El país se está vaciando aceleradamente. Entre enero y julio se fugaron 20.027 millones de dólares, un 97% más que en igual período de 2017. Es la mayor fuga de capitales en ese período desde 2003, según datos del Banco Central.
Sin contar la última corrida cambiaria de agosto resultante del primer paso en el desarmado de la burbuja de Lebacs, entre enero y julio el Banco Central de la República Argentina contabilizó 20.027 millones de dólares fugados en concepto de "formación de activos externos del sector privado no financiero". Es decir: dólares que sacan para afuera los que no son bancos. La cifra casi duplica los 10.152 millones fugados en igual período de 2017 y es la más alta para ese período desde que hay registro (2003).
De hecho, por sí mismos, esos 20.027 millones fugados sólo son superados por las fugas anuales récord de 2008, 2017 y 2011, en ese orden. Sin embargo, de mantenerse el mismo ritmo de fuga, para fin de año la sangría de dólares sólo en este concepto superará los 34 mil millones de dólares. Sólo en julio se fugaron 3351 millones de dólares. Es de esperar que en agosto la cifra sea similar o mayor, sobre todo si se observa la pequeña corrida cambiaria posterior al último vencimiento de Lebacs.
Falta sumar además la feroz pérdida comercial por el rojo de importaciones sobre exportaciones (que suma 5867 millones entre enero y julio y se encamina, también, a romper el récord negativo de... 2017), los dólares que se van por gastos en tarjeta de crédito y turismo y, finalmente, los dólares que hay que tener disponibles para pagar los préstamos externos que vencen en este año, cuya enorme mayoría tomó el gobierno en funciones.
Mientras tanto, desde enero de 2016 a la fecha, el Banco Central incineró $453.193.421.052 sólo para pagar los intereses de las Lebacs que puso en circulación. Son cuatrocientos cincuenta y tres mil ciento noventa y tres millones y algo más de pesos –más o menos dos prespuestos 2018 de toda la provincia de Santa Fe– entregados a especuladores con el supuesto fin de controlar la inflación y contener el tipo de cambio. Pero con todos los controles de cambios licuados y la apertura total al ida y vuelta de capitales golondrina, esa burbuja se volvió una bomba especulativa. Y desde que asumió Macri el dólar triplicó su valor y la inflación siempre estuvo por encima del porcentaje heredado en 2015. Otra vez el monetarismo muestra su fracaso.