El cálculo se desprende de la memoria 2017 de la UNL, las actas paritarias de la Conadu y los datos de la canasta básica de julio de 2018. En desmedro de la calidad educativa, la docencia universitaria es un segundo trabajo.
La docencia universitaria no puede ser una carrera, sino a muy largo plazo: en el presente, los salarios no alcanzan siquiera para sostener a una sola persona por encima de la pobreza. El 52% de los docentes de la Universidad Nacional del Litoral cobra salarios iniciales –sin antigüedad– menores a $6515, monto en el que el Indec traza la línea de pobreza para un adulto a julio de 2018.
Según el Informe Institucional 2017 de la UNL, revistan como docentes de la instutición unas 3571 personas, que el año pasado tuvieron a su cargo a 48.169 estudiantes, entre ingresantes, cursantes y egresados en ese mismo año. En contra de lo que señaló el ex rector Albor Cantard, el promedio de estudiantes por docente en la UNL es de 13,48 estudiantes por docente. Una cifra sensiblemente mayor a "poco menos de nueve", el promedio aducido por el actual diputado nacional y ex secretario de Políticas Universitarias.
Sin embargo, en la composición de cargos y dedicaciones de esos 3571 docentes está el meollo de la cuestión. La docencia universitaria se organiza según los cargos –las responsabilidades en el funcionamiento de una cátedra– y las dedicaciones –el tiempo de trabajo que se remunera para cumplir esas funciones. Un titular tiene mayores responsabilidades que un auxiliar, que ni siquiera debería dar clases. Una dedicación exclusiva (40 horas a la semana) implica una serie tareas que no puede afrontar quien tiene una dedicación simple (10 horas a la semana).
En la UNL, sus 3571 docentes se dividen del siguiente modo:
Exclusiva | Semi | Simple | |
Titular | 4,65% | 2,97% | 3,56% |
Asociado | 2,86% | 0,95% | 1,06% |
Adjunto | 6,97% | 5,60% | 9,49% |
JTP | 5,46% | 10,31% | 25,71% |
Auxiliar | 1,32% | 2,97% | 16,13% |
El grueso de la docencia de UNL (55,95%) le dedica 10 horas nomás a su trabajo académico. El cargo más común es un cargo bajo en responsabilidades y dedicación, el Jefe de Trabajos Prácticos con dedicación simple. Al menos, así es en lo formal: dentro de la academia se sabe que más de una cátedra está sostenida en realidad por el trabajo de los JTP, mientras que los titulares lucen sus plumas en menesteres más elevados.
Sin embargo, contando la cláusula gatillo aplicada sobre el salario inicial de 2017 y el aumento de 5% impuesto a cuenta de la paritaria de 2018, y considerando que la última suba de 5,8% se cobrará recién en septiembre, los salarios iniciales de los asociados, adjuntos, JTP y auxiliares están todos por debajo de la línea de pobreza según los datos de Indec de julio de 2018 y la grilla salarial de Conadu. Este grupo suma el 52,39% de los docentes de la UNL. En general, son la mayoría de los docentes en casi todas las universidades.
Un asociado con dedicación simple tenía en ese mes un sueldo inicial de $6207. De ahí para abajo, los sueldos son menores hasta llegar al auxiliar y sus $3953. Dentro de las dedicaciones simples, sólo el titular supera la línea de pobreza, ya que a julio tenía un salario inicial neto de $6957.
De más está decir que los docentes universitarios no puede ser nunca único sostén de hogar. Si tienen dedicación simple, no pueden sostener una familia promedio Indec ni siquiera por encima de la línea de indigencia, que fue de $8118,57 en julio. De hecho, si son el único sostén familiar, sólo desde los profesores adjuntos con dedicación exclusiva para arriba se supera, siempre considerando el sueldo sin antigüedad, la línea de pobreza. El adjunto con 40 horas de dedicación semanal cobra un sueldo inicial de $21.818, mientras que a julio de 2018 la línea de pobreza para una familia tipo, según Indec, se trazó en los $20.134.
Dicho de otro modo: apenas el 14% de los docentes de la UNL pueden ser por sí mismos sostén de una familia que esté por encima de la línea de pobreza del Indec.
Los Lores y la gleba
Los cargos directivos de las universidades se eligen democráticamente, pero en divisiones estamentarias. Un JTP no puede decano o rector, para eso hay que subir a los cargos superiores. La división interna del trabajo académico se nota de forma palmaria en este cuadro, que muestra cómo entre bueyes no hay cornadas.
Exclusiva | Semi | Simple | |
Titular | 41,60% | 26,57% | 31,83% |
Asociado | 58,62% | 19,54% | 21,84% |
Adjunto | 31,60% | 25,38% | 43,02% |
JTP | 13,17% | 24,85% | 61,99% |
Auxiliar | 6,45% | 14,54% | 79,01% |
El cuadro refiere a cuantos docentes en cada categoría tiene qué dedicación. En rojo están los máximos de cada categoría: la mayoría de los titulares y asociados tienen dedicaciones exclusivas, mientras que, en el otro extremo, la mayoría de los adjuntos, JTP y auxiliares tienen dedicaciones simples.
Quienes tienen por sus cargos el dominio político de las universidades son quienes a su vez se otorgan las dedicaciones más grandes, mientras que quienes no pueden acceder a los altos cargos de funcionariado deben sostenerse con los cargos de menor dedicación. La situación se repite en la mayoría de las universidades, hemos tomado aquí el informe que corresponde a la nuestra región. Muchas veces, en consecuencia, estos docentes, que son la mayoría de las universidad, itineran por diversas unidades académicas sumando cátedras diversas para poder juntar un salario, con el daño que eso produce en lo relativo a la especialización y el desarrollo de la investigación y la extensión universitarias.