.
TV führer
Las muertes de Javier León y Juan Bulacio durante su último concierto en 2017 en Olavarría pusieron al ex redondo bajo la lupa. El juicio no se dio hasta ahora en ningún tribunal más que el mediático. Y aunque en algún momento amagó con renunciar a declarar públicamente, una referencia que se “sienta en la mesa” de Discépolo, Boca y Perón (como tuitea Andrés Calamaro), los actores sociales que se identifican con él necesitan escucharlo. Históricamente renegado de la lógica de los medios hegemónicos, aseguró que estos ya “no son el cuarto poder, son el arma fundamental de los poderosos del mundo”. “En la mentalidad de un artista popular, tengo mi paranoia, pero creo que por más de que uno sea paranoico, puede ser que te estén siguiendo también (…) Las empresas de prensa, la prensa hegemónica, han volteado gobiernos”.
¿Y las luchas actuales?
Indio grabó cantidad de canciones, a lo largo de 15 discos de estudio, en los que se presentan variedad de personajes femeninos que, como pasa muy comúnmente, podrían haber envejecido mal si se los repasa desde una perspectiva de género. Pero no. Sus pronunciaciones ascienden la lucha feminista a “estupenda”, aunque es probado que esto no es garantía de nada, hasta ahora no hemos conocido ninguna acusación al respecto en su contra.
No esquivó el bulto cuando le preguntaron qué pensaba sobre el proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo: “Por supuesto que apoyo, para que no exista ningún otro riesgo, a pesar del riesgo que corren cuando están siendo atendidas por una señora del barrio con un perejil y un alambre ¿Quién puede tolerar eso?”.
Asimismo, y en vistas a las causas que van por la ampliación de derechos, le parece que la legalización de la marihuana es la solución lógica al flagelo que presuntamente se solucionará llenando la calle de militares: “Me sorprende que no se legalice una plantita. Que la persona que fuma tenga dos plantas en su casa es más lógico que dejarlo en mano de los vendedores de droga”. Corta.
DJ Martini (uno de sus tantos seudónimos) contó, durante el rato que dedicó a hablar de mujeres, la versión definitiva de su encuentro con una de las más importantes de nuestra historia. Fue cuando vivió en Santa Fe. Sí, el Indio vivió en Santa Fe, cuando era bebé: “Eva no está en la tapa porque están mis viejos. Bueno, resulta que en una gira que ella estaba haciendo en vistas a unas elecciones y llegó a una fiesta que organizaba el correo, donde mi papá tenía un cargo ejecutivo; esto es algo que me cuenta mi familia, naturalmente yo no me acuerdo, pero resulta que naturalmente Eva se acerca a mi madre y me alza en brazos, eso fue todo”.
Rascando la papa
Su fama, el parkinson y su edad (69) hacen que haya un tema recurrente que llegó hasta el título del disco: “La muerte, cuando uno tiene la edad como yo, empieza a estar medio cerquita. Estás en una fila y pedís que los de atrás no empujen, pero nada más. Cuando sos joven ni se te ocurre, es algo sujeto a la ley de accidentes o las sorpresas que la vida te da. Por ahí el dolor jode más que la muerte, porque la muerte es entendible. Uno vuelve a este restorán de la naturaleza donde nos comemos unos a otros, y uno acepta el juego en el que está metido porque no le queda otra alternativa”.
A pesar de que una palabra tan contundente como “muerte” no deje mucho lugar a la duda, sus letras no pasan cabida a interpretaciones finales ni a la literalidad de sus palabras, pues juegan su propia partida planteando un uso muy propio de las herramientas de las que todos disponemos pero que, mayormente, usamos en automático: “La gente que escribe la lírica de las canciones, como los poetas, se va enterando de qué se trata cuando lo van escribiendo. No está para ser entendido lo que yo digo, sino para imaginar. Yo tengo que dar un puzzle, un mandala, un oráculo. Probablemente yo podría intentar explicarte, porque tengo para mí las respuestas, pero no las quiero hacer públicas, porque acotan la posibilidad de que la gente imagine. Lo que me interesa es detonar la imaginación de la gente”.
Y el futuro, ¿va a llegar?
Cuando se conoció la noticia de que iba a hablar, la duda más latente, además de la de su estado de salud, pasaba por saber si se confirmaría una nueva misa, una noche más de rocanrol, escabio y carne entre panes. A pesar de que tiene dos libros en producción (su biografía y una especie de cómic), eso que quería saberse lo empezó a largar de a poco: “El lugar más cómodo que tengo sobre la faz de la tierra es el escenario, no sé por qué. Quizás porque lo que me pasó fue creciendo paulatinamente, no es que un productor me puso de moda ni qué catzo. Empezamos con Los Redondos en un lugar para 100 personas, después había 150, de repente fuimos para uno de 300. La gente nos fue llevando sin darnos cuenta a ámbitos más grandes”.
Hasta que en un momento, dijo que “probablemente haya alguna despedida”, no sin dejar la picazón propia de la incertidumbre: “Pero en este momento no tengo idea. Seguramente, lo primero que haya es un streaming para ver en qué condiciones estoy, a ver si puedo estar tres horas seguidas arriba de un escenario”.
El nuevo disco
Habiéndose cumplido en estos días 17 años del último recital con la banda que lo condenó al éxito (esto para el Indio es más concreto que una frase hecha), El ruiseñor, el amor y la muerte es, probablemente, el más ricotero de sus discos desde que es solista. Subibaja de humores, canciones de estadio, frases para pintar banderas, el disco es completísimo.
Si él habla de los Fundamentalistas del Aire Acondicionado ya como su banda, es claro que al tiempo que conduce este proyecto destila un imaginario preexistente, por ejemplo, con la vuelta de la Gran Lady en el tema que titula al disco que, a su vez, monta un clima que podría ser el epílogo de “La pequeña novia del carioca”.
El primer tema es “Pinturas de guerra” y desde el vamos tira cascotazos a todos los que mienten “a gusto del poder”, a los que le gustaría poder atormentar una vez que esté muerto, situación que orienta la mayoría de las canciones, como la que sigue en el tracklist, por ejemplo, “La oscuridad”. “¿Habrá después?”, se pregunta, esperemos que sí. De la dulce melancolía pasa a una coda para cantar apenas chupado pegándole a la mesa, “El callejón de los milagros” que bien podría haber sido un tema solista de Skay.
Siendo explícito (gobiernos de mierda en “Strangerdanger”), con motivaciones dispares (el descubrimiento del LSD en “El tío Alberto en el Día de la Bicicleta”) y más aventuras de personajes conocidos de discos anteriores (“Panasonic y el mundo a sus pies”), a esta altura, ya nos olvidamos de la tristeza gracias a un volantazo premeditado: “Evaluando cómo veníamos dije ‘bueno, vamos a levantar un poco’, ¿eh?”. Y se termina allá arriba con una seguidilla de rocanroles que alcanza el clímax en “El que la seca la llena”. Quien escuche El ruiseñor… seguramente lo disfrutará, pues se hace difícil distraerse.